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Pasa la continuidad, el pasado debe ser trampolín
A este conservador, en desacuerdo con “la revolución de las conciencias” que puso fin nuestra primavera democrática, le incomoda que en siete semanas la Presidenta Claudia Sheinbaum apenas tuvo tiempo para sus proyectos de Gobierno, por atender los pendientes que son enfadoso legado del expresidente López Obrador.
Quizá para enero, atados los cabos sueltos heredados, considere cumplido su compromiso y pueda empezar a hacerle cambios en la continuidad para atender los problemas de Su Sexenio, siguiendo el consejo del británico Attlee “que el pasado sea trampolín, no sofá”.
Lidiar con éxito con las turbonadas fanáticas desde el Norte exige temple, frialdad y realismo. Históricamente México se ha debilitado cuando prevalecen las cerrazones ideológicas entre nosotros. Son tiempos de recordar la consigna del francés Alain: “No se puede razonar con los fanáticos. Hay que ser más fuertes que ellos”.
¿Hay coincidencias en el Gabinete de Seguridad?
Ante la creciente inquietud por la violencia criminal, quizá sería mejor que las dependencias del gabinete de Seguridad dieran la vuelta a la hoja a que se hizo o no en el pasado reciente y se concentren en una coordinación realista y adecuada a las circunstancias.
Explicable y justificable que la Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, elabore un decálogo para que el Gobierno Federal y los estatales respeten las garantías individuales, pero perturba que advierta contra “el uso de la fuerza innecesaria, para no criminalizar la protesta social”.
Y, al recordar que, en Ángel Albino Corzo, Chiapas, los pobladores, obligados por las bandas criminales, retuvieron casi tres días a soldados enviados a protegerles y exigieron que saliera el Ejército de la región, uno se pregunta: ¿qué dirá el decálogo en estos casos?
¿Dejarán a legisladores gestionar otra vez?
Ciertamente que los senadores y diputados de la mayoría han hecho lo que han podido, pero muchos han tenido dificultades para ser gestores de los intereses de los electores de sus Estados y Distritos, porque así se decidió el pasado sexenio.
Basados en algunos desaseados manejos de recursos, el expresidente López Obrador decidió que los diputados y senadores no harían gestiones, ni siquiera por sus electores, que toda gestión fuera a través de Palacio. No les cortaron las uñas, les amputaron brazos y piernas.
La Secretaria de Organización de Morena decidió que. para multiplicar la militancia, sus diputados y senadores sean promotores en sus distritos y Estados. Y, dicen, que hasta podrían ser gestores. Veremos. Hechos son amores, no buenas razones, dicen los más cínicos.
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