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No solamente es el comercio, también son los servicios
El fenómeno de relocalización es real, va a generar inversión, crecimiento y empleo. No obstante, su expansión hacia otras zonas del país, como las del centro-sur o el occidente es posible, pero limitada...
Hace rato que el economista Dani Rodrik, originalmente la voz crítica de la globalización, elabora argumentos en el sentido de que necesitamos nuevas políticas de desarrollo para responder a los cambios en los procesos económicos globales, especialmente en las economías emergentes. Rodrik utiliza justamente el caso del sector manufacturero mexicano para ilustrar que incluso cuando cuenta con empresas de alta tecnología eso no se traduce en mayor competitividad para el resto de la economía, ni en una gran derrama para el resto de las empresas. Este economista advierte que este fenómeno se va a acentuar en el futuro, cuando estas firmas utilicen tecnología todavía más sofisticada y cuando los flujos comerciales disminuyan como resultado de la regionalización.
Lo que tienen que hacer los países, en esa lógica, es habilitar a las empresas locales de servicios, medianas y pequeñas, para que sean más productivas. De esta manera, algunas podrán integrarse a las cadenas globales de valor y otras deberían ser capaces de sobrevivir y crecer en el mercado interno. Los sectores donde mayor probabilidad existe para ello son los relacionados con el combate al cambio climático, porque van a tener financiamiento, y los servicios de alta especialización, como los financieros, ya que generan efectos multiplicadores en el resto de la economía. Esto es, el sector exportador puede ser un importante generador de empleo, pero necesariamente va a excluir de su dinámica a buena parte del resto de la economía. Por eso se debe promover la inclusión y la innovación en otro tipo de sectores.
Para el caso mexicano esta discusión es más que relevante. El fenómeno de relocalización es real, va a generar inversión, crecimiento y empleo. No obstante, su expansión hacia otras zonas del país, como las del centro-sur o el occidente es posible, pero limitada; más aún, su llegada a las demás regiones será mucho más lenta. Por eso, se requiere detonar otros motores de crecimiento interno, distintos a los flujos comerciales con Norteamérica, o los que ya están maduros, como el turismo. Algunos son evidentes, como la construcción de vivienda, que disminuyó de manera importante en los últimos años, o la economía circular que requiere de mejor regulación, políticas industriales y financiamiento para detonar. Otros son los que tienen que ver con industrias disruptivas ligadas a la economía digital. En ellas no solamente se pueden generar empleos de buena calidad, sino también ampliar las oportunidades económicas de todas las personas.
El caso de las finanzas digitales, es un buen ejemplo de esto. A través de la digitalización del sector financiero es posible generar inclusión en el corto plazo y garantizar oportunidades de crédito, ahorro y seguros para millones de personas, que hasta ahora no han tenido acceso a ellos. Eso impulsa la competitividad de la economía popular al ampliar las oportunidades de personas y empresas para participar en negocios y procesos digitales. Además, conlleva en el uso de efectivo, lo que facilita el avance hacia negocios más formales y estables.
La discusión sobre cómo habilitar la digitalización en el sector financiero tendría que ser una de las prioridades en el proceso de planeación que se desarrolla para transitar a la nueva administración. Distintas empresas que hoy operan en México han sido parte de la transformación digital de otras economías latinoamericanas, escuchemos sus experiencias. Esto requiere reunirse y conocer la perspectiva de empresas de finanzas digitales que pueden mejorar la oportunidades de las personas de beneficiarse de una economía estable y que pueden contribuir a generar crecimiento económico en más sectores.
X: @vidallerenas