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Opinión

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¿Qué hacer con el mercado de derivados?

A fallas en el funcionamiento de estos mercados de crédito se atribuye parte importante de la crisis financiera que inició en Wall Street, en el 2008.

El fin de semana, en la reunión anual de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles, en los Cabos, tuve la oportunidad de discutir con colegas de los mercados financieros la situación actual y perspectivas de los derivados financieros no organizados o OTC. Se trata de mercados enormes y de gran importancia en el funcionamiento de la economía capitalista, donde instituciones financieras, empresas e individuos comercian a través de contratos bilaterales sujetos a la ley de quiebra que representan riesgos de tasas de interés, tipos de cambio, crédito, capital y mercancías básicas. Con reglas de juego adecuadas, estos mercados hacen más eficiente la economía, pero también son peligrosos y pueden tornarse en riesgo sistémico a la estabilidad financiera y económica o armas de destrucción masiva , según Warren Buffett.

Este mercado es enorme. En diciembre del 2011 el valor nocional de operaciones OTC fueron US648 trillones, 11.5 veces el PIB del mundo, US504 trillones derivados de tasas de interés,US63.3 trillones de tipos de cambio, US28.6 trillones en derivados de crédito, US5.98 trillones en derivados de acciones y US3 trillones en derivados de mercancías. La mayor parte de este valor nocional es redundante; ya que parte de la posición de riesgo de un agente con otro individuo, se cancela con una posición inversa con otras contrapartes. El valor consolidado del mercado era US27.3 trillones, 50% del PIB mundial. Inglaterra es el país donde se registra el mayor valor de estos mercados, seguido de Estados Unidos, algunos países de la eurozona y Japón.

El problema con estos mercados es que generan lo que los economistas llaman una externalidad de riesgo de contrapartes, una situación que surge porque la probabilidad de default de un contrato OTC aumenta cuando una de las partes realiza contratos similares con otras contrapartes. Por ejemplo: el agente A entra en relación con el agente B, también en un contrato similar con el agente C. Esta última operación le genera una externalidad al agente B, ya que su capacidad de cobrar a A dependerá de lo que ocurra en la relación de los agentes A y C. La falta de datos públicos sobre la exposición de riesgo total de los agentes genera incentivos que llevan a una de las partes a adoptar un endeudamiento o apalancamiento excesivo sin conocimiento de la otra parte.

En condiciones de información, el sistema de precios corrige esta situación mediante la exigencia de más colateral o límites de posiciones a las contrapartes en relación con el riesgo total. El mercado OTC es opaco porque las condiciones de competencia propician una producción subóptima de información.

Esto no sólo es posibilidad teórica. Ejemplos son los casos de AIG, en EU, y Comercial Mexicana, en México. Puede demostrarse que para evitar estos riesgos, los mercados OTC de productos estandarizados, como Swaps y Forwards de tasas de interés y divisas, deben operar mediante una contraparte central y mayor transparencia. La contraparte central es vendedor del comprador final y comprador del vendedor final, consolida posiciones y observa todo o una gran parte del riesgo total de los agentes. Todas las operaciones en los mercados OTC deben enviarse a un depósito de información al cual tendrán acceso los reguladores y los agentes económicos. En esa dirección se mueve la reforma Dodd Frank del Wall Street en Estados Unidos, y la EMIR de la Unión Europea.

rfeliz@eleconomista.com.mx

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