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Por un modelo pedagógico que acerque a los alumnos a su realidad en la UNAM: Héctor Hernández Bringas
El aspirante a Rector sostiene que hay que transformar los estilos de Gobierno dentro de la universidad para tener mejor gobernabilidad.
“Me cambió la vida”, recuerda el doctor Héctor Hiram Hernández Bringas el haber ingresado, en 1976, al Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Naucalpan, donde inició su interés por la investigación y las causas sociales. Años más tarde fue profesor de esta institución “mi mejor experiencia como profesor ha sido en el CCH, como una experiencia adicional, dar clases en ese lugar que me formó”.
Hernández Bringas se tituló en 1983 como licenciado en sociología de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales unidad Acatlán, ahora Facultad de Estudios Superiores (FES) y se doctoró en Estudios de Población por el Colegio de México.
—¿Cómo ha sido su experiencia como profesor de la UNAM?
—Impulsé en mis alumnos la vocación por el estudio, por el interés en temas. Es muy frustrante cuando uno llega a dar clases y trata de seguir los planes de estudio, ver que uno deja a los chicos leer textos clásicos, pero que están muy alejados de su realidad.
Yo lo que hice como profesor fue tratar de involucrarlos en temas de su vida diaria y lograr que se interesan más y participaran más.
—En estos 38 años que ha estado frente a grupo, ¿cuáles son los principales problemas que ha visto dentro de la comunidad estudiantil?
—En primer lugar, señalaría lo que te acabo de decir, creo que estamos recurriendo a métodos pedagógicos que no logran interesar a los alumnos y creo que tenemos que hacer un cambio, pero no solamente eso, también hay un buen número de alumnos con grandes carencias y lo pude ver como profesor.
De grandes carencias socioeconómicas, por ejemplo, 80% de nuestros alumnos provienen de hogares con ingresos menores a los cuatro salarios, son alumnos con carencias, a veces sin haber consumido una alimentación adecuada, llegan en transporte público, llegan muy cansados, muy agotados, a veces recorriendo distancias muy largas.
También tenemos grupos muy saturados al interior de los planteles, particularmente en el bachillerato, pero también en algunas licenciaturas, de manera tal que hemos diseñado salones de clases para 20 personas donde estamos albergando a 50. Esto también repercute de manera negativa en las capacidades de estudio, y las capacidades docentes.
También veo una planta académica con muchas horas de clase y con poco reconocimiento, veo instalaciones no en las mejores condiciones.
—Justamente alumnos con carencias, entre otros factores, de repente extienden sus plazos de titulación mucho más de lo esperado o contemplado, ¿cómo mejoraría los tiempos de titulación?
—Habría que atender a los problemas que se viven en la docencia, atender integralmente a los alumnos, no sólo con becas de manutención, en el bachillerato es casi total la cobertura de becas, pero en la licenciatura no, apenas el 50% de los alumnos tienen acceso a becas.
Pero hay que darles otros apoyos a los alumnos, becas alimenticias a quienes más lo necesiten, hay que darles ayuda para transportes, diseñar un plan integral para los apoyos en materia de salud y apoyo para prevenir problemas psicosociales en los alumnos, particularmente después de la pandemia esto se vuelve una necesidad.
Si mejoramos las condiciones en que desarrollan las actividades los alumnos y profesores, podremos tener un impacto positivo en materia de desempeño académico y en materia de eficiencia terminal, que es la pregunta que tú haces. Pero también hay que revisar los planes de estudio.
—Ahondando en este tema, una de las quejas más comunes es que los planes de estudio están desactualizados, ¿cuál sería el primer paso resolver?
—Habría que revisar caso por caso, la universidad es muy grande y es muy heterogénea. Tengo la certeza de que muchas carreras están muy bien diseñadas, pero otras no.
Habrá que hacer una revisión profunda, flexibilizar estos planes de estudio, como te decía, hay que revisar su duración, que todas las materias que tienen que estar, están, y hay que actualizar los contenidos de ellas.
Y, además, hacer un modelo pedagógico que acerque más a los alumnos a su realidad social y laboral, de manera que puedan tener asignaturas y actividades académicas en centros de trabajo o en proyectos de desarrollo social que los vinculen con la realidad, y generarían mayor interés por parte del estudiantado.
—Cambiando a temas de género, en su plan de trabajo propone “profundizar las acciones afirmativas en favor de las mujeres y otras entidades de género”, ¿cuáles son estás acciones?
—Yo creo que hay que pensar en el tema de ingreso y dar condiciones especiales y acciones afirmativas a favor de las mujeres para que logren mayor posibilidad de ingreso a la universidad, porque esto es un tema, la universidad sólo acepta a nueve de cada 100 aspirantes.
En materia de ingreso, hay que favorecer el ingreso de las mujeres, porque las acciones afirmativas son necesarias en una sociedad patriarcal.
