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Respetar el presupuesto para cine mexicano pide industria

El gremio pide al presidente electo aumentar, en lugar de disminuir, el monto destinado para apoyar la producción cinematográfica del país.

“De reducirse apoyos del Estado mexicano al cine mexicano se destruiría una industria clave, que todavía está en crecimiento y que se vislumbra pujante, vibrante y exitosa”, se señala en un documento en poder de El Economista enviado a la Comisión de Hacienda y Crédito Público y la Comisión de Cultura y Cinematografía.

La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), la Asociación Mexicana de Productores Cinematográficos (AMPC), la Asociación de Productores de Películas Mexicanas (APPM) y la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) salen a defender la producción mexicana y piden aumentar los apoyos del Estado, no disminuir como planteó diputada Sandra Simey Olvera.

“La industria cinematográfica debe ser considerada como estratégica dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, o al menos en el Plan Nacional de Desarrollo, debido a que genera crecimiento y desarrollo económico, cultural y social, además de que atrae turismo e inversión extranjera”.

Esto, después de la iniciativa de reforma del artículo 189 y de derogación del 190 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, por la diputada de Morena (como se dio a conocer 31 de octubre en El Economista) quien tras las críticas la pospuso para presentar una iniciativa light.

En un estudio de Canacine, realizado por la Unidad de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, se habla del valor económico de la industria cinematográfica y audiovisual que contrata a más proveedores que la fabricación de automóviles y camionetas, o la extracción de petróleo y gas.

“El cine requiere de un proceso de producción industrial para la creación de un bien cultural. Cada producción cinematográfica —desde su filmación hasta su exhibición— necesita de un gran número de profesionales: administradores, abogados, contadores, publicistas, diseñadores y técnicos. Cabe destacar que también la distribución y exhibición de películas son una importante fuente de generación de empleo”.

La producción audiovisual da empleo a cientos de músicos, escritores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escenógrafos, actores, y bailarines, por lo que estimular al cine significa también estimular a otras disciplinas artísticas de forma indirecta.

Advierten que de materializarse la propuesta, “la producción nacional colapsaría, resultando en una notable disminución de la oferta de cine mexicano en salas nacionales. Profesionales y artistas no tendrían más remedio que migrar a Netflix y Amazon”.

En el documento, resaltan el valor social de los productos cinematográficos, hablan del cine como elemento de cohesión social y convivencia pacífica y los productos cinematográficos y audiovisuales son un promotor de la cultura mexicana en el mundo y una herramienta única para atraer turismo e inversión extranjera al país.

“Para lograr los objetivos de inclusión y de garantizar el derecho de las audiencias a ver cine mexicano propagado por el gobierno de transición en diversos foros es necesario sostener el volumen de producción actual para garantizar la existencia de contenido nacional para proyectarse en cines, lugares públicos, festivales y cine clubes, que fomenten la convivencia social pacífica”. Y señalan que las industrias estratégicas del mundo están subsidiadas, ya que su sostenimiento es de interés nacional, como se hace en EU o Francia.

Indican que “la comunidad cinematográfica está de acuerdo con que se estimule a otras expresiones artísticas, pero no a costa de la industria cinematográfica, misma que ha probado que puede devolver al Estado su apoyo en forma de empleos, desarrollo de capacidades productivas, crecimiento de audiencia, pago de impuestos, premios en el extranjero por mencionar algunos”.

Finaliza el documento con “aun cuando el avance de la industria cinematográfica nacional en los últimos años ha sido notable, no ha llegado al punto de madurez que le permita reducir su dependencia de los recursos públicos existentes. Nuestra industria aún requiere estímulos económicos que contribuyan a su crecimiento sostenido”.

vgutierrez@eleconomista.com.mx

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