El Ariel, entre Ayotzinapa, Aristegui y los bostezos

Si, el Ariel es una fiesta y el reconocimiento más importante que tiene el cine mexicano y por eso es necesario hacer muchos cambios; se necesitan alianzas con las televisoras y empresas para darle glamour a un evento que pareciera sólo sirve para lanzar el discurso obsoleto de Pobres de nosotros, los que hacemos cine en México, nadie ve nuestras películas por culpa de Hollywood .

Se realizó la 57 Ceremonia de la entrega del Premio Ariel en Bellas artes con una buena organización e invitados que en su mayoría llegaron de smoking y vestidos largos respetando el protocolo.

Diez minutos después de la hora señalada arrancó la ceremonia que contó con el diseño de producción a cargo del experimentado Mario Espinoza y un entretenido guion de Flavio Gonzáles Mello.

El tema de la ceremonia fue la Preservación de la memoria y así comenzaron los chistes alrededor, algunos efectivos y otros para el bostezo.

Pero la ceremonia se vio enriquecida con pequeños videos de películas viejas y hasta de cuando el Ariel premiaba a Silvia Pinal o Arturo de Córdoba hace muchos años.

Y es ahí donde está el problema, en el cine mexicano actual no hay figuras así, no hay ídolos cinematográficos; existen buenos actores pero no actores famosos, esos que le den realce al evento, los únicos que podrían hacerlo (y son directores) viven en Estados Unidos: Del Toro, Iñárritu y Cuarón y casi ni fueron mencionados en la ceremonia, ni siquiera una mención ante su éxito.

Tal vez, por eso, se tiene que recurrir al reclamo social con Ayotzinapa y los 43, claro, el tema de Carmen Aristegui y el recorte a la cultura, pasando por los problemas en México.

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Aunque en un principio fueron aplaudidos, la reiteración de los chistes y consignas, sobre todo en el tema de la periodista, de quien se presentó un video subiendo un peña acabaron por aburrir y estorbar en una ceremonia que fluía bien con la voz en off de Martín Hernández.

No hubo muchas sorpresas con los ganadores del Ariel, salvo la derrota de Óscar Jaenada (Cantinflas) a manos de Juan Manuel Bernal con su Ariel por mejor actor en Obediencia Perfecta.

Güeros, ópera prima de Alonso Ruiz Palacios se convirtió en la película ganadora de la noche, dejando en el camino a Cantinflas y a La Dictadura Perfecta, la primera fue enviada por la Academia para buscar un lugar en el Óscar y la segunda al Premio Goya, la eterna incoherencia de los votantes que al final consideraron que no eran tan buenas películas.

OPINIÓN: La dictadura ¿perfecta?

A pesar de ser una ceremonia bien producida es demasiado larga y tediosa, tiene pocos momentos emotivos; como cuando entregaron el Ariel de oro a Miguel Vázquez, técnico en efectos especiales, cuyo premio se lo dio su hijo con una entrada espectacular entre humo o las palabras de la productora Bertha Navarro.

Por momentos, algunos errores técnicos empañaron la ceremonia o de plano causaron indignación como cuando el cineasta Jorge Fons no pudo leer correctamente el nombre de Alonso Ruiz Palacios y el cineasta, de manera grosera se burló de Fons o la señora Blanca Guerra, quien prefirió pedir ayuda para dar a conocer a la Mejor Película del Ariel, ante el temor de fallar por lo complicado que era abrir los sobres y leer el nombre de los ganadores.

Pero la comunidad cinematográfica en México aplaudió y brindó con tequila por un año muy bueno para el cine mexicano, el 2014, en el que se produjeron más de 100 películas y se vendieron 24 millones de boletos.

Gracias a varias películas que acabaron siendo ignoradas en el Ariel como La Dictadura perfecta porque los votantes y la Academia parecen estar peleados con el cine comercial y los actores famosos .

vgutierrez@eleconomista.com.mx

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