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Opinión

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Cooperativas, cuidados y corredores: una vía efectiva hacia la inclusión

Las cooperativas enfocadas en el cuidado y equidad de género pueden ser clave para el desarrollo económico inclusivo en México, abordando desigualdades laborales y promoviendo empleo digno en sectores estratégicos.

Las cooperativas, especialmente aquellas enfocadas en el cuidado y la equidad de género, integradas estratégicamente en corredores del bienestar, pueden convertirse en un eje central para el desarrollo económico inclusivo y sostenible en México. Durante demasiado tiempo, las cooperativas han sido vistas exclusivamente como instrumentos asistencialistas o soluciones marginales dentro de la política social, limitando profundamente su potencial transformador como verdaderos motores productivos y herramientas efectivas para abordar desafíos cruciales como la brecha de género.

En México, las mujeres enfrentan barreras estructurales profundas: perciben salarios promedio un 12.2% menores que sus colegas masculinos, participan menos en el mercado laboral formal y cargan desproporcionadamente con el trabajo no remunerado del cuidado, equivalente a casi una cuarta parte del PIB. Estas desigualdades frenan el desarrollo económico general, y aquí es donde el cooperativismo, particularmente mediante cooperativas de cuidados, ofrece soluciones innovadoras y efectivas.

Las cooperativas de cuidados dignifican empleos tradicionalmente informales relacionados con el cuidado infantil, la atención a adultos mayores y personas con discapacidad. Existen múltiples experiencias exitosas en América Latina y España que sirven como referencias clave: por ejemplo, la cooperativa CUIDAR en Buenos Aires, Argentina, surgió para ofrecer empleo digno en servicios de cuidado de adultos mayores, rompiendo con la informalidad y precariedad laboral. En España, iniciativas como la Asociación Més en Barcelona, integrada principalmente por mujeres migrantes, ha logrado dignificar condiciones laborales, regularizar situaciones migratorias y garantizar derechos laborales y sociales mediante un modelo cooperativo. En Colombia, La Comadre capacita a mujeres afrocolombianas víctimas del conflicto armado en partería ancestral, tanto en cuidados durante el embarazo, como en el parto, empoderando económicamente a comunidades vulnerables.

Para maximizar el impacto del cooperativismo en la inclusión económica femenina, se requiere una estrategia territorial integrada. Los corredores del bienestar que plantea el Plan México y que combinan infraestructura productiva, servicios esenciales y movilidad efectiva, son ideales para esta integración. Corredores estratégicos como el Bajío, Norte, Frontera Norte o el Istmo pueden incorporar activamente cooperativas especializadas en cuidados dentro de parques industriales, facilitando la inserción laboral femenina y generando empleos dignos cercanos a las comunidades.

La clave para avanzar radica en desarrollar programas piloto específicos en estos corredores, impulsando y fortaleciendo cooperativas con enfoque de género mediante políticas públicas claras, apoyo técnico y coordinación efectiva entre gobiernos federal, estatal y municipal, sector privado y cooperativas. El resultado será un desarrollo económico más inclusivo, resiliente y equitativo.

Estamos ante una oportunidad histórica para redefinir la economía social como un verdadero motor de inclusión y desarrollo. Es hora de avanzar hacia una economía realmente incluyente, integrando cooperativas, género y corredores del bienestar como pilares fundamentales del desarrollo mexicano. Las cooperativas son clave para impulsar la prosperidad compartida.

Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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