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El metano, una oportunidad para reducir emisiones de GEI

La AIE ha revelado que 50% de las reducciones de metano a nivel mundial ofrecería el mismo beneficio climático a largo plazo que el cierre inmediato de todas las plantas de carbón en China y que esto se puede realizar a un costo neto nulo.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha revelado que 50% de las reducciones de metano a nivel mundial ofrecería el mismo beneficio climático a largo plazo que el cierre inmediato de todas las plantas de carbón en China y que esto se puede realizar a un costo neto nulo. En este sentido, este gas es una clara oportunidad para el contexto mexicano. “Cuando comenzamos a ver de dónde provienen las fuentes principales de metano, observamos que son el sector petrolero, ganadería, tiraderos de basura, tratamiento de agua y gas natural”, explica Daniel Zavala, científico del Environmental Defense Fund (EDF) a El Economista.

Y es que México es el quinto mayor emisor mundial de contaminación por metano proveniente de la industria de petróleo y gas, “En este sentido tenemos un arma de doble filo, pues existe un riesgo, pero también la clara oportunidad de controlar sus emisiones”.

El 30 de julio del 2018, México lanzó oficialmente un proyecto de regulaciones integrales para reducir las emisiones de metano del sector de petróleo y gas natural, en este momento, se encuentra abierto para consulta pública. De acuerdo con la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), esta propuesta contribuiría de manera importante al cumplimiento de los compromisos establecidos en torno al Acuerdo de París y la Declaración de Líderes de América del Norte sobre la Alianza del Clima, Energía Limpia y Medio Ambiente.

Al tratarse de la primera pieza normativa en su tipo en toda América Latina, la ASEA busca posicionar a México como marco de referencia en materia de regulación ambiental y estaría encaminado a cumplir con el compromiso del país de reducir las emisiones de metano en 40-45% para el 2025, convirtiéndonos, según las autoridades, en líder mundial en la implementación de medidas rigurosas de aire limpio para la industria del petróleo y el gas.

Para el desarrollo de este anteproyecto regulatorio, se tomaron en cuenta prácticas internacionales y se tuvo el acompañamiento de expertos tanto nacionales como internacionales. Entre los grupos participantes se encuentra Environmental Defense Fund y Clean Air Institute, quienes recientemente dieron a conocer el informe “Principales prácticas regulatorias para reducir las emisiones de metano de la industria de petróleo y gas: Lecciones aprendidas para México”, el cual trata de aportar evidencia relevante para un mejor resultado final.

Sobre este trabajo, Zavala hace una serie de reflexiones. “Cuando hablamos de cambio climático, la cabeza inmediatamente se va a pensar en dióxido de carbono, pero, en los últimos estudios del IPCC1 y en documentos pasados, ya sabemos que si sólo nos enfocamos a reducir el CO2 no es suficiente, hay muchos otros gases de efecto invernadero mucho más potentes que el mencionado recurrentemente, uno de ellos es específicamente el metano”.

El metano es un potente gas de efecto invernadero, que aunque está menos tiempo en la atmósfera que el CO2, tiene más de 80 veces el efecto de calentamiento del clima en un periodo de 20 años. El metano es responsable de aproximadamente 25% del calentamiento que sentimos hoy. Estos hechos hacen que las reducciones de metano a corto plazo sean un elemento indispensable de los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático.

“De ahí que la comunidad científica esté convencida de que la única manera de tener una oportunidad de frenar el cambio climático y quedar debajo de los límites marcados de temperatura global es si nos enfocamos en las dos cosas al mismo tiempo”, explica el representante de EDF.

Algo importante a considerar, que el especialista destacó, es que, cuando hablamos del sector petrolero, ya sabemos las maneras y tecnologías para controlarlo, “hay un mapa de ruta para soluciones claras y puntuales.

“En contraste con el sector ganadero, por ejemplo, son miles de actores involucrados que se tienen que convencer para hablar de mitigación, en cambio, el sector petrolero está dirigido sólo por unos cuantos en un futuro y uno en la actualidad, Pemex, que es el operador principal, esto hace que el nivel de personajes a convencer en cuestión de mitigación sea mucho más limitado, por lo tanto, es mucho más fácil hacer algo que impacte positivamente”.

Recordó que nos encontramos ante una emergencia mundial, donde estamos llegando al límite de lo que el planeta aguanta en cuestión del calentamiento global, por lo que apoya las recientes declaraciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que plantean acciones muy concretas que controlen las emisiones de metano y que esto se traduzca en mayor aprovechamiento del recurso energético, la pregunta es: ¿cómo?

Para México hay buenas noticias, pues “no se requiere que se estudie cada ángulo del problema del metano para actuar con una serie de mejores prácticas que en muchos lugares del mundo ya se han implementado, se pueden tener grandes impactos de mitigación. Por ello la idea es que la ASEA y organismos reguladores puedan crear este mapa de ruta con regulaciones publicadas, implementadas y con seguimiento puntual”, dijo el especialista.

Sobre las mejores prácticas, se busca: lograr reducciones ambiciosas de emisiones de metano en múltiples segmentos del sector de petróleo y gas, así como de todas las fuentes de emisiones importantes, nuevas y existentes; aminorar el venteo de diseño del equipo y el no intencional; reducir el venteo del gas asociado de los pozos de petróleo, y la detección y reparación de fugas con regularidad.

“Hasta hace muy poco probablemente no era claro por qué nos tiene que importar el metano, ese desconocimiento ha generado hasta ahora un obstáculo muy grande. Saber que cuando se reducen las emisiones de metano, también se reducen compuestos tóxicos cancerígenos, compuestos precursores de ozono, que tienen impacto claro en las comunidades con producción petrolera, o que el gas que no se fuga es gas que al final es combustible, será la clave para que el tema permee en la sociedad y las autoridades”.

El especialista concluyó destacando la importancia de que ante temas tan complejos se pongan sobre la mesa estudios, mediciones y datos científicos que nos ayuden a esclarecer un panorama que de pronto se puede volver borroso y tener un mapa de ruta.

nelly.toche@eleconomista.mx

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