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Política

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A López Obrador lo llenaron de efectivo y él se llenó de odio: Luz Elena Chávez

En 25 años pasó de ser un hombre hermético, introvertido y desconfiado, a una persona controladora, voraz con el dinero y luego, lleno de rencor creyéndose una deidad, al que sus principales colaboradores pasaron de tenerle respeto a amor ciego y miedo, expone Luz Elena Chávez González, autora del libro “El rey del Ca$h. El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano”.

De la segunda mitad de la década de los 90 del siglo pasado a la fecha, Andrés Manuel López Obrador evolucionó de ser un hombre hermético, introvertido y desconfiado, a una persona controladora, voraz con el dinero y luego, lleno de rencor y odio, creyéndose una deidad, al que sus principales colaboradores pasaron de tenerle respeto a amor ciego y miedo.

Así describe al actual presidente de la República, Luz Elena Chávez González, autora del libro “El rey del Ca$h. El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano”, editado por Grijalbo, que empezó a circular la semana que recién concluye.

En entrevista, la reportera de profesión y quien durante más de una década fue pareja de César Yáñez Centeno, uno de los colaboradores más cercanos de López Obrador durante los últimos 25 años, recalca que lo que ha puesto a consideración de los lectores es un testimonio, no una pieza de periodismo de investigación.

A través de una conversación por video llamada, la también exfuncionaria pública que tiene como causa la protección de animales, recalca: Es el testimonio personal mío; el, de una mujer que vivió cerca de ellos por más de una década”.

Defiende su trabajo: dice que si los seguidores del presidente le exigen pruebas, además de darle lectura a los anexos del texto, deben recordar el valor que le atribuye el gobierno a estas narraciones, como los testimonios del exdirector general de Pemex, Emilio Lozoya.

Dice a El Economista que hasta ahora los lectores de su libro se han concentrado en la forma en que el ahora Jefe del Ejecutivo federal acopió enormes cantidades de dinero en efectivo que le llevaban en maletas a su todavía secretario particular, Alejandro Esquer Verdugo, funcionarios del gobierno capitalino y de gobiernos del interior de la república, a quienes recibía con abrazo, palmadita en la espalda, pero también con una copia de sus nóminas, que servían para calcular el monto de sus “contribuciones”.

Con una pizca de sorna, recuerda lo que, asegura, ella vio: “Un hervidero de funcionarios con maletas deportivas y bolsas de mujer, rechonchas y gordas” que entraban a las oficinas del entonces candidato presidencial.

Cuenta que sus amigas le decían: “venimos a la misa de los lunes, “a la misa a entregar el diezmo”.

Pero en el libro hay más que eso, ataja. Hay historias de traiciones, ambiciones personales, infidelidades, abusos laborales corrupción y autoritarismo”.

Como ejemplo recuerda que en la época que ocurrió el desafuero del entonces aspirante a la candidatura a la presidencia de la República, de cara al proceso electoral de 2006, López Obrador citó a Cárdenas en algún punto del Paseo de la Reforma, para marchar hacia el zócalo, pero lo dejó plantado.

El problema fue que los seguidores del tabasqueño comenzaron a insultar al michoacano. “No lo bajaban de traidor”. Cuando le contaron a Andrés Manuel lo que estaba pasando en aquella avenida que comunica a Chapultepec con el centro histórico, dijo, según afirma, “déjalo, la plaza purifica”.

Luego, en algún momento de la plática, toma aire y suelta que Los Chuchos, como se les conoce a Jesús Zambrano y Jesús Ortega, ex dirigentes nacionales del PRD deben armarse de valor y contar lo que saben sobre los excesos del tabasqueño. “Yo creo que Jesús Ortega y todos los que fueron presidentes de ese partido están obligados a decirle la verdad a los mexicanos”.

—¿Quién inventó ese esquema de recaudación en efectivo que describes en el libro?

—Octavio Romero Oropeza, el actual director de Pemex. Él era el Oficial Mayor del gobierno de la Ciudad, cuando Marcelo Ebrard era jefe de Gobierno. Él tenía que ver con los empleados.

Vieron que ese tipo de financiamiento les funcionó y lo hicieron más grande en la campaña de 2006. Yo me di cuenta en la campaña de 2012. Ahí nace otro Andrés Manuel, se llenó de rencor, de odio. Creo que nunca pudo sacarse esos sentimientos.

De 2006 a 2012 fue el saqueo más grande que hubo, porque ya gobernaba Marcelo. Marcelo tenía que pagarle favores al presidente pues lo salvó del linchamiento de Tláhuac. Se lo llevó y lo protegió. Y luego lo hizo jefe de Gobierno, que era el sueño de Marcelo.

—¿Qué me puedes decir de las asociaciones que el grupo compacto de López Obrador fue creando? Por lo menos está “No nos vamos a dejar”, en 2005, “Honestidad Valiente”, en 2006, “Austeridad Republicana”, en 2007 y “Movimiento de Regeneración Nacional AC”, en 2012, que, entiendo, ésta última la presidía César Yáñez. ¿Cómo las utilizaron?

—Yo puedo asegurarte de que en donde se metió dinero fue en “Honestidad Valiente”. Era la que operaba Gabriel García, que resultó un operador de primera para el presidente, tanto que cuando ganan lo hace jefe de los superdelegados.

—¿Qué ofreces con las declaraciones patrimoniales?

—Si tú revisas las declaraciones, te das cuenta de que donde más departamentos, casas, coches, motocicletas, obras de arte se hicieron el grupo cercano al candidato, fue cuando andaban en campaña.

Yo me pregunto que una mujer que era diputada en ese entonces se haya comprado una casa en 2016, de 900 metros cuadrados en la colonia Del Valle por seis millones de pesos. Eso es imposible.

—¿Quién fue?

—Ariadna Montiel, actual secretaria de Bienestar. La declaración de Esquer está para indignarte. Es la mas larga. Reporta una serie de inmuebles. Departamentos que dice que le costaron 20,000 pesos.

La de Marcelo, que en una semana le heredan no se cuantas propiedades y obras de arte y joyas.

—También dejas algunas pistas.

—En el libro dejo unas pistas que pueden ser rastreables. Cuando Mario Delgado fue secretario de Finanzas creó una empresa fantasma de limpieza que le facturaba al Metro. De ahí sacaban mucho dinero.

—¿Qué piensas cuando el presidente dice que su escudo es su autoridad moral?

—Eso es bien subliminal. Cuando él dice mi escudo es el pueblo. Qué hace con los fanáticos que lo sigue: van por ella o vayan por él. Te pone en peligro, porque un fanático te mata.

—¿Quieres agregar algo?

—Decir que en Twitter crearon un supuesto perfil mío, con la ropa que traía apenas este lunes, donde ponen que yo voy a derrocar a Andrés Manuel, que ese es mi objetivo. Eso es falso. Yo no quiero derrocar al presidente. Yo lo único que quiero es que los mexicanos entren a una reflexión sobre lo que está sucediendo en el país y quien nos está gobernando y que cada uno forme su propio criterio.

diego.badillo@eleconomista.mx

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Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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