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Entra en vigor la nueva ley del libro

El pasado viernes, Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, se publicó después de más de un año de debate, cabildeo y aprobación legislativa, el Reglamento de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro.

El pasado viernes, Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, se publicó después de más de un año de debate, cabildeo y aprobación legislativa, el Reglamento de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro.

Como dice su muy explícito nombre, la ley busca que México aumente al fin su base de lectores de libros, y superar esa deshonrosa y mítica cifra que ronda el medio libro anual por habitante, aunque los optimistas dicen que son dos y medio (lo cual tampoco es muy honroso).

El precio único, aún falta

El reglamento entró en vigor el sábado pasado, pero no así la mayor parte de sus disposiciones, de las cuales la más famosa y controvertida es la del llamado precio único, que obliga a todas las librerías del país a vender al mismo precio todo ejemplar de un mismo título.

Es decir, con la ley queda prohibido hacer cualquier alteración al precio de lista. El fin es fomentar la competencia entre librerías pequeñas y las grandes cadenas. El comprador no podrá orientarse por el precio del libro, sino por ventajas como el servicio y el surtido de títulos.

Sin embargo, esto no sucederá hasta que el Consejo Nacional para el Fomento del Libro y la Lectura genere los lineamientos para el funcionamiento de un Registro del Precio Único, al que las editoriales e importadoras de libros pasarán sus propuestas de precio.

Ese Registro estará a disposición del público.

El Consejo de Fomento

Según el reglamento, el Consejo Nacional para el Fomento del Libro y la Lectura, que completa junto con la SEP y Conaculta la triada de autoridades que vigilarán su cumplimiento, conformado por el secretario de la SEP (hoy, Alonso Lujambio), el titular de Conaculta (Consuelo Sáizar) y varios miembros de la industria editorial, como el presidente del Consejo de la Industria Editorial Nacional y el líder de la Asociación de Libreros.

Sus dos obligaciones más importantes son crear el Programa de Fomento a la Lectura, una serie de disposiciones que alienten a las personas a acercarse a la lectura, y llevar el ya mencionado registro oficial de los precios de lista de los libros.

Buenas intenciones

Por otra parte, el reglamento obliga a la SEP y a Conaculta a llevar una larga serie de acciones de fomento a la lectura, que por momentos parecen ser sólo un catálogo de buenas intenciones o un apuntalamiento de acciones que ya se vienen realizando, tales como los siguientes apartados del artículo 5:

I. Situar a la lectura y el libro como elementos fundamentales para el desarrollo integral de la población.

V. Realizar coediciones con editoriales privadas.

X. Promover y fortalecer las bibliotecas públicas como salas de lectura.

XIII. Promover la vinculación con instituciones de educación superior con objeto de difundir y apoyar el fomento a la lectura.

XIV. Realizar acciones tendientes a la formación y consolidación de escritores, lectores y promotores de la lectura.

Sin embargo, cabe destacar el punto XII, que conmina a la instituciones a establecer indicadores y sistemas de información que reflejen la situación de la lectura, del libro, de las bibliotecas y de las librerías .

cmoreno@eleconomista.com.mx

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