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Opinión

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Responsabilidad y destrucción de la pluralidad

Me sorprende la borrachera de Morena y de quienes los acompañan: después del triunfo en la elección de junio van por todo, sin querer construir consenso alguno. ¿Cómo es posible que le nieguen voz a cuarenta por ciento de los ciudadanos que votaron por un país distinto al que enarbolan los oficialistas? Es contradictorio que pretendan a la vez un país donde caben todos y negar a los otros. En realidad, parecería que no pretenden un país que defienda la pluralidad, sino que quieren imponer una sola forma de entender el mundo: la suya. 

Pero estoy seguro de que en Morena no hay una sola mirada, al interior de la 4t hay personas con perspectivas distintas del futuro, pero parece que han escogido el silencio acomodaticio sobre la disidencia razonada. ¿Si piensan distinto, por qué callan? ¿De verdad vale más un puesto con sus privilegios que la coherencia intelectual y moral? Hay casos dramáticos: Marcelo Ebrard y su «no nos vamos a someter a esa señora», para luego volverse parte del gabinete de Sheinbaum sin rechistar, ¿de verdad está de acuerdo con la forma en que Sheinbaum le ganó la interna y luego ganó la elección presidencial? O está el caso de Encinas, que terminó aceptando casi en silencio que el ejercito no se toca. ¿De verdad está de acuerdo con la militarización? Y está el caso Zaldívar, que pasó de estar en contra de la elección de jueces por voto directo a defenderla en todos los foros. 

Hay muchos ejemplos de académicos bien reconocidos de la UNAM, del Colmex,  que en privado reconocen, por ejemplo, los mal diseñada que está la reforma judicial y que, sin embargo, aceptan, callados, encargos en los gabinetes. Me cuesta trabajo entender su razonamiento. ¿Será que prefieren acompañar la transformación para intentar que sea menos mala? Otra duda que me asalta: ¿Tendrán los arrestos para discrepar con la presidenta y las aplastantes mayorías de Morena y sus aliados cuando a todas luces sus reformas sean perniciosas?, ¿o se mantendrán callados, como hasta ahora, sin importar el daño que las reformas sin consenso le harán al tejido social, a las inversiones extranjeras directas, a la justicia, a la transparencia, a la equidad en los procesos electorales, al combate a la corrupción? Otra duda, ¿qué harán cuando atenten contra la autonomía de las universidades? 

Da tristeza intuir la poca responsabilidad histórica de muchas personas inteligentes. Lo cierto es que la realidad es tozuda y que tarde o temprano el silencio complice se volverá, en los que tienen algo de conciencia, culpa. Para el resto vamos anotando en la partitura que nos tocan los silencios que callan, porque llegará el momento de reprocharles su inmoralidad. El silencio no es una opción ante la violación de las libertades de los distintos. 

X: @munozoliveira

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L.M. Oliveira es escritor. Autor de "El mismo polvo" y "El oficio de la venganza". Es Titular A en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y El Caribe.

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