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¿Por qué la edtech Platzi puso un satélite en órbita?

En tan sólo cuatro años, entre 2019 y 2022, el número de satélites en órbita pasó a ser el triple del que se lanzó durante los 61 años previos, entre 1959 y 2018. Platzi ha visto una oportunidad en este sector.

El cohete Falcon 9 desde el que se lanzó el satélite de la edtech Platzi. Foto EE: Cortesía Space X

El cohete Falcon 9 desde el que se lanzó el satélite de la edtech Platzi. Foto EE: Cortesía Space X

La empresa de tecnologías de la educación Platzi puso en órbita un satélite el pasado 12 de junio. La startup, fundada en América Latina, que se dedica a la enseñanza de programación y tecnología, decidió lanzar el PlatziSat-1, un aparato de entre 15 y 16 pulgadas, similar a una laptop, que durante dos años dará vueltas a la Tierra.

¿Por qué?  

De acuerdo con Juan Pablo Rojas, vicepresidente de Crecimiento de Platzi, las razones para enviar este satélite al espacio son dos:

1) Potenciar la industria espacial en América Latina.

2) Brindar mejores contenidos a los usuarios de la plataforma.

Industria espacial

Para Rojas, la industria espacial despertó hace unos cuatro o cinco años de un letargo que la había mantenido estática por varias décadas. El lanzamiento de los primeros astronautas por parte de la empresa privada SpaceX ha supuesto a su vez un incremento en el número de cohetes que transportan personas, pero que también ponen a una gran cantidad de satélites en órbita.

“Creemos que es importante que Latinoamérica participe en esta industria. Actualmente, hay algunos casos de latinos trabajando en ello, como la primera astronauta mexicana que fue al espacio con Blue Origin; así como un latino que trabajó en la NASA en el proyecto del robot que enviaron a Marte hace dos años. Sin embargo, estos casos son contados”, dijo Rojas en entrevista.

Mientras que en el periodo entre 1957 y 2018, se pusieron en órbita 2,027 satélites; entre 2019 y 2022, está cifra ha crecido hasta alcanzar un total de 6,905 dispositivos. Es decir, que en tan sólo cuatro años, el número de satélites en órbita pasó a ser el triple del que se lanzó durante 61 años, de acuerdo con datos de Statista.

De acuerdo con el artículo “Programas espaciales en América Latina: Historia, operaciones actuales y cooperación futura” publicado por Joseph Guzman, de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, en el Journal of Americas, de los 3000 satélites que había en órbita en 2020, apenas 85 eran operados por instituciones en países de América Latina.

Educación sobre el espacio

La primera razón para lanzar un satélite al espacio conduce a la segunda que, de acuerdo con Juan Pablo Rojas, es capacitar a cada vez más personas para que puedan participar en una aún incipiente industria aeroespacial latinoamericana.

El ecosistema de startups de tecnología espacial o space tech, en inglés, engloba a apenas un puñado de compañías, como la mexicana Dereum Labs, que se dedica a la consultoría de negocios en el espacio; la argentina especializada en satélites Satellogic, o la costarricense, Instarz, que diseña hábitats espaciales sustentables.   

Esta es la razón de que Platzi haya abierto su Space Program, una serie de cursos vinculados con la industria espacial, que en un inicio se enfocará en las comunicaciones satelitales. 

El Space Program de Platzi cuenta actualmente con 11 cursos que abordan desde la construcción del satélite; la creación de una estación satelital terrestre; recibir información desde el PlatziSat-1 y comunicarse con otros satélites abiertos, esto durante al menos los dos años en los que el satélite esté en órbita. 

Para Rojas, si bien la startup podría haberse aliado con alguna otra empresa que ya cuente con satélites en órbita, la mayoría son satélites que ya se encuentran brindando un servicio, ya sea de televisión, de internet, de GPS o de imágenes satelitales para estudiar el medio ambiente, algo que impide transmitir toda la versatilidad de las funciones de uno de estos dispositivos.

“Aprender esta tecnología y poderlo hacer con un caso de la vida real, con algo que está allá arriba y no con un simulador, es lo que te va a permitir ser un profesional que puede trabajar en cualquiera de estas aplicaciones”, dijo.

El costo por lanzar uno de estos aparatos es de entre 150 y 200,000 dólares, similar al precio de un auto deportivo, de acuerdo con el directivo de Platzi. Algo que limita a la mayoría de las instituciones para llevar a cabo este tipo de proyectos. Para la startup, la suya es una inversión a largo plazo, que busca colocar la semilla con el fin de desarrollar a una generación que se dedicará a la industria aeroespacial.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

 

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