Tenemos que dar condiciones más favorables a las mujeres para que ingresen, pero también para que puedan concluir sus estudios, por ejemplo: promover a las jóvenes madres, que puedan tener varios apoyos explícitos, en términos de su desempeño curricular, terminación de sus estudios, como guarderías.
Yo creo que el tema de la maternidad joven tal vez no es lo más deseable, pero la realidad es que está ahí y hay que apoyar, lo mismo con las trabajadoras y académicas de la universidad.
Hay que favorecer y dar condiciones para que puedan desempeñarse como madres y lo compartan con los padres, yo he propuesto, en este tema de la equidad de género, que podamos plantear la licencia de paternidad para que los padres también se involucren en el cuidado de los hijos.
—En materia de seguridad, usted plantea el uso de protección civil en prevención de accidentes, ¿esto es revisar las estructuras de la universidad?
—Por desgracia en la universidad suceden accidentes, no ha faltado que un joven se caiga de una azotea, que haya contaminación por productos químicos, fugas de gas, o condiciones de riesgo en general. Yo creo que Protección Civil es parte muy importante de la seguridad y cada instalación, cada plantel, cada instituto de la universidad debe de tener un pronóstico muy preciso de sus condiciones de seguridad para prevenir las desgracias.
—Dentro del mismo tema, propone “implementar medidas de base tecnológica para incrementar la seguridad, pero su adopción requerirá necesariamente la aceptación de las comunidades”, ¿cuáles sería el uso de la tecnología y por qué son temas sensibles?
—El uso de la tecnología en materia de seguridad tiene que ver con la instalación de cámaras, de luminarias, con la instalación de mecanismos como la mochila segura o detectores de metales, o de armas. Esto es deseable pero también hay una línea muy ligera entre la protección y la invasión a los ámbitos personales, en la universidad yo sé que hay facultades y áreas en general son proclives a la instalación de esto, pero hay áreas en que la comunidad se siente un poco invadida a su privacidad, por eso es delicado el tema.
—Si alcanzará la rectoría, ¿cómo sería la relación que quisiera entablar con la comunidad universitaria?
—Propongo una relación de mucha cercanía con la comunidad, con los estudiantes, con los académicos y directivos; estar atento permanentemente a sus necesidades, para evitar que los problemas revienten.
Para evitar que surjan conflictos se requiere una actitud de diálogo, de escucha permanente y de consensos, en la universidad las relaciones verticales no funcionan, de manera que además de escuchar, si se llevan a cabo iniciativas, tenemos que hacerlo a través del consenso de la comunidad universitaria.
Yo por eso creo que hay que transformar estilos de Gobierno dentro de la UNAM para tener mejor gobernabilidad y evitar muchos de los problemas que se presentan: paros, cierres de instalaciones, secuestro de instalaciones, etcétera.
—Por otro lado, en la relación con el gobierno ¿cuáles son los principales retos que ve al entrar a rectoría?
—Las relaciones, lamentablemente, con el Gobierno en este último año han estado tensas y creo que hay que destensarlas estableciendo puentes.
Primero que nada, hay que decir que una obligación del Rector es una defensa férrea y eficaz de la autonomía universitaria, la cual implica la capacidad de darnos nuestras propias normas, de elegir a nuestras autoridades y de disponer de nuestros recursos materiales y financieros, eso es la autonomía y pasa por el respeto estricto a la autoridad de cátedra e investigación.
Pero la autonomía no quiere decir aislamiento, yo creo que hay que establecer relaciones virtuosas con el gobierno, las instituciones del estado, relaciones de colaboración y no relaciones que pasen por el terreno político o ideológico, tenemos que establecer relaciones y proyectos constructivos en beneficio de las poblaciones más necesitadas y en beneficio de las mejores causas de México. Este tipo de relaciones hay que tenerlas con el gobierno que esté, hoy tenemos al Gobierno del presidente de López Obrador, hay que buscar una buena relación con el presidente y después con el gobierno que venga, del signo político que venga, del signo político que quieras, el Gobierno que elija el Gobierno de México, con ese que venga, hay que tener una buena relación.
—Finalmente, para el doctor Héctor Hiram Hernández Bringas ¿qué significa llegar a la rectoría?
—Significa una gran oportunidad, primero que nada, de poder poner mi conocimiento y experiencia al servicio de los universitarios y al servicio de la nación mexicana. Esa es para mí una gran oportunidad.
Pero también implica una gran responsabilidad. Un Rector tiene que asumir que su actuar debe privilegiar sobre todo una responsabilidad con los universitarios, y con el país mismo. Es eso, una oportunidad y una gran responsabilidad y sería un privilegio poder hacerlo, implica un gran compromiso y un gran trabajo. Hay que poner mucho empeño para poder sacar adelante los temas de la universidad y yo estoy en las mejores condiciones de hacerlo.