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Opinión

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El Futuro es hoy

Recientemente viajé a Barcelona para participar como invitado en un panel de la Green Hydrogen Global Assembly, en el que tuve la oportunidad de intercambiar ideas y propuestas con funcionarios e impulsores del hidrógeno verde en América Latina.

En dicho panel, moderado por Santiago Lorenzo, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), participaron Diego Mesa, ministro de Energía de Colombia, y Arabela Carreras, gobernadora de la Provincia de Río Negro en Argentina, entre otras distinguidas personalidades.

Fue muy interesante conocer lo que se está haciendo a nivel global en el tema del hidrógeno y, en particular, el desarrollo que está teniendo esta industria en Chile, Colombia, Uruguay, Brasil, Argentina, Perú y Costa Rica.

La Global Assembly fue inaugurada por Teresa Ribera, ministra de Transición Energética de España, y por Malcolm Turnbull, ex primer ministro de Australia y presidente de The Green Hydrogen Organisation.

Esta organización impulsa a nivel mundial la utilización del hidrógeno en diversos usos y aplicaciones, tanto industriales como de movilidad.

Algo muy relevante es que durante la Asamblea se lanzó el estándar para la certificación de lo que es hidrógeno verdaderamente verde y limpio.

Esta certificación podrá ser utilizada por productores de hidrógeno verde bajo licencia y certificación de The Green Hydrogen Organisation, y se utilizará la etiqueta “GH2 Green Hydrogen”.

Hay que recordar que el hidrógeno verde se obtiene mediante el proceso de electrólisis, que consiste en el rompimiento de la molécula del agua utilizando energías renovables para su producción.

Después de Barcelona fui a Madrid para participar en la European Hydrogen Energy Conference, organizada por la Asociación Española de Hidrógeno.

En este evento, en el que participaron actores clave a nivel mundial en el impulso al hidrógeno verde, se instaló una sala de exhibiciones donde diversas empresas mostraron la tecnología de última generación en la industria del hidrógeno.

Ahí tuve oportunidad de abordar un vehículo que funciona a partir de hidrógeno, el Hyundai Nexo, que es un vehículo impulsado por celdas de combustible de hidrógeno o “fuel cells”.

Tiene una autonomía de desplazamiento de alrededor de 800 kilómetros con una sola carga de hidrógeno, su tiempo de recarga es de aproximadamente 5 minutos y solo emite vapor de agua por lo tanto es cero contaminante.

Otro vehículo que funciona a partir de hidrógeno es el Toyota Mirai, el cual tiene similares prestaciones a las del Hyundai Nexo.

Algo que hay que reconocer es el avance y la ventaja que nos llevan los países europeos y asiáticos en la transición energética.

En Barcelona circulan autobuses eléctricos de transporte público urbano, híbridos con gas natural, híbridos con diésel y, desde luego, autobuses que funcionan con hidrógeno exclusivamente.

De igual forma, en Europa ya circulan trenes impulsados por hidrógeno, lo cual es una muy buena solución, ya que sustituyen al diésel por hidrógeno y con ello evitan contaminar, lo que abona a la lucha contra el cambio climático.

También tuve oportunidad de utilizar el tren AVE (Alta Velocidad Española) de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (Renfe) en el trayecto Barcelona-Madrid.

El AVE recorre la distancia de 600 kilómetros entre ambas ciudades en 2 horas y media, a una velocidad máxima de 330 kilómetros por hora.

El AVE también conecta otras ciudades importantes de España, como Sevilla, por lo tanto, prácticamente conecta a España de punta a punta. 

Creo que en México se debería impulsar un AVE que conecte la Ciudad de México con Monterrey o Guadalajara –o con otras ciudades también–; me parece que tendría un muy buen aforo, e incluso, tal vez podría ser viable financieramente hablando.

Además, podría ser impulsado por hidrógeno, con lo cual contribuiríamos a la transición energética y a combatir el cambio climático; de hecho el Tren Maya también podría ser impulsado con hidrógeno.

Utilizar un tren de alta velocidad es más cómodo, mas barato, más rápido, más eficiente y, en los casos de los trenes eléctricos o a hidrógeno, sería menos contaminante que otros sistemas de transporte.

Eso lo comprendieron bien los españoles y por ello los utilizan mucho, en los dos trayectos que realicé los vagones iban llenos, además tiene un vagón-cafetería que permite disfrutar de una cañita (cerveza), un café o una comida más en forma.

Incluso es posible comprar los boletos por internet (igual a los boletos del cine) y escoger entre diferentes clases incluyendo un vagón “silencioso” para que puedas trabajar a gusto y concentrado.

México tiene tantos recursos y tanto potencial que deberíamos de voltear a ver lo que están haciendo bien en otros países, adoptar las mejores prácticas internacionales, así como sus lecciones aprendidas.

*El autor es presidente de la Asociación Mexicana de Hidrógeno y especialista en temas de transición energética.

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