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Los Zetas son nuestros enemigos: inmigrantes
Un fuerte sonido de maquinaria los enmudece. El piso se cimbra. Es La Bestia. La reja del Albergue Hermanos en el Camino, junto a las vías, se abre.
Ixtepec, Oax. Un fuerte sonido de maquinaria los enmudece. El piso se cimbra. Es La Bestia. La reja del Albergue Hermanos en el Camino, junto a las vías, se abre. Adentro, las mujeres comienzan a preparar comida porque llegaron y quizá vengan lastimados. Hay que atenderlos. Aquí todo gira en torno de ellos, de los migrantes que van al norte.
Es casi la medianoche. Martha Julia y Elías llegan al albergue y explotan en llanto al ver a Roberto y Wendy, los paisanos con los que emprendieron el viaje desde El Salvador, pero en algún punto se perdieron por huir de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), pues ninguno trae la visa que requiere el gobierno mexicano.
Mirábamos que el tren se detenía y adelante estaba la (Policía) Federal con Migración esperándonos. Yo corrí, pero me agarraron. Nos trataron bien , narra Julia, quien asegura que los enemigos son Los Zetas y la Mara Salvatrucha, que los extorsionan, roban, violan a las mujeres y los avientan de La Bestia. Pero dicen que volverán a intentar llegar a la frontera.
Se van y llegan, 200 o 300 por día, cuenta Beto, encargado del refugio que siempre está en construcción, porque los recursos son pocos.
Mirna es salvadoreña. Llegó en noviembre del 2008. Y se quedó con su esposo y con su hija. Él trabaja, y ella ayuda a preparar los alimentos. Son casi las 12 de la noche, el piso comienza a vibrar. ¡Éste no trae! , grita Beto, porque ese tren no viene de la frontera.
ALEJANDRO SOLALINDE DICE QUE ES RIDÍCULO PEDIR VISAS
El padre Alejandro Solalinde, defensor de los derechos de los migrantes, demandó que el Poder Legislativo elimine la visa que se les requiere, pues es un acto de criminalización. Además se manifestó contra la creación de la Patrulla Fronteriza como se analiza en el Congreso.
Respecto del reglamento que elabora la Secretaría de Gobernación acerca de la Ley de Migración, comentó que esa norma ha desvirtuado sus intenciones.
Declaró: Yo me alegré de esta ley porque era un paso para mejorar, en comparación con la de 1974 que era absurda y anacrónica, pero de eso a decir que tenemos una gran ley, no.
Faltan cinco días para que se venza el plazo y no vamos a tener oportunidad de que le hagan caso a la sociedad .
jmonroy@eleconomista.com.mx