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Opinión

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Recuperación cambiaria

Si mejora el clima de inversión, habrá mayor flujo de capitales. ¿Qué consecuencia tendría esto sobre el tipo de cambio?

La apreciación del peso frente al dólar ha sorprendido a varios observadores, sobre todo los que comparten una cierta sabiduría oficialista que el abaratamiento de la moneda nacional significa una oportunidad para animar un mayor crecimiento, vía el sector externo. Vaya, hasta ha regresado el uso de aquel desafortunado súper-peso .

Pero esta sabiduría parece tener la lógica cambiaria al revés. La depreciación del peso no era, ni es, punta de partida para agilizar la recuperación. Más bien, el tipo de cambio, como fiel espejo del entorno económico, está reflejando los fenómenos de recuperación de actividad económica, mayor flujo de inversión, y una relativa estabilidad del sistema de precios. Estos factores inciden en conjunto para generar un escenario de apreciación cambiaria, sobre todo ante la patente irrealidad de los niveles que había tocado el tipo de cambio hace, digamos, 18 meses.

Pero para el oficialismo cambiario, con su aparente deseo de lograr un tipo de cambio barato para poder privilegiar los términos de intercambio, esto representa un dilema fundamental. Por un lado, se escucha que, a pesar de la crisis, un tipo de cambio competitivo será la base para desarrollar una recuperación más ágil, más constante. Por otro lado, al darse esa recuperación, la consecuencia natural es que el tipo de cambio mejore su cotización en el mercado internacional, o sea, que éste se aprecie contra el dólar (y otras monedas). Pero, por hipótesis, esta apreciación estaría echando abajo la supuesta base de la recuperación, el tipo de cambio barato.

El factor cambiario, más bien, es una consecuencia, y no una causa, del entorno económico. Es natural que, de seguir la dinámica de la recuperación, de seguir una relativa estabilidad de precios, habrá una tendencia hacia la apreciación del tipo de cambio, pero como consecuencia, no causa. Y, nótese, aun así, la decisión de incrementar sustancialmente las reservas internacionales será un factor que inhiba la apreciación del tipo de cambio.

Es más, imaginemos un escenario donde se aprueba un proyecto de ley laboral importante, con todas las modificaciones correspondientes, y que la administración actual logra aprobar una ley de competencia con todos los aspectos que se pretenden; y, ya que se vale soñar, que retomemos la idea de una reforma fiscal basada en un impuesto único, con masiva simplificación tributaria.

El clima de inversión mejoraría considerablemente, y con ello, el flujo de capitales que entren al país buscando nuevos proyectos de inversión. ¿Y qué consecuencia tendría todo esto sobre el tipo de cambio? Es pregunta...

rsalinas@eleconomista.com.mx

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