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A tiempo de enviar mejores señales

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OpiniónEl Economista

No tuvimos que hacer nada para asegurar nuestra ubicación geopolítica en la parte meridional de América del Norte. Tampoco tuvimos que hacer nada para contar con costas en ambos océanos ni para gozar de los recursos naturales que nos caracterizan.

Podemos decir que ha sido el destino quien nos colocó en esta posición envidiable como vecino de la súper potencia económica que es Estados Unidos y a la vez, antesala de América Latina.

Lo que sí puede atribuirse a la mano de los mexicanos, es la estrategia para establecer un tratado de libre comercio con nuestros vecinos de América del Norte y otros tantos tratados con varios bloques comerciales, Europa incluida.

Una estrategia que se ha tejido en casi tres décadas, donde nos convertimos en socios del mayor mercado de bienes y servicios del planeta y, por si fuera poco, en el país con más tratados de libre comercio en el mundo.

Catorce tratados de libre comercio con 50 países, 30 acuerdos para la promoción y protección recíproca de inversiones con 31 países o regiones administrativas y 9 acuerdos de alcance limitado en el marco de la Asociación Lationamericana de Integración (ALADI).

Derivado de los anteriores y, de nuevo sin hacer mayor esfuerzo, es que después de la pandemia causada por el Covid-19 y arrastrados por el afán neo proteccionista y de no interrupción de las cadenas productivas y de suministro, es que podemos contar con cierto grado de inversión extranjera directa, gozando de los beneficios del nearshoring o relocalización.

Piezas clave

Si damos el beneficio de la duda a la administración entrante, como ha podido verse en el CEO Dialogue donde participó la presidente Claudia Sheinbaum, el discurso tiene que respaldarse con hechos contundentes.

  • Seguridad jurídica. La reforma constitucional del Poder Judicial Federal ha encendido las alarmas de nuestros principales socios comerciales porque se percibe que, con dichas medidas, se mina la independencia de los juzgadores, se erosiona el estado de derecho, el régimen democrático y, por ende, no se brindan garantías a los inversionistas, en caso de posibles litigios en contra de instancias gubernamentales.

  • Seguridad energética. El anuncio de las iniciativas de legislación en materia energética, deja ver que se otorgará un papel preponderante al Estado en la producción y distribución de energía eléctrica, -básica para la operación de cualquier industria-, con la consiguiente disminución de la competencia en el sector, ya que la participación del capital privado se redujo considerablemente.

  • Seguridad pública. La estrategia de seguridad pública de la nueva administración, pone de manifiesto que, no solo se dará continuidad a la política de la administración anterior en este rubro, sino que, a pocos días de anunciada, los focos de violencia a lo largo del territorio nacional no sólo permanecen sino que, incluso se han incrementado, lo que evidentemente desalienta la inversión productiva, al no contar con las condiciones básicas de seguridad para el desarrollo y operación de cualquier empresa.

Recuperar la confianza

Los cambios legislativos y las formas que han seguido en el Congreso de México para avanzar con las reformas han minado la confianza de los inversionistas en nuestro país; así lo muestran la volatilidad del tipo de cambio, que ha perdido 2.8 pesos desde las elecciones y las declaraciones de calificadoras desde que se dieron a conocer los resultados de la elección federal de junio pasado.

A este panorama, debemos agregar la vorágine de declaraciones que ha causado el proceso electoral en nuestro vecino del norte, que sin duda ha jugado un papel determinante para el peso mexicano.

Para muestra, el peso mexicano abrió la semana previa a la elección en Estados Unidos, con cautela. Diez días antes del proceso electoral en Estados Unidos, la moneda mexicana cotizó en 19.99 pesos por dólar, con una pérdida de 0.22% respecto del cierre del viernes. Por la madrugada, llegó a operar por arriba de los 20 pesos.

Sin un giro en los hechos podríamos enfrentar un escenario de restricción en nuestro acceso para contratar deuda y disminuirán los niveles de inversión que, si bien estaría alentada por lo que si hemos hecho bien, como nuestros acuerdos comerciales y nuestra fortuita ubicación geográfica, no serían suficientes para tener un impacto notable en el desarrollo económico del país.

Estamos a tiempo de enviar al mundo mejores señales.

*Antonio Olvera Valdez es internacionalista en la Universidad Iberoamericana.

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