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Opinión

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Pymes, destino incierto

Cristina es una pequeña empresaria que inició su negocio hace 29 años. Es una emprendedora, curtida por algunas de las crisis económicas más severas que se han registrado en México, que a pesar de todo no lograron que sucumbiera, como miles de pymes que nacieron y murieron en las últimas tres décadas. Sin embargo, hoy frente a la crisis económica que se avecina, provocada por la pandemia del coronavirus, Cristina, por primera vez, teme que en esta ocasión no logre superarla.

No obstante, como la mayoría de los microempresarios mexicanos, con el optimismo que los caracteriza, expresa con desazón: “Ya hemos salido de muchas”.

La pyme de Cristina forma parte de la estadística. Las pymes representan 99% del sector privado y 52% del empleo. Son un eslabón muy importante del aparato productivo.

Son importantes en la estadística. Pero en los hechos, nadie las apoya, todos abusan de ellas y tienen que superar toda clase de obstáculos. También forma parte de la potencial oleada de mortandad de pequeños negocios que dejará la estela del coronavirus.

Cristina no lo sabe, pero de acuerdo con proyecciones de analistas especializados, la crisis económica que provocará en México el Covid-19 derivará en la quiebra y el cierre de alrededor de 150,000 pequeñas y medianas empresas. Son cálculos preliminares y es muy probable que sean muchas más.

Cristina y su pyme pudieron sortear la crisis económica del 2008-2009. Aquella que estalló en EU con las hipotecas subprime y se agravó con la quiebra de poderosas firmas financieras estadounidenses. En México se registró como la peor recesión económica en 70 años, hasta ese momento, con devaluaciones consecutivas que hicieron perder 50% de su valor al peso frente al dólar.

Esa crisis también se resintió con otra epidemia, la del H1N1, que detuvo parcialmente y, por un periodo más bien corto, las actividades productivas.

Con todo y su gravedad, la pyme de Cristina logró sobrevivir como también lo hizo en 1994 con la crisis conocida como el error de diciembre al final del sexenio de Carlos Salinas de Gortari e inicio de la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Hoy, en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, Cristina, observa cómo cada día se complica el futuro. Su futuro como empresaria, el futuro de su negocio, el futuro de sus empleados. El inesperado, obligado e indefinido paro de labores, porque luego de un par de semanas de inactividad, todavía no se sabe exactamente cuándo podrá volver a sus actividades normales, es lo que más le preocupa.

A los salarios de la decena de trabajadores que tiene hay que sumarle la deuda con sus proveedores, la caída vertical de sus ventas, el pago de los impuestos, más los gastos fijos de agua, luz, gas, Internet, etcétera.

Por el número de empleados su empresa está considerada como una microempresa, pero por el monto de ventas que logra cada año, cae en el perfil de una pequeña empresa.

Cristina asegura que su proyecto empresarial le ha dado más que utilidades, enormes satisfacciones porque le ha permitido emplear a muchas personas que en la vorágine de las crisis económicas cambian de trabajo incesantemente.

La incesante rotación que para unos es la eterna esperanza de mejoría y para otros es el dolor de cabeza de la infinita capacitación desde cero, a los nuevos empleados. Su principal reto ha sido la sobrevivencia, a los fenómenos de los que poco entiende y que todos conocen como crisis económicas.

La existencia de la pyme de Cristina, como la de todas las pymes, ha sido una carrera de obstáculos. Desde las extorsiones de inspecciones y autoridades locales y federales, la concentración de los mercados y el abuso de las medianas y grandes empresas que siempre se recargan en “sus proveedores” para financiarse y los traen a las vueltas con pagos a los tres, cuatro y hasta cinco meses. Y por si fuera poco, los constantes cambios fiscales, que además de no simplificar el pago de los impuestos los encarecen y los hacen más difíciles de cumplir.

El panorama hoy para Cristina y su pyme, igual que para miles o millones de pymes, es desolador. La inactividad y la incertidumbre las están matando.

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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