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Bukele, ahora en el papel de patiño de Donald Trump
Las cárceles y la popularidad del presidente Nayib Bukele se han convertido en las máximas atracciones de El Salvador en el mundo.
El presidente de Estados Unidos ha decidido subcontratar los servicios de Bukele para llevar tras las rejas a cientos de venezolanos que llevan la marca publicitaria de la banda del Tren de Aragua, sin que haya existido el debido proceso que certifique la legitimidad de la etiqueta.
Mientras eso ocurra, si es que llegara a ocurrir debido al desinterés que tiene la nueva administración estadounidense por los derechos humanos, la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem viajó la semana pasada al multi publicitado Centro de Reclusión de Terroristas de El Salvador, mejor conocido como el Cecot, para rodar una performance.
Ataviada bajo un ornamento estético cool, Kristi llegó a la cárcel con una playera blanca de manga larga, unos pantalones tipo marinero color gris, una gorra con el logotipo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, y un reloj Rolex Cosmograph Daytona dorado cuyo precio supera los 50 mil dólares (The New York Times).
Kristi sabía que el video de ella que le grabaría su equipo de producción sería visto millones de veces por tiktokeros.
La secretaria de Seguridad Nacional (sí, hay que repetir el nombre del puesto que ocupa Kristi Noem en la administración Trump para dimensionar la ridícula imagen de ella en el Cecot, secretaria de Seguridad Nacional), se colocó frente a una enorme celda de por lo menos tres pisos habitada por decenas de presos vestidos de blanco, sin pelo, con cubrebocas y con tatuajes.
Tres, dos, uno, ¡acción! Noem le agradece a Bukele que haya recibido a supuestos miembros de la banda Tren de Aragua.
Noem no mencionó detalles del acuerdo: 20 mil dólares por cada uno de los 238 venezolanos expulsados de EU a la cárcel de Bukele.
La secretaria de Seguridad Nacional menciona el mensaje importante: una advertencia para los que todavía pasean por Estados Unidos sin papeles. Su destino final podría ser una celda del Cecot.
Nayib Bukele, feliz. Ahora es cliente del presidente Trump.
Las encuestas, además de cuantificar la popularidad, alimentan rasgos narcisistas. No importa si el Estado ha perdido el control del territorio: si la encuesta cuantifica en 80% de popularidad, lo mejor es dejar la realidad del país en un segundo plano y mejor hablar de Narciso.
¿Qué pasaría si las encuestas desaparecieran durante seis años?
Los políticos tal vez se pondrían a trabajar, y quienes se “politizan” a través de encuestas, tal vez se pondrían a leer.
A la verdad no se llega con una mayoría de votos.
La anécdota sobre la visita de la secretaria de Seguridad Nacional a El Salvador puede resultar fútil si se compara con la renuncia de la rectora de la Universidad de Columbia en Nueva York, Katrina Armstrong, luego de que la Casa Blanca le condicionara fondos federales.
Lo mismo que si son fuentes culturales woke o espacios donde existan manifestaciones pro palestinas, la administración Trump lanza campañas de “depuración” ideológica.
Casos similares a Katrina Armstrong, la del director y la subdirectora del Centro de Estudios de Oriente Medio de Harvard.
(¿Se acuerdan de los casos del Cide y del ITAM en tiempos de AMLO?)
Trump no esconde su objetivo: desmantelar la democracia de Estados Unidos a través de una guerra en contra de la administración pública federal, otra en contra de los organismos multilaterales y el derecho internacional y, finalmente, otra en contra de espacios donde los demócratas siembran sus intereses electorales.
Obvio: Trump buscará la reelección.