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Opinión

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¡Sí a la política industrial orientada!

Uno de los mantras de la revolución conservadora de finales de los años 80’s fue que la mejor política industrial era no tenerla. Como las fallas del estado eran imposibles de solventar, era mejor aceptar las de mercado y apostar la posibilidad del desarrollo a la apertura comercial. La política industrial, en esa lógica, sería inevitablemente capturada por intereses privados, que solamente se quedarían con las rentas, sin en realidad construir capacidades para competir. Eso significaba dedicarse a producir y vender solamente en sectores donde se tenían ventajas comparativas naturales, pero sin la posibilidad de construir otras endógenas. La mayoría de los países no siguieron la receta.

Corea y China claramente tuvieron intensas políticas industriales, que protegieron industrias en etapas tempranas de desarrollo y generaron investigación y desarrollo útil para sectores de alto valor agregado. Otras naciones de Asia realizaron, a menor escala, proceso similares. Estados Unidos y Europa continuaron con los mecanismos de política industrial que se generaron desde la pos guerra. México sí siguió la receta. Practicó una apertura comercial sin presente que, debido a su velocidad e intensidad, ocasionó el cierre de cientos de empresas, cuando muchas de ellas pudieron haber sobrevivido con un proceso de apertura más gradual y estratégico.

Por otro lado, la entrada al acuerdo de América del Norte sí detonó los sectores en donde el país tiene ventajas comparativas naturales, y desarrolló otros relacionados con la manufactura y la industria automotriz. No obstante el contenido de las exportaciones nacionales es bajo, el sur del país no está integrado a estas cadenas y muchas industrias relacionadas con la tecnología y los empleos de calidad prácticamente no existen. La pregunta es cómo México puede desarrollar ahora un política industrial en sectores que nos conviene y que pueden potenciar nuestra competitividad global.

Mariana Mazzucato, la economista más influyente en las políticas públicas actuales, realizó para la CEPAL un estudio sobre políticas industriales orientadas a misiones en América Latina. Mazzucato señala que el enfoque requiere el rediseño de instituciones, empresas y bancos estatales para oriéntarlos a la innovación y hacia los resultados más inclusivos y sostenibles.

La inversiones y el financiamiento público deben de enfocarse a transformar los sectores que interesan y generar alianzas con los privados para ese propósito. Mazzucato considera que la baja productividad de la región latinoamericana se debe a lo limitado de los sectores de uso intensivo de la tecnología y a la baja inversión en innovación, y en general en proyectos de largo plazo. La baja capacidad fiscal es, por tanto, también una limitante, ya que el gasto en capital en muy reducido.

Ahora, la idea del enfoque de misiones es, más que impulsar sectores, establecer retos que alcanzar como nación y sumar a los actores dispuestos a participar. Por ejemplo, señala Mazzucato, la lucha contra el cambio climático es una oportunidad para invertir e innovar en aspectos como nuevos materiales, servicios digitales, alternativas de movilidad y economía circular.

Lo mismo aplica a otros retos, como reducir la brecha digital o los relacionados con la salud pública. La misiones tienen que ser ambiciosas pero realistas, un buen ejemplo es la intención de Chile de posicionar a la minería como su elemento clave para el desarrollo sostenible, con la absorción de tecnologia. En el caso de México, Mazzucato destaca como casos de éxito los proyectos público-privados de inversión en centros de innovación, orientados a la industria en temas como materiales, micro y macro datos, impresión 3D e inteligencia artificial.

Parece que ese es el gran reto y oportunidad del pais, gestionar la manufactura como un sistema de innovación, para crear nuevas técnicas y procesos de fabricación, con la incorporación de la tecnología digital. Esa es la ventaja a construir, es una meta ambiciosa, pero realista para una economía como la mexicana.

Twitter: @vidallerenas

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Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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