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Opinión

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Sombras nada más: Claudia Sheinbaum

El primer discurso de la presidenta huele a un continuismo totémico, reconocimiento pleno y místico al líder moral de la 4T. Esta postura excluye del debate público temas como feminismo, democracia, violaciones a derechos humanos y desparecidos producto de la inseguridad, es decir, los pendientes de la anterior administración.

La primera de la Dra. Sheinbaum apenas configuró chispazos de lo que será su gobierno. También es cierto que una semana no da color de una gestión de seis años de gobierno y menos con un país tan imbricado políticamente. 

En primer lugar, su discurso huele a un continuismo totémico, reconocimiento pleno y místico al líder moral de la 4T.

Derivado de esta postura, es evidente la carencia al menos discursiva de un diagnóstico del país. Esta ausencia, por un lado, tiene dejos de continuidad y, por otro, es normal que no haya un instrumento que evalúe o dé cuenta del estado que guardan las cosas para no pisarle los cayos a don Andrés.

Esta postura excluye del debate público temas como feminismo, democracia, violaciones a derechos humanos y desparecidos producto de la inseguridad, es decir, los pendientes de la anterior administración.

Sigue también pendiente el tema del desarrollo político, más allá del embudo en el que se convirtió la Presidencia de la República para la conducción política. Por ahora, no hay dejos de volver a las instituciones políticas y de reconocimiento a los actores políticos más allá de la 4T. Un lugar no menos importante lo ocupa el combate a la corrupción.

El discurso de la presidenta Sheinbaum es menos machacón y menos polarizante que su antecesor. Por lo menos, esta semana no hubo una nota turbia e insidiosa impulsada desde la Presidencia de la República, más allá del sainete diplomático con los gachupines.

Por ahora, se respira un ambiente menos encrespado políticamente. Habremos de ver cómo se desarrolla este mes que es crucial en la agenda política.

El carácter mesurado de la presidenta parece alentador por el momento. Los talibanes de la 4T señalan que le falta la fuerza moral y polarizante de su antecesor, y del otro lado reclaman el rompimiento acelerado con el vecino de palenque.

En fin, la Dra. Sheinbaum nunca se ha caracterizado por su beligerancia y radicalidad, más bien siempre ha sido una política mesurada sin tomar decisiones aceleradas, al ser la administración de las crisis una de sus especialidades.

Querido lector, en la primera semana de gobierno, la Dra. Sheinbaum es fiel a su estilo cansino y pausado. Por el momento, no hay visos de para dónde irá su gobierno. Por ahora, como la canción “sombras nada más”. Hasta la próxima.

Politólogo y abogado, académico, columnista, presidente de ciudadanos sin partido y orgulloso mexicano.

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