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Por el adelanto de las mujeres en tiempos de retrocesos
Del 10 al 25 de marzo se celebró la sesión anual de la Comisión de la Mujer de la ONU. Esta reunión es la que convoca al mayor número de personas en la sede del organismo mundial en Nueva York, solo después de la reunión de alto nivel, que se celebra en septiembre de cada año.
Participaron más de 13,000 personas incluyendo 97 ministras y ministros. Por México participó la titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández. También se dieron cita más de 5800 representantes de sociedad civil, cifra récord y se celebraron 283 eventos paralelos.
Este año, la Comisión se abocó a revisar los avances y los obstáculos para lograr cumplir con los objetivos que hace 30 años la comunidad internacional se planteó en la IV Conferencia Mundial celebrada en Beijing, China en 1995.
A 30 años de los acuerdos plasmados en las 12 áreas de preocupación de la Plataforma de Beijing, se han alcanzado importantes logros, aunque de manera dispar y en general los avances han sido demasiado lentos, inconsistentes y frágiles.
Según cifras de la ONU: cada 10 minutos, una mujer es asesinada por alguien de su propia familia; la brecha de género en el ámbito laboral permanece estancada desde hace 20 años; en 2022 el número de mujeres asesinadas se duplicó; son las mujeres y las niñas, las más afectadas por las crisis climáticas, solo por mencionar algunos datos.
Un tema recurrente en la reunión fue la preocupación por los ataques y el cuestionamiento a los acuerdos alcanzados en Beijing por parte de los movimientos conservadores, que cada vez van ganando más auge en el mundo.
El primer día de la reunión fue posible adoptar por consenso una Declaración Política en la que se respaldan la adopción de medidas para combatir la violencia de género en todas sus formas, incluyendo la violencia en línea; promover el empoderamiento económico de las mujeres; garantizar la participación igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones; invertir en la educación y la inclusión digital; fortalecer el compromiso con los derechos humanos; la implementación de políticas concretas sobre cuidados y protección social e impulsar la agenda de mujeres, paz y seguridad. Los Estados miembros expresan su voluntad de respetar y proteger el disfrute de las mujeres a su salud física y mental, destacando que no hay mención alguna a su salud sexual y reproductiva.
La Declaración fue producto de intensas negociaciones que dieron como resultado un texto equilibrado pero insuficiente y poco ambicioso tomando en cuenta las acciones que se requieren para acelerar los esfuerzos hacia la igualdad.
El gobierno del presidente Trump se disoció del término género y de las menciones a la Agenda 2030 y a los Acuerdos de París sobre Cambio Climático.
Un dato no menor fue el hecho de que la Comisión fue presidida por un representante de Arabia Saudita, uno de los países con mayor desigualdad de género en el mundo.
En este escenario, que día con día se va recrudeciendo, es necesario que países con agendas progresistas de igualdad y que se asumen con políticas exteriores feministas, como es el caso de México, fortalezcan sus alianzas con todos los actores: gobiernos afines, sociedad civil, organizaciones del sistema de la ONU para poder resistir de manera coordinada los ataques regresivos y pese a las resistencias poder avanzar.
* La autora es embajadora ante el Reino Unido. Co-cordinadora de la Unidad de Estudios y Reflexión del Sistema de Naciones Unidas del COMEXI.
* Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de la autora.