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Se abren apuestas, ¿vas SOFIPO o BANCO?
“Alea iacta est”
Julio César
Los bancos tienen una historia larga en la humanidad, y bien pudiera pensarse que han sido los actores protagónicos de la conformación del sector financiero mundial, participando bajo sus distintas facetas que van desde las instituciones de banca múltiple privadas, las bancas especializadas y de inversión, las instituciones de banca de desarrollo y por supuesto, los grandes bancos centrales y el complejo sistema de pagos internacionales. En la otra esquina, mucho más jóvenes y de peso ligero, pero con un renovado ánimo se presentan como retadoras enmascaradas locales las Sociedades Financieras Populares o SOFIPOs. En el arbitraje, unas autoridades financieras muy pendientes del sano desarrollo de la justa siempre en beneficio del gran público, ¡entonces Let´s get ready to rumble!
En otras ocasiones hemos comentado acerca de la relevancia y peso específico que ambas figuras representan para el sector financiero mexicano, considerando entre otros aspectos el importe de sus activos, la cuantía de los recursos recibidos en depósito e incluso la cantidad de sucursales que reportan. Igualmente, hemos observado que no obstante la importancia que reviste la figura bancaria, hay entidades pertenecientes al sector de las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (SOCAPs) y de las SOFIPOs que superan a varias instituciones de crédito en este tipo de indicadores, ocupando posiciones superiores en algunos rankings e incidiendo en forma más directa en la inclusión financiera de ciertos sectores de la población.
El hecho es que los requerimientos y características del mercado están cambiando en forma acelerada y eso necesariamente implica reenfoques estratégicos para los distintos participantes de este sector en sus respectivos modelos de negocio. La realización de operaciones y prestación de servicios financieros a través de herramientas informáticas y remotas, así como la mayor transaccionalidad de transferencias electrónicas de fondos en comparación con la utilización de dinero físico en las operaciones ordinarias de la gente continúa acentuándose, incluso incentivada por la participación de competidores más recientes como como las Instituciones de Tecnología Financiera (ITFs) y las aplicaciones como CoDi y DiMo del Banco de México.
Primera caída. El proceso de autorización. Estructuralmente los procesos de autorización de las distintas entidades financieras son similares, guardando ciertas salvedades como la autoridad competente dependiendo de la entidad financiera de que se trate, o ciertos plazos aplicables y requisitos específicos de conformidad con la naturaleza de la entidad; sin embargo en el caso de las SOFIPOs, sí hay una diferencia importante y es el filtro previo que supone el dictamen favorable a ser emitido por una de las federaciones para poder ser integrado al expediente de solicitud a presentarse ante la CNBV. En otras palabras, a diferencia del proceso para la obtención de una autorización bancaria, en donde de inicio a fin será la propia Comisión la administradora de este, en el caso de las SOFIPOs hay que agotar el referido proceso previo. En ambos casos, la resolución se dará mediante acuerdo de la Junta de Gobierno de la CNBV. Cabe señalar que el proceso de autorización bancaria conlleva más complejidad por la naturaleza de la institución sobre todo en la medida en que vaya a realizar la mayoría de las actividades comprendidas en el Art. 46 de la Ley de Instituciones de Crédito (LIC). El capital mínimo regulatorio requerido en el caso de las SOFIPOs es de 100,000 UDIs, mientras que en el caso de las Instituciones de Crédito puede ser de 36,000,000, 54,000,000 o 90,000,000 millones de UDIs dependiendo de si buscan una autorización con objeto restringido (banca de nicho) o plenamente de banca múltiple.
Segunda caída. Habilidades y competencias. En el caso de las SOFIPOs, la Ley de Ahorro y Crédito Popular (LACP) establece en su Art. 36, 4 niveles de operación y en esa misma medida, las operaciones que en cada uno de ellos pueden ser realizadas, siendo importante enfatizar que en cualquiera de los casos, tratándose de una sociedad de nueva creación le será en su caso, autorizado el nivel I, sin perjuicio de pueda obtener en su momento, autorización especial adicional que le permita realizar alguna operación correspondiente a niveles superiores (por ejemplo, el atractivo negocio del otorgamiento de tarjetas de crédito). En el caso de los bancos, como ya se señalaba pueden ser autorizados de inicio con cualquiera de los tres alcances en términos de las operaciones que pueden ofrecer. El tema por destacar es que ambas instituciones pueden recibir depósitos del público, aunque en el caso de los bancos esta capacidad es universal y directa, a partir de la modalidad de objeto restringido con capital mínimo de 54,000,000 de UDIs, mientras que, en las SOFIPOs, desde el Nivel I de operación.
Tercera caída. Supervisión y garantías. La supervisión bancaria se hace en forma directa por parte de las autoridades financieras en el área de su competencia, mientras que, en el caso de las SOFIPOs, esta se realiza en cierta medida por las Federaciones bajo la figura de supervisión auxiliar y sin perjuicio de las facultades de supervisión directa que en todo momento mantiene la CNBV para efectos de la observancia de la regulación prudencial, y las otras autoridades en la materia de su competencia. En lo que respecta a los esquemas de garantía relativos a los depósitos recibidos, la banca cuenta con el seguro de depósito administrado por el organismo descentralizado denominado IPAB (400,000 UDIs por persona por institución) mientras que las SOFIPOs, con un Fideicomiso denominado Fondo de Protección que en caso de requerirse cubriría a los depositantes hasta por el importe de 25,000 UDIs.
Finalmente, ambas figuras presentan ventajas y desventajas, pero es claro que los servicios financieros digitales están presionando la recomposición del sector y la redefinición de las figuras que tradicionalmente han sido sus actores ahora en franco proceso de evolución. Se cierran las apuestas.
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