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Qué tan favorable es el efecto de la experiencia previa en las decisiones económicas y financieras
La vida sólo puede entenderse hacia atrás; pero hay que vivirla hacia adelante”.
Sören Kierkegaard, filósofo danés.
Es común decir que “aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla“. Esta aseveración parte del principio de suponer que, a partir del reconocimiento de los eventos del pasado, las personas somos capaces de aprender de los errores o aciertos y evitar así incurrir nuevamente en decisiones incorrectas, evitando patrones o circunstancias que antes nos generaron efectos negativos.
Sin embargo, en los hechos esta aseveración ha mostrado ser imprecisa; porque aun suponiendo que hay personas que analizan puntualmente los eventos del pasado, la naturaleza de la información de que se dispone puede ser simultáneamente imprecisa y objeto de interpretaciones sesgadas, lo que anularía la posibilidad de obtener información objetiva y precisa para analizar decisiones futuras. Así como que la información así obtenida, se reserva de manera puntual para acceder a ella y extrapolarla a decisiones presentes.Pero incluso, más allá de la interpretación de los sucesos que nos lleven a determinar las causas de un resultado negativo o adverso en el pasado, existen elementos de la conducta de las personas que llevan a que éstas, sistemáticamente, repitan patrones, inclusive aquellos que han mostrado ser notoriamente ineficaces y han tenido como consecuencia resultados negativos.
En el artículo Those Who Learn from History Are Doomed to Repeat It, de Fabozzi et al, se presentan los hallazgos una investigación que concluyó que, tratándose de decisiones de inversión, la mayor influencia en nuevas decisiones es la memoria del inversionista, la que representa más de 80% de la decisión presente. Se encontró también que, dadas las características del proceso de decisión de las personas, los patrones neuronales tienden a establecer rutas de manera consistente y ello implicaría que la capacidad de aprendizaje de decisiones pasadas, para la corrección de errores del pasado, los caminos de memoria neural frecuentemente llevan a una repetición de las decisiones y consecuentemente, de los resultados.
El estudio encontró que para que la memoria de largo plazo funcione como un mecanismo de corrección en el presente, requiere ser frecuentemente recordada y recuperada. Cuando se trata de decisiones que presentan un espacio de tiempo relevante, una buena parte del aprendizaje que se pudo haber obtenido, se olvida selectivamente y se recurre por lo tanto más a los patrones neurales de decisión, que se utilizaron en el pasado.
Como una prueba sobre la consistencia de los patrones de decisión, se analizó el comportamiento de inversión durante las burbujas especulativas de las cotizaciones del Bitcoin en cinco periodos diferentes; encontrándose que la estructura del movimiento especulativo es sumamente consistente en su comportamiento; lo que implicaría que los inversionistas, en cada uno de estos momentos, repitieron sus conductas de inversión del pasado, casi de manera sistemática, sin presentar una muestra de aprendizaje de las lecciones negativas que enfrentaron en periodos anteriores.
La conclusión general del estudio, que evidentemente requiere verificación y estudios posteriores de confirmación, es que ante decisiones de inversión las personas se comportan mayoritariamente también de manera similar a cómo se comportaron en el pasado, aun cuando ese comportamiento en el pasado haya provocado efectos financieros adversos.
El estudio es relevante porque muestra cómo la experiencia, al igual que la información, no garantizan necesariamente mejores decisiones de inversión (y en general en ningún tipo de decisiones). Parafraseando la cultura popular mexicana, parecería que nuestros patrones de decisión neuronal, nos llevan en la mayoría de los casos, a “tropezar con la misma piedra”.