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Libro reúne toda la obra de Teresa Velázquez, también la perdida
Parte de su creación entre 2001 y 2014 fue destruida por el sismo de 2017; por si fuera poco, denuncia que su óleo ganador del XV Encuentro Nacional de Arte Joven está desaparecido junto a al menos media docena de obras; señala la falta de normativas para garantizar la conservación.
En principio, a inicios de los años 80, lo de Teresa Velázquez fueron ensayos artísticos, bocetos, autorretratos y pequeñas escenas cotidianas plasmadas en acuarela o dibujo, de formas que hacia la segunda mitad de aquella década se fueron integrando a formas y paisajes abstractos al óleo o en acrílico. A partir de entonces, la artista logró composiciones cromáticas imponentes, a decir de la crítica: rojos sobre escarlatas que parecen la carne viva de un cuadro estriado por el pincel. Más tarde, brumas azules y tonos amarillos como toques de luz que parecen habitar bosques de penumbra impenetrable.
Después, en la transición al siglo XXI, vino más experimentación con técnicas mixtas sobre tela y madera. Comenzaron a aparecer interpretaciones de la rugosidad, la ondulación del agua y las superficies terrosas; después reaparecieron las flores, los árboles, los pequeños instantes de la naturaleza más tímida, las formas humanas y la lluvia proyectando un arcoíris. Teresa volvía al figurativismo después de tres décadas de trabajo abstracto.
Esos cuarenta años de obra ahora están al alcance de la mano con el libro Teresa Velázquez, publicado por la editorial Fauna y editado por el historiador de arte y curador Luis-Martín Lozano. Es lo más parecido a un gabinete de maravillas, un descubrimiento para los de primer acercamiento y un consuelo para los conocedores de su obra. Un consuelo, sobre todo, porque buena parte de la producción de 2001 a 2014 se perdió en el sismo del 19 de septiembre de 2017 con el derrumbe del edificio habitacional de Edimburgo 4, en la Colonia del Valle, donde se resguardaba una colección privada. De esa obra solamente quedan fotografías.
Denuncia obra desaparecida
Por si no fueran suficientes pérdidas. En 1995 Velázquez fue ganadora del Premio de Adquisición del XV Encuentro Nacional de Arte Joven, organizado por el entonces INBA, con el óleo sobre tela “Sin título” (1995). La pieza pasó a resguardo del Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes, institución entonces designada para la preservación de las obras de este certamen.
“Pero ahora que hicimos el libro preguntamos en qué estado estaba la obra y nos respondieron que ese cuadro y muchos otros están desaparecidos. No están en este museo. Por lo menos cuando hablé a principios del año pasado había como cinco o seis perdidos. Pedí apoyo al Instituto Cultural de Aguascalientes, al menos para levantar las denuncias correspondientes. También lo hice con la Secretaría de Cultura, directamente con Alejandra Frausto y Lucina Jiménez, porque ese encuentro era respaldado por el INBA, y me pareció que estas instituciones deberían de saber que el museo ha sido saqueado. Pero no hubo nada, ninguna respuesta por parte de las autoridades. Sobre todo, quien me respondió fue Mariana Munguía (coordinadora nacional de Artes Visuales), pero me dijo que no podía hacer nada”.
Aunque la destrucción de su obra se dio por efectos del sismo, Velázquez reflexiona que “se debe a la nula normatividad que tenemos. Es decir, un número importante de mi obra sí estaba en la colección en este edificio que se derrumbó. Estas personas (los dueños de la colección) pudieron guardarla ahí porque no tenemos ningún marco normativo que dicte que los acervos, aunque particulares, deben resguardarse en espacios con características definidas, sobre todo si vivimos en una zona sísmica. También tenemos que hacer una normatividad sobre las colecciones privadas, porque estas también desaparecen de la noche a la mañana y no sabemos qué pasa con ellas. Todo eso tiene que estar regulado”.
Lo vital de erotizar con el arte
“El sentido del arte es traspasar y ser traspasado”, reflexiona Velázquez como colofón. “Este es el andamiaje que todo artista, si no lo entiende teóricamente, al menos debe reconocerlo experimentalmente”. Y opina que todo ser humano debe ser capaz de reconocer la experiencia estética y esto no se logra sin educación artística desde temprana edad.
Coincide con Platón en que el ser humano es un ser erótico por naturaleza: “si al ser humano no se le permite hacer esto, erotizar con el arte, si no se le educa y se le dan las condiciones: comida, salud, casa, seguridad, para que pueda contemplar la belleza sin aspavientos, se vuelve loco. Y es lo que estamos viendo. Si no hay esa satisfacción humanista a través del arte, empieza a destruir, empieza a matar. Por eso es una responsabilidad del Estado generar las condiciones”.
A partir de ello, la artista señala que la Secretaría de Cultura “debe defender su presupuesto y no permitir que se vaya a otras secretarías para hacer calzadas (en referencia a las obras en Chapultepec). Los recursos hay que pelearlos a toda costa y destinarlos exclusivamente para la cultura y el arte”.
Más sobre Teresa Velázquez:
Es ganadora de los premios de Adquisición en la XII Bienal Rufino Tamayo y el XV Encuentro de Arte Joven, del INBA. En 1992 fue beneficiada con la beca Jóvenes Creadores del Fonca. En 2006, 2011 y 2017 formó parte del Sistema Nacional de Creadores. Ha expuesto su obra en México, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Haití, Venezuela y Perú. Algunas de sus muestras individuales han tenido cabida en el Museo de Arte Carrillo Gil, el Museo de Arte Mont-Saint-Hilaire, en Quebec, y el Instituto Mexicano de Cultura, en San Antonio. Su obra forma parte de las colecciones del Museo de Arte Moderno, el Carrillo Gil, el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez y el Fomento Cultural Kaluz.