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La Revolución triunfante

En la foto del Archivo Gustavo Casasola lo que se ve no es un simple, inocente, vagón de carga. Son los hombres del general Rubio Navarrete cargando artillería para ir a pelear contra los insurgentes en plena Revolución mexicana.

En la foto del Archivo Gustavo Casasola lo que se ve no es un simple, inocente, vagón de carga. Son los hombres del general Rubio Navarrete cargando artillería para ir a pelear contra los insurgentes en plena Revolución mexicana.

Rubio Navarrete nació en 1882 y se graduó del Colegio Militar apenas niño, en 1893. Se convirtió en un artillero de temer. Peleó contra los orozquistas, a los cuales les hizo mella, después contra los constitucionalistas y estuvo del lado del bando correcto durante la Decena Trágica. Sus cañones no fallaban nunca y por eso cobró fama entre los combatientes: le temían como al cadáver del Cid.

Dicen que Victoriano Huerta lo despreciaba por incorruptible. Tenía desconfianza de Rubio Navarrete porque es joven, impetuoso, valiente, enemigo del dinero. Señores, cuídense mucho de los hombres que no quieren dinero porque no ayudan a los gobiernos (...) Pero un hombre que sólo ambiciona glorias militares en honores, y que es vuestro amigo, es el más peligroso de los enemigos .

La cita viene de las memorias del general Rubio tituladas La Revolución triunfante. Yo no sé ustedes, pero si Rubio Navarrete era enemigo de Huerta y defendió a Madero en sus últimos días merece el calificativo de héroe nacional. Quién sabe: en aquellos años de revolcones y cambio de chaqueta, cualquiera podía ser un villano un día y un héroe al siguiente.

Rubio Navarrete murió en 1950 tranquilo en su cama.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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