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Arte e Ideas

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Cómo el aumento de la temperatura afecta tus emociones: ¡No estás enojado, sólo tienes calor!

El calor extremo que actualmente vivimos nos tiene de mal humor y eso no es casualidad porque nuestro cuerpo y emociones reaccionan a las altas temperaturas. 

Ilustración EE: Nayely Tenorio

“Ya no puedo seguir siendo buena onda con 40°C, discúlpenme”, es una de las frases que leemos en los memes que circulan constantemente en redes sociales en esta temporada de calor extremo, y que, sin duda, representa nuestro estado de ánimo, porque sí, el calor repercute en nuestras emociones. 

Con el aumento de la temperatura, nuestro cerebro se concentra para mantenernos vivos en lugar de producir neurotransmisores, y con la falta de ellos, “particularmente de serotonina, las emociones se intensifican, por eso el calor nos pone tan de malas y nos hace tanto daño”, explica el Dr. Guillermo Murray Tortarolo, investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES), campus Morelia de la UNAM. 

En entrevista para El Economista, el doctor señala que, por el contrario, el frío intenso genera una disminución del ritmo corporal, llevándonos a una sensación de tristeza; aunque, en general, todos los mamíferos tenemos más mecanismos para lidiar con el frío que con el calor, en el que nuestra única opción es sudar. 

Sin embargo, los mamíferos y los seres humanos tienen emociones diferentes, ya que los segundos cuentan con subjetividad y son los únicos que pueden enfermar de pensamientos, “porque el cerebro reacciona ante un pensamiento o ante una realidad, pero no distingue y, por tanto, debemos cuidarlos”, indica Jorge Gutiérrez Siles, coordinador de Bienestar Emocional en KAYSA Soluciones Integrales. 

Además, Gutiérrez Siles señala que, por las altas temperaturas, también habrá interrupciones en el sueño y sudoración, lo que provoca una sensación constante de fatiga, seguida por el desánimo y un malestar general "y esto me puede generar de alguna forma un aumento en la ansiedad, si no lo controlo, entonces va a tener también un impacto en la salud mental”, explicó. 

Cuerpo vs. calor 

Las emociones son reacciones del organismo, fenómenos complejos que afectan a los humanos, quienes son los únicos en tenerlas y, aunque recibimos estímulos por medio de nuestros cinco sentidos, también hay internos por medio del pensamiento, a lo que el cuerpo también presenta una respuesta. 

Jorge Gutiérrez Siles explica que hay tres formas en que se expresan las emociones: Fisiológica, cognitiva y conductualmente, lo que nos ayuda a adaptarnos a los estímulos, además de que “nos permiten informar a los otros lo que nos pasa y son un lenguaje social básico que de alguna manera es universal en todos los seres humanos”. 

El doctor Murray indica que el calor en el cuerpo provoca presión en las venas, por lo que éste se prepara con mecanismos para lidiar con el aumento térmico de dos tipos: el externo —que corresponde al clima— e interno —como el que sientes cuando haces ejercicio—, provocando sudoración, además de que regula el ritmo cardíaco y aceleración del metabolismo diurético. 

Pese a ello, los humanos sí tenemos un límite para soportar las temperaturas; anteriormente se creía que soportábamos los 35°C, pero un estudio de hace dos años (Evaluating the 35°C wet-bulb temperature adaptability threshold for young, healthy subjects (PSU HEAT Project) muestra que no es tan alto como se pensaba; así que, de todas formas, no contamos con los mecanismos bioquímicos en nuestro interior para sobrellevarlo. 

Por ejemplo, en “las mujeres, su biotemperatura máxima está alrededor de los 29°, los hombres aguantan un poco más; los hombres jóvenes, sobre todo, sí llegan hasta los 35, pero después si te vas a los niños o a los ancianos, su biotemperatura máxima es 27”, señala el Dr. Murray. 

De tal forma que podemos identificar a los niños, ancianos y a quienes se vean obligados a trabajar a la intemperie del sol en nuestra sociedad, como los grupos vulnerables

Otro factor relevante es la humedad que hay en el aire; su ausencia hace que aguantemos más las altas temperaturas porque nuestro cuerpo es capaz de sudar para enfriarse y resistir; contrariamente a un fuerte calor con un 100% de humedad que nos dificultaría el enfriarnos. 

¿Y si vivo en una zona con altas temperaturas? 

El pasado jueves 22 de mayo de este año, la Universidad Autónoma de México anunció que en los 10 o 15 días siguientes, el país presentará las mayores temperaturas que haya registrado en su historia; por ejemplo, en Ciudad de México se llegaría a los 35° C, mientras que San Luis Potosí pasaría de los 45°, además de la probabilidad de que en este año se registre como el más cálido. 

Pero hay entidades en donde el calor siempre ha estado presente, y aunque haya gente que se estableció ahí, eso no significa que esas sean zonas habitables, pero “lo que pasa es que en la ciudad que se ha construido ahí normalmente tienes aire acondicionado, la gente no sale así a ciertas horas, etcétera, etc.; tenemos estrategias históricas para vivir en este tipo de lugares”, indicó el investigador del IIES-UNAM. 

Incluso, podemos prevenirnos con la ayuda de la tecnología, la cual predice el clima diario y de los próximos cinco días, y a veces hasta de 10 días o 15 dependiendo los fenómenos climáticos. “El avance en inteligencia artificial y en herramientas meteorológicas nos permite tener información suficiente para saber cómo va a estar el clima de cierto tiempo y tomar decisiones alrededor de eso”, mencionó Murray. 

Recomendaciones “para no derretirse” 

Este clima tan extremo es consecuencia del cambio climático, así que eso sería lo primero por resolver; mientras tanto, en el día a día, podemos llevar a cabo algunas acciones para sobrellevarlo, tanto en el aspecto social como individual. 

Socialmente, es indispensable contar con una planeación adecuada de las ciudades y reforestarlas; cambiar el asfalto; prohibir que los niños hagan Educación Física a ciertas horas o si es necesario cerrar esas escuelas o cambiar horarios. 

Entre lo que podemos hacer individualmente, está el impermeabilizar en colores claros; poner azoteas verdes en las casas; usar ropa fresca; tomar baños de agua fría y evitar el azúcar, ya que éste comenzaría a calentarnos, así que lo recomendable es consumir agua con hielos. 

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