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El tiempo es clave para construir un patrimonio (Parte 2 de 2)
En la primera parte hablé de la historia de Ronald Read. Una persona que toda su vida trabajó como dependiente en una gasolinera y posteriormente como conserje en una tienda departamental. Ganaba poco, pero cuando murió a los 92 años, había amasado una fortuna de 8 millones de dólares.
Mencioné que el rendimiento promedio histórico del mercado bursátil estadounidense ha sido de 10% anual (en términos nominales), ya tomando en cuenta años buenos y otros muy malos, con ciclos de expansión y épocas de profunda recesión.
Si uno invierte durante 25 años a ese rendimiento, logra multiplicar su capital por 10. Pero si uno lo hace durante 50 años, el capital se multiplicará por 100. Esa es la importancia del tiempo. Por eso es clave.
Desafortunadamente, mucha gente pierde el tiempo porque no entiende esto. La enorme mayoría de los jóvenes que empiezan a trabajar, no piensan en invertir sino en lo que se van a comprar con el dinero que ganan. Si a partir de esa edad decidieran guardar para ellos sólo 1 peso de cada 10 que ganan, durante toda su vida e invirtieran eso prudentemente, lograrían un patrimonio sólido que les permitiría vivir sus años dorados sin problemas económicos y sin tener que depender de nadie.
Hace años en un blog de Meb Faber encontré esta fórmula del patrimonio. Aclaro que no es una fórmula matemática. No es una suma en el sentido literal, aunque esté expresada como tal:
Patrimonio = ahorro + inversión (rendimiento) + tiempo
Si uno no ahorra, no puede invertir. Así de sencillo. El ahorro por lo tanto es la base. Mientras más ahorremos a lo largo de nuestra vida, mayor patrimonio vamos a construir.
Si uno no invierte, el dinero no crece. También así de sencillo. Saber invertir de manera inteligente es fundamental, pero además hoy en día es muy fácil hacerlo si uno tiene claros los conceptos. Gracias a la tecnología, hoy cualquier persona puede tener acceso a casi cualquier instrumento financiero, sin montos mínimos. Además, se han creado instrumentos indexados que tienen un costo de manejo mínimo, casi cero, accesibles para todos.
Sin embargo, la gente le da demasiada importancia a los rendimientos y eso lleva a cometer muchos errores: persiguen rendimientos y entonces toman muchos más riesgos de los que deberían (incluso, no están conscientes de esos riesgos). Esto mismo hace que la gente caiga fácilmente en estafas, seducidos por la promesa de rendimientos desproporcionadamente elevados.
Nuevamente, hay que saber invertir de manera inteligente. Eso significa también entender y saber cuidar los riesgos.
El tercer componente clave, que mucha gente subestima porque no ha comprendido, es el tiempo. Si uno no tiene tiempo, no puede generar patrimonio. De nada sirve ahorrar la mitad de lo que uno gana cinco años antes del retiro, aunque uno lo sepa invertir muy bien y logre rendimientos superiores al mercado.
Si ahorras 10,000 pesos al mes durante 10 años y logras un rendimiento promedio de 15% anual (que es irreal, muy superior a lo que históricamente han dado las distintas clases de activos), al final del plazo lograrás un patrimonio de 2 millones 702,112 pesos.
Si ahorras tan sólo la décima parte de eso, es decir, sólo 1,000 pesos al mes y logras un rendimiento de casi la mitad (8% anual, que es mucho más realista), pero lo haces durante 40 años (desde que empiezas a trabajar) obtendrás un patrimonio mayor: 3 millones 151,919 pesos.
Ese es el valor del tiempo. Así de poderoso es.
Por eso es tan importante empezar a invertir desde una edad temprana, idealmente desde que uno empieza a trabajar. Si no, entonces hay que empezar hoy. Posponerlo más tiene un costo elevadísimo.
Empieza hoy. Con lo que puedas, aunque sea muy poco dinero. Aunque sólo sean 100 pesos al mes. Hazlo con constancia y consistencia, desde aquí hasta tu edad de retiro. Incrementa esa cantidad poco a poco. Mientras más, mejor. Invierte de manera inteligente y cuida tus costos. Puede ser tan simple como elegir un ETF global de acciones, muy diversificado y que no dependa de empresas de un sólo país. No necesitas más, excepto, por supuesto, tiempo.