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Arte e Ideas

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Ganar para perder

Lance Armstrong o como descender ?10,000 millas en caída libre.

Ganar no es cosa menor en el deporte. Se puede decir que todo aquel que dice que lo importante es competir no es un verdadero deportista. Es un soñador o un tonto, pero no un atleta.

El engaño del siglo (The Program, 2015) de Stephen Frears es la historia de un hombre que llegó a los extremos más vergonzosos para ganar.

No hubo nada que Lance Armstrong (interpretado con una obsesión rayana en la psicopatía por Ben Foster) no hiciera para ganar el Tour de France. Sacarse sangre y congelarla: listo. Usar hormonas: listo. Utilizar todo tipo de sustancias prohibidas: you name it.

La cinta no es algo espectacular. Se limita a contar los hechos según los investigó el periodista David Walsh. Walsh, interpretado por Chris O’Dowd, comenzó a ver algo raro en la carrera de Armstrong años antes de cualquier otra persona. ¿Cómo es posible , se pregunta Walsh, que este don nadie haya pasado de ser un simple participante el Tour de Francia al rey de la competencia? . Algo aquí no computa.

La película no es sólo la historia de la obsesión con el triunfo, es también la narración de una pesquisa: la de Walsh tras el engaño de Armstrong. Walsh siguió como sabueso rabioso la trayectoria de Armstrong.

Lance Armstrong se convirtió en una maquinaria: una empresa que lo incluía a él como ídolo y su Fundación Livestrong como su reino. Esas pulseras amarillas que todo mundo llevaba como símbolo de triunfo y buena voluntad después se convirtieron en vergüenza. Armstrong nos engañó a todos.

Han habido caídas estrepitosas en el deporte, la política y el arte, pero la de Lance Armstrong es una para la historia.

El engaño del siglo cuenta la cadena de acontecimientos que llevaron al final de Armstrong con calma y sin fuegos artificiales. Frears, director de cintas como La reina y Alta fidelidad, es un director bueno en la maquila narrativa. Con esto quiero decir que no es un autor, sus películas no tienen necesariamente una marca característica, pero son películas muy bien hechas, bien contadas.

El engaño del siglo no es excepción aunque tampoco es una de sus mejores obras. Uno quisiera más melodrama, más ganas de arrancarse las entrañas en esta historia tan sabrosa y que se presta para esto. ¿Armstrong es un pillo? Caray, la verdad es que la cinta lo deja desnudo pero no hay un juicio devastador sobre él. Es un arte difícil revelarle las vergüenzas a alguien sin agarrarlo como piñata.

Armstrong y su equipo de ciclistas pasarán a la historia como los Medias Negras de Chicago (otra historia de traición deportiva que habrá que contarse otro día en otro espacio) como héroes caídos. Como bien dice el cartel de El engaño del siglo (¿será? El título en español ése sí que es dramático), Armstrong pasó de héroe, leyenda, ídolo a tramposo. Recuerdo que cuando se reveló la verdad sobre Armstrong ese sobreviviente de cáncer que regresó de la muerte para ganar siete veces consecutivas el Tour de Francia me sentí triste. Ya no hay nada puro en esta vida. Pero como digo al principio de este Garage, quien quiera pureza en el deporte no la encontrará ni en el futbol de llano.

Maten a esos suicidas

Pues así es la vida del geek. Sale cualquier cosa de superhéroes y ahí va uno, como lemming, al suicidio en manada.

Vi Escuadrón suicida y es una basura. Basura mayúscula. No puede uno creer el tamaño de desastres que es la película. It’s all over the place, como se diría en español. Quiere ser chistosa y no lo logra. Quiere ser emocionante y peca de obvia. Los personajes son simples caricaturas... Creo que ya no debo esperar que en las películas de superhéroes haya algo más que personajes de caricatura. El más detestable es el Joker de Jared Leto. Leto es buen actor (más o menos) pero tal parece que el director le dijo que se metiera 2 gramos de coca y una tacha para hacer su interpretación. El Joker está loco, pero no de atar. Como diría Hamlet: hay método en su locura. Ni Leto ni el director David entendieron eso. Aplauso a Margot Robbie por su Harley Quinn, se roba la película.

Ah, la vida del geek. Convoco a un boicot nerd contra las películas de superhéroes. Que ya no nos tomen el pelo.

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