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El arte que nos heredó el M68
Cuentan que aquella noche del 2 de octubre, gente que trabajaba para el gobierno llegó a las redacciones a recoger los rollos fotográficos que habían tomado los reporteros asignados a la cobertura del mitín en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Cuentan que aquella noche del 2 de octubre, gente que trabajaba para el gobierno llegó a las redacciones a recoger los rollos fotográficos que habían tomado los reporteros asignados a la cobertura del mitín en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Lo que se publicó en los diarios al día siguiente, no reflejó los hechos.
Enrique Metinides, Héctor García, Enrique Bordes Mangel , Faustino Mayo, Rodrigo Moya y fotógrafos independientes vendieron a agencias internacionales su material, algunas de esas fotos son las que conocemos hoy día y también ilustraron uno de los libros que tomó rienda después de la tragedia: La noche de Tlatelolco. Elena Poniatowska retrató la alegría y el propio dolor con el que se hizo un nombre en las letras.
Otras expresiones artísticas también nacieron esa noche: gráfica colectiva que comenzó a inundar la ciudad, el street art cobró relevancia.
Las notas musicales de Óscar Chávez fueron los corridos de los estudiantes como la Adelita a los revolucionarios.
“Las crónicas ensayísticas de Carlos Monsiváis que en Días de guardar se dedicaron a explicar y revivir con escenas y personajes arquetípicos el clima del 68; la novela testimonial de Luis González de Alba, Los días y los años, que nos acerca a la vida diaria de los dirigentes”, detalla Carmen Galindo en su ensayo Qué fue y qué nos dejó el 68, quien se desempeñó como periodista, docente mexicana y ha contribuido ampliamente dentro del medio cultural. Aunque Galindo también destacó que estas expresiones artísticas que nacieron del movimiento estudiantil “constituyen en sí mismas un aspecto fundamental”, puesto que “la revolución cultural ocurre donde siempre sucede: no en el arte, sino en la vida”.
También en el teatro este evento dejó su huella, destacó el guionista y director del Centro Cultural Helénico, Antonio Zúñiga, quien recordó el trabajo de Felipe Galván en el teatro, cuya disciplina también guarda las joyas que escribió Emilio Carballido inspirado en los hijos perdidos de México aquella noche.
“Las libertades que buscaban los estudiantes también como artistas debemos mantenerlas y preservarlas”, comentó Antonio Zúñiga en entrevista con El Economista.
Mientras que Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura dijo que “los propios movimientos urbanos de 1980 recogieron esa gráfica (hecha en el 68)”, incluso destacó que “el arte siempre ha jugado un papel fundamental en los movimientos sociales de México y en el mundo. Yo creo que el camino es abrirle cauces a la expresión y cada época tiene su manera de expresarlo” concluyó.