Lectura 3:00 min
¡Y que abollan al súper peso!
¿Y ahora qué les va a contar el Presidente a sus feligreses en la mañanera sobre la depreciación del peso frente al dólar?
Seguramente que, ahora sí, van a aparecer los factores externos, ajenos a su régimen, que llevaron a la moneda mexicana a la pérdida de ayer, después de tocar durante algunos minutos niveles inferiores a los 17 pesos por dólar en las operaciones interbancarias.
Porque el discurso oficial ha sido que gracias a lo que hace la autollamada 4T la moneda mexicana se ha fortalecido durante los últimos meses, “como no pasaba en décadas”, gusta repetir el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con mucha frecuencia mide la paridad cambiaria en términos sexenales, sin ninguna consideración de los factores verdaderos, los de mercado, que sí mueven la relación del peso frente al dólar de Estados Unidos y otras divisas.
Ante la falta de resultados satisfactorios de gobierno, han llamado al “súper peso” como uno de los indicadores de éxito del régimen. Nada más equivocado y ayer tuvimos una probada de ello.
No hay una sola decisión del gobierno de López Obrador que haya impulsado la apreciación del peso. Hay una política pública que sí tiene relación con la fortaleza de la moneda mexicana y esa viene del Banco de México con su política monetaria.
Tampoco hay nada, hasta ahora, que haya propiciado el régimen lopezobradorista para anticipar una desbandada de capitales y con ello propiciar una venta masiva de pesos. Mantener las finanzas relativamente sanas no es una graciosa concesión, es su obligación.
México, lo hemos dicho, es una economía emergente, que conserva el grado de inversión por parte de las tres principales firmas calificadoras; que tiene un atractivo de inversión financiera por las altas tasas de interés y de inversión física por su cercanía con Estados Unidos y, además, es un mercado líquido 24/7 de fácil entrada y salida.
Pero muchos de esos capitales realmente preferirían estar en la comodidad de los bonos del Tesoro de Estados Unidos si éstos tuvieran tasas de interés más atractivas. Pero en lo que llegan esos niveles deseables en aquel mercado, especulan con esta divisa emergente.
Ayer quedó claro que la economía de Estados Unidos mantiene la fortaleza para crear empleos. Los datos del informe de empleos de junio del ADP resultaron del doble de las expectativas del mercado. 497,000 empleos creados el mes pasado, contra los 228,000 puestos esperados por el mercado.
Este dato, en combinación con las minutas de la pasada reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), en las que queda claro que el banco central estadounidense no está conforme con la tasa de interés actual, disparó las expectativas de que en la reunión de finales de este mes el Comité de Mercado Abierto decidirá un nuevo aumento a la tasa de referencia, actualmente en 5.25 por ciento.
La Fed cuida dos cosas, que haya pleno empleo, y ahí van bien, y que haya inflación baja. Por lo tanto, se abre el margen para un nuevo aumento en la tasa.
El peso ayer se llegó a depreciar más de 2% porque está sujeto a esos movimientos normales del mercado. Aunque, eso sí, muchos especulativos.