Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

Sabadazo en Chipre

Una solución razonable es gravar con una tasa de 16% los depósitos mayores a 100 mm o buscar vender más activos públicos, respetando el seguro de depósitos.

Quizás hoy la palabra sabadazo recuerde que en el México de los 80 y 90 significaba malas noticias, a veces muy malas.

El pasado sábado, los ciudadanos de la pequeña Chipre, Rusia y otros países con depósitos en los bancos de esa nación recibieron malas noticias.

Después de meses de negociaciones con la Troika -el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo-, el gobierno se comprometió a obtener 5,800 millones de euros mediante un impuesto a los depósitos de la banca, con un gravamen de 7.5% a los depósitos no mayores a 100,000 y de 9.9% al resto.

Chipre, que sólo representa 0.027% de la economía mundial, posee un sistema bancario enorme en relación con su economía mediante el desarrollo de la banca offshore en la región, dentro de la Unión Monetaria Europea. Los pasivos consolidados del sistema bancario superan los 120,000 millones de euros, algo más de 8.2 veces el PIB del país de 14,700 millones.

Se estima que una proporción importante de los depósitos bancarios son de ciudadanos y empresas de Rusia, asociados a actividades que en otros países se tipifican como lavado de dinero. Hoy se sabe que los bancos chipriotas manejaron mal estos recursos, imprudentemente colocaron más de 140% del PIB de Chipre en inversiones en bonos de gobiernos y bancos griegos, e igual que otras economías de la periferia europea alimentaron una gran burbuja en el sector de bienes raíces.

En junio del año pasado, el segundo banco más importante del país solicitó la ayuda del gobierno. Un análisis posterior encontró que a la banca le faltan 10,000 millones de euros de capital. La expansión del gasto público en los años de la burbuja de crédito y la recesión que le siguió han dañado seriamente las finanzas públicas, el déficit es de 5.6% del PIB, y la deuda pública supera 87% del PIB. Se estima que el rescate de la banca y el gobierno de Chipre requiere un paquete de ayuda de 17,200 millones de euros. Pero la Troika ofrece sólo 10,000 millones, porque el FMI ha calculado que ésa es la capacidad de endeudamiento tope del país. El resto debe levantarse internamente. Las medidas propuestas por el gobierno son elevar el impuesto sobre la renta, ventas de activos y el impuesto especial a los depósitos bancarios. En caso de aplicarse sería la primera vez que en el rescate financiero de un país europeo se afecten a los depósitos bancarios.

En el rescate de Grecia se forzó a los tenedores de bonos soberanos a aceptar una re-estructura con una quita importante de valor facial. En el caso de Chipre se calcula que una reestructura de bonos no genera suficientes ingresos, por lo que dada la peculiar situación del país los depósitos bancarios es una base fiscal atractiva. Sin embargo, gravar los depósitos menores a 100,000 personas viola el espíritu del seguro bancario que todos los países de la eurozona establecieron después de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre del 2008. La banca es un intermediario financiero frágil sujeto a equilibrios múltiples. Aun cuando es solvente puede ser objeto de una corrida que le lleve a la quiebra.

El seguro de depósitos y la línea de crédito del banco central es lo que la hace estable. En una decisión inteligente, el Parlamento de Chipre rechazó los impuestos a los depósitos. Pero todavía necesita encontrar 5,800 millones de euros para activar el paquete de ayuda financiera. Una solución razonable es gravar con una tasa de 16% los depósitos mayores a 100,000 millones o buscar vender más activos públicos, respetando el seguro de depósitos. Si se mina la credibilidad de este seguro, habrá una corrida bancaria, que contagiaría a países de la periferia.

refeliz@eleconomista.com.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete