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Relacionan violencia familiar con desapariciones de mujeres en Guanajuato
El informe “Mujeres desaparecidas del estado de Guanajuato: Historias de olvido y estigmatización sin acceso a la justicia” del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, A. C. detalla que se han logrado identificar patrones y posibles delitos relacionados con las desapariciones de niñas, adolescentes y mujeres.
Desde hace 4 años, Guanajuato se convirtió en uno de los estados más violentos de México, dejando a su paso miles de desapariciones, sin embargo, los registros de mujeres y niñas no localizadas parecen distar con la realidad de los colectivos de búsqueda y por las mismas fichas de búsqueda emitidas por parte de la Fiscalía General de Justicia de Guanajuato.
El informe “Mujeres desaparecidas del estado de Guanajuato: Historias de olvido y estigmatización sin acceso a la justicia” del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, A. C., destaca que en los últimos años, en Guanajuato se intensificó la estrategia de militarización de la seguridad a raíz del combate al robo de combustible, lo que se reflejó en los registros de delitos como homicidios, feminicidios y desapariciones.
Sin embargo, en el caso de las desapariciones de niñas, adolescentes y mujeres en Guanajuato se han logrado identificar patrones y posibles delitos relacionados con sus desapariciones, tales como violencia de pareja, el contexto social y el entorno familiar.
Guanajuato, de acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), de enero de 2000 a diciembre de 2022 son al menos 544 registros de mujeres que continúan como desaparecidas y no localizadas.
Los municipios que encabezan la lista son: Celaya con 84 mujeres, seguido de León con 70, en tercer lugar Irapuato con 67, Salamanca con 28 y Pénjamo con 21 niñas y mujeres desaparecidas o no localizadas. El año con el mayor registro de mujeres desaparecidas fue el 2020, con 154 desapariciones.
En este contexto, el informe advierte una abrupta disminución en los registros de desapariciones tanto de hombres como mujeres, pues para 2021 no coincide ni con la tendencia histórica de desapariciones registradas ni con la realidad de acuerdo con lo reportado por colectivos de búsqueda y por las mismas fichas de búsqueda emitidas por parte de la Fiscalía General de Justicia de Guanajuato.
Ya que entre 2021 y 2022, se presenta una disminución en porcentaje de 90 % de personas desaparecidas, lo que “podría explicarse con un subregistro hecho por la Fiscalía, pues la mayoría de los datos que se envían al RNPDNO provienen de las fiscalías estatales”.
Por ello, señalaron que resulta preocupante que sea la misma autoridad la que invisibilice y desaparezca, por segunda vez, a las personas al no mostrar los datos reales.
Asimismo, se insistió en que la información reportada por la FGJ al RNPDNO dista mucho de la realidad, pues más allá de la cifra negra o delitos que no se denuncian, pareciera que la Fiscalía General de Justicia de Guanajuato recurre a una práctica de doble desaparición, al menos en los reportes oficiales en esa fuente específica, ya que la información analizada en las páginas de Alerta AMBER y Protocolo Alba dan cuenta de un número mayor de registros de personas desaparecidas, no localizadas y localizadas, sobre todo las que tienen que ver con los años recientes (2017-2022).
Por otro lado, la investigación, que incluye 19 entrevistas a víctimas y familiares de mujeres desaparecidas en Guanajuato, subraya las posibles características asociadas a la desaparición de niñas y mujeres, entre lo que se destaca que los perfiles de las víctimas obedecen a mujeres jóvenes, pobres, racializadas no blancas, de las cuales algunas llevaron a cabo su embarazo siendo adolescentes, que abandonaron la educación básica y, la mayoría, vivía en situación de vulnerabilidad, entre otras.
Mientras que se identificó al consumo problemático de alguna sustancia como una de las causas de la desaparición, así como la relación con una persona posiblemente vinculada a algún grupo criminal o en hechos delictivos. En particular, las familias de al menos diez de las 19 víctimas entrevistadas señalaron a las parejas como las presuntas responsables de la desaparición de sus hijas o hermanas.
Asimismo, se hablo sobre las violencias que atraviesan las mujeres empiezan desde antes de la desaparición, pues se encuentran inmersas en los sistemas patriarcales y raciales; éstas van desde las lesiones y abuso sexual previos a la desaparición hasta la forma más extrema de violencia: el feminicidio o intento de feminicidio.
Entre las violencias que viven las víctimas de desaparición y sus familiares, también está la violencia institucional mediante la estigmatización del consumo de sustancias, la criminalización por parte de las autoridades a sus familiares, no buscar de forma inmediata y con presunción de vida, entre otras.
En tanto que se identificó una invisibilización de las violencias que ocurren durante la desaparición, pues pasa de la desaparición al feminicidio sin analizar la importancia de los delitos ocurridos mientras la víctima estuvo ausente, además de la tortura de la que fue objeto.
“No es casualidad que la mayoría de las víctimas de desaparición y feminicidio sean mujeres empobrecidas, racializadas no blancas, de las periferias de las ciudades y viviendo en un contexto de múltiples violencias estructurales: sociales, familiares y de pareja”, se indicó.
Las entrevistas realizadas a familiares de víctimas de desaparición en Guanajuato muestran que todas las desapariciones están relacionadas con un contexto de criminalidad y violencia en los cuales se desarrolla la lucha entre cárteles del narcotráfico en Guanajuato.
Con relación a las investigaciones que debe realizar la FGJ, las familias identificaron diversas fallas u omisiones en éstas y falta de diligencias necesarias para dar con el paradero de sus familiares. Entre los testimonios de las familiares, se identifican la falta de diligencias y revictimización, las familias señalaron que la toma de muestra de ADN no se realiza de manera inmediata, incluso después de semanas es que se hace el dictamen genético. Además, señalaron que no se activó el Protocolo Alba y en la carpeta parecía que tenían una guía que no pudieron corregir, pues se equivocaron con la ropa y características físicas de la víctima.