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Tecnología

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Revelaciones de espionaje, sólo la punta del iceberg

El descubrimiento de prácticas de vigilancia y el uso de software de monitoreo para comunicaciones privadas amenazan las libertades civiles y ponen en riesgo el desarrollo de una incipiente economía digital en México.

Las revelaciones de espionaje electrónico son sólo la punta del iceberg de las prácticas de intromisión en las comunicaciones privadas extendidas a escala mundial y que en México amenazan el desarrollo de la economía digital y la adopción de tecnología, consideraron expertos.

Lo que vemos es sólo una pequeña parte de las actividades de espionaje. Es muy difícil conocer qué tan grande es. Lo que estamos viendo es sólo el nivel más básico de estas prácticas, la punta del iceberg , dijo Bill Marczack, investigador del grupo de trabajo Citizen Lab, de la Universidad de Toronto.

Una reciente investigación del Citizen Lab descubrió la presencia del software FinFisher, utilizado para actividades de espionaje digital, en servidores de los operadores mexicanos Iusacell y UniNet, filial de Teléfonos de México (Telmex).

El descubrimiento coincidió con las filtraciones del ex técnico de la Agencia Central de Investigación (CIA), Edward Snowden, sobre actividades de espionaje de Estados Unidos en México y en otros países.

Puede ser cualquier gobierno extranjero o el propio gobierno mexicano el que esté espiando , dijo Marczack, en entrevista vía Skype.

La incertidumbre sobre la privacidad de los datos en el entorno electrónico pueden dificultar la evolución de actividades como el comercio electrónico que el año pasado registró un valor de 6,000 millones de dólares, según la Asociación Mexicana de Internet y obstaculizar la adopción de las tecnologías por parte de la población.

La presencia de estos softwares que espían es muy alarmante porque los usuarios tienen mucho miedo a dar su información en línea , opinó Isabel Davara, experta en derecho en tecnologías de la información y la protección de datos personales.

El software FinFisher es sólo una gota en un océano. Se calcula que el mercado de software y herramientas para el espionaje digital tiene un valor superior a los 5,000 millones de dólares, según datos divulgados por Wikileaks y retomados por la organización internacional Reporteros Sin Fronteras.

Existen programas de espionaje más difíciles de detectar. La firma británica Gamma Ltd., productora de FinFisher, tiene otra herramienta llamada FinFly que se instala en los equipos de cómputo bajo el disfraz de una actualización del programa de reproducción musical iTunes. También se encuentran disponibles programas menos complejos que rastrean la actividad de los usuarios en Internet y que los gobiernos pueden utilizar para vigilar secretamente las comunicaciones, explicó Marczack.

Siempre ha existido una intromisión, ya sea por parte de la autoridad o de empresas del sector privado, en la información y en la vida particular de los individuos, pero en la era de la tecnología se multiplica exponencialmente por la facilidad con la que se puede propagar y la dificultad de detección , agregó Davara, vía telefónica.

ESPIONAJE LEGÍTIMO , UN PELIGRO

El uso de herramientas de vigilancia electrónica con fines de inteligencia y seguridad nacional es un peligro potencial para la ciudadanía, advirtió Marczack.

Las herramientas de espionaje y vigilancia pueden desencadenar persecuciones políticas a periodistas y activistas hasta señalamientos erróneos de las propias autoridades en investigaciones ciriminales.

La actitud de 'si no tienes nada que esconder, no tienes nada qué temer' es en realidad un peligro. Las personas que realizan las investigaciones pueden cometer errores, perseguir deliberadamente otros objetivos y poner en riesgo las democracias , dijo el experto.

La sociedad civil será de vital importancia para exigir una mayor transparencia sobre el uso de herramientas y acciones de vigilancia, comentó Davara.

La mayoría de las personas debe estar consciente de las consecuencias negativas del espionaje y sentir que todos corren el riesgo de sufrir estas consecuencias , concluyó Marczack.

julio.sanchez@eleconomista.mx

nlb

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