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Política

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Esperanza para Juárez, estrategia Medellín

Cuando Sergio Fajardo Valderrama ocupó la alcaldía de Medellín, Colombia, la violencia generada por el negocio del tráfico de estupefacientes se encontraba en niveles de emergencia.

Cuando Sergio Fajardo Valderrama ocupó la alcaldía de Medellín, Colombia, la violencia generada por el negocio del tráfico de estupefacientes se encontraba en niveles de emergencia. A partir de que puso en práctica su proyecto de recuperación, se vivió una capital tranquila y con un nuevo horizonte, relató Enrique Betancourt, exasesor de la Secretaría de Desarrollo Social en materia del programa gubernamental Todos Somos Juárez.

A través de una mejora arquitectónica de la ciudad, educación en las escuelas y un ataque frontal a las células delictivas, este plan tuvo buenos resultados. A decir de Betancourt, es un trabajo que debe entenderse a largo plazo y es posible replicarlo en Ciudad Juárez.

La experiencia de Medellín en tiempos de Fajardo es una experiencia que resulta luego de más de 20 años de violencia generalizada y una problemática muy compleja en Colombia. La estrategia Medellín, la más educada o Del miedo a la esperanza arranca a partir del 2001, después de que esta ciudad lleva ya 10 años en que la violencia comenzó a descender.

La innovación de Fajardo fue lograr la articulación de los esfuerzos locales y federales. En Medellín entró un equipo en el que la decisión técnica estuvo por encima de la decisión política. Una vez establecida esta premisa, se determinó llevar los esfuerzos de política pública de manera integral a las zonas menos favorecidas de la ciudad.

Parte del plan incluyó escoger ciertas zonas emblemáticas de la ciudad para integrar mejoras físicas bajo la teoría: lo más hermoso para el más humilde , explicó Betancourt. Ello alude a la mejora psicosocial que, a través de un medio ambiente confortable que genera condiciones de civilidad y buen ánimo. La mejora física se acompañó de un proceso social en el que se identificaron las problemáticas particulares de cada barrio, detalló Betancourt.

Esta forma de combatir la violencia es replicable en el proyecto Todos Somos Juárez, afirmó el experto, sin embargo, debe tomarse en cuenta que el sistema fiscal colombiano es descentralizado y la captación tributaria a nivel municipal es muy alto.

Por otro lado, Medellín cuenta con la empresa paraestatal llamada Empresas Públicas de Medellín, la cual presta servicios y opera como una verdadera industria privada genera muy altos rendimientos y alrededor de 80% de éstos se destina a proyectos sociales.

ESFUERZO CONJUNTO

Para el gobierno de Fajardo, ya se contaba con programas sociales enfocados en la disminución y prevención de violencia; si bien en México existen planes, aún falta fortalecer los objetivos de reducción de este mal.

Para que en Ciudad Juárez tenga éxito un plan de este tipo, primero debe entenderse que el regreso de ciudades en situaciones complejas a prosperidad depende del esfuerzo del gobierno local acompañado por la autoridad federal. Agregó que el país debe encaminarse hacia una construcción de capacidades locales, fortalecer las policías en esquemas de Mando Único, mejorar a los ministerios públicos, dotar de capacidad técnica a los municipios y castigar a la corrupción.

alangner@eleconomista.com.mx

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