Lectura 5:00 min
El IPN ayuda a generar zonas libres de violencia
La herramienta es usada por diversas instituciones educativas, la CNDH, se exporta y traduce a lenguas indígenas.
El violentómetro, material educativo creado y patentado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) para contribuir a visibilizar la violencia entre la población, es un modelo que han implementado asociaciones e instituciones de al menos siete países del mundo.
La directora de la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género, Martha Alicia Tronco Rosas, informó que como resultado de su impacto educativo, en México son más de 80 instituciones las que se apoyan en este material didáctico.
El violentómetro ya es usado en países como Venezuela, Colombia, Argentina, China, Brasil y el País Vasco, además, ya está traducido a tres lenguas indígenas: náhuatl, tlapaneco y mixteco. En un comunicado reciente, el IPN informó que a petición del Instituto de las Mujeres de Guerrero, este material también será elaborado en otomí (hñähñu).
QUÉ ES EL VIOLENTÓMETRO
En modo de una regla escolar de 30 centímetros, banner o un cartel, el violentómetro es una forma de medir el grado de violencia que una persona puede vivir en una escala de 30 puntos.
Este material permite detectar focos rojos que indican situaciones cotidianas o sutiles como bromas, mentiras, chantajes, empujones, caricias agresivas o humillaciones, que pueden llegar hasta altos grados de violencia como los golpes e incluso la muerte.
EL VIOLENTÓMETRO VS LA QUERENDONA
Al IPN le piden muchos proyectos de vinculación y han hecho trabajos sobre estos modelos de no violencia a la Secretaría de Marina, a la Presidencia de la República, a la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre otras.
En el Fideicomiso de Formación y Capacitación para el Personal de la Marina Mercante Nacional solicitaron un programa de sensibilización y de capacitación por el problema de las novatadas, una práctica que llevó al hospital a algunos novatos.
Explicó que ellos hicieron su violentómetro naútico, para evitar violencia física y, por ejemplo, no utilizar la querendona, una tabla con la que se golpeaba a los de nuevo ingreso en lugares donde no se les notaba.
El violentómetro ha sido solicitado también por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, el Instituto Nacional de las Mujeres, el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y la Comisión Federal de Electricidad, así como por diferentes instituciones educativas a través de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
El Colegio de México, la UNAM, Injuve, las universidades Pedagógica Nacional, del Estado de México, de Chiapas, Veracruzana y la Autónoma de Tamaulipas son otras instituciones que trabajan con el material didáctico.
La herramienta tiene un importante papel que jugar entre los jóvenes y es que no hay que olvidar que en el rubro de violencia psicológica los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo, en jóvenes entre 15 y 24 años, indican que 76% de los jóvenes es víctima de la violencia psicológica y la mayor incidencia de ésta se da en áreas urbanas (76.3%) a diferencia del área rural (74.7 por ciento).
PORQUE EL BUEN JUEZ POR SU CASA EMPIEZA
Luego de usar el violentómetro dentro del IPN, nos dimos cuenta de que era necesario dar seguimiento a las personas que se identificaban como violentadas y del 25 septiembre del 2008 a la fecha, hemos recibido más de 200 denuncias, de las cuales 87% ha sido hecho por personal docente y el resto por personal administrativo y estudiantes, dijo Martha Alicia.
Las denuncias en el IPN se han investigado y ya les han costado el cargo a algunos directivos, lo cual ha sido de gran impacto y por ello la investigadora espera que haya más confianza para denunciar las situaciones o hechos violentos. Las denuncias se investigan a fondo y se da seguimiento a los casos para no caer en difamaciones , por eso agregó: No se aceptan denuncias anónimas .
Con los buzones de denuncia que se han colocado en las escuelas e instituciones del IPN, lo estudiantes tienen acceso a solicitar apoyo si se sienten violentados, incluso han encontrado en la tecnología una forma de probar que son violentados, pues graban a sus maestros.
Y para los profesores machistas, que piensan que las mujeres deberían de estar en su casa lavando trastes, las alumnas están protegidas y respaldadas por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género del IPN, sobre todo las que están en áreas que tradicionalmente eran de hombres, como metalurgia, aviación y electrónica.
La ciencia y la tecnología no pueden avanzar si no se tiene este desarrollo social, porque somos una institución dinámica, viva, que crece y por eso no debemos perder de vista esta parte humana, dijo Tronco Rosas.
A principios de abril, el IPN dará a conocer los resultados de la investigación sobre el impacto del violentómetro y en el mismo mes iniciarán la campaña permanente para garantizar que el IPN sea zona libre de violencia.
Seguimos trabajando para que el IPN sea zona libre de violencia a través de la sensibilización, creemos que estamos a la vanguardia, aunque nuestra institución no se caracterice por tener muchas áreas sociales y humanas, aun así trabajamos con estos temas, manifestó Tronco Rosas.
elizabeth.ruiz@eleconomista.mx