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Un extraño gusano marino en forma de peine fue descubierto en aguas del Pacífico

El hallazgo del Pectinereis strickrotti es tan insólito que no sabían a qué género pertenecía, esta especie puede medir hasta 10 centímetros y vive en las profundidades marinas. Si bien los investigadores celebran el resultado de la colaboración, perciben el descubrimiento como una muestra del desconocimiento que existe de la biodiversidad y su comportamiento en las profundidades marinas.

El hallazgo de Pectinereis strickrotti fue reportado el 6 de marzo de este 2024. Foto EE: Cortesía.

Científicos de los institutos oceanográficos estadounidenses Scripps y Woods Hole encontraron un atípico gusano marino nunca antes visto, su nombre científico es Pectinereis strickrotti y se encontró en aguas costarricenses a cincuenta kilómetros mar adentro y a mil metros de profundidad. Para ser estudiado en su morfología y genómica se pidió apoyo hasta México, estos estudios de identidad estuvieron a cargo del doctor Tulio Villalobos Guerrero, investigador del Departamento de Ecología Marina del CICESE en Campeche.

Él explica que lo que encontraron fue un animal totalmente diferente. “Los organismos tienen unas características muy particulares que no solo dieron como resultado proponerlos en un género y especie nuevos, sino que sospechamos que pueden darles una ventaja evolutiva para poder vivir en esas condiciones tan aparatosas que franquean las aguas profundas”.

Tras los estudios morfológicos y genómicos, el hallazgo de Pectinereis strickrotti fue reportado el 6 de marzo de este año en el artículo "A remarkable new deep-sea nereidid (Annelida: Nereididae) with gills", publicado en la revista científica Plos One, cuyo primer autor es Tulio Villalobos, seguido de investigadores de Scripps y el Instituto de Investigación Senckenberg (Alemania). Se trataba de un grupo de organismos de este enigmático gusano.

Un extraño animal con nado lento y suave

Algunos organismos de este extraño animal son pertenecientes a la familia de los Nereididae, lograron ser capturados en 2018 durante una expedición oceanográfica a bordo del sumergible tripulado Alvin, mientras merodeaban cerca del fondo con nados lentos y suaves.

El especialista describe que las branquias de esta especie puede medir hasta 10 centímetros, son de un tipo que no se habían registrado en gusanos de la misma familia que habitan en aguas someras y que, infieren, están adaptadas para capturar la mayor cantidad de oxígeno, pues es escaso en las profundidades donde habita.

Otra de sus peculiaridades es que, mientras los organismos de su familia tienen cuatro ojos, retinas y buena visualización, Pectinereis strickrotti no tiene ojos, lo que se considera una adaptación a su hábitat, donde no hay luz y se conducen solo por tacto y sentidos químicos similares al olfato.

“Otra rareza es que los machos de la especie tienen en las extremidades más cercanas al vientre unas proyecciones con forma de zapato de elfo que funcionan como remos para nadar velozmente”. Además, tienen espinas fuertes y alargadas con forma de gancho cerca de la cola que —suponen— son utilizadas para rasgar el cuerpo de la hembra y provocar que libere sus óvulos, como ocurre con sus primos más cercanos. Las branquias de Pectinereis emergen por pares en las extremidades más cercanas a la cabeza, únicas en Nereididae.

De ahí surgió la elección del primer nombre (género), pues Pectinereis viene de la combinación de la palabra latina pectinis o peine, en alusión a sus branquias parecidas a una peinilla, con Nereis, haciendo referencia al prefijo del nombre de la familia. La otra parte del nombre, strickrotti, fue en honor a Bruce Strickrott, piloto principal del sumergible Alvin, quien detectó, persiguió y recolectó a los especímenes.

La especie abre una nueva investigación

Sin duda a partir de la recolecta e identificación de esta especie se generan más preguntas que respuestas. En un principio, el grupo científico infirió que al momento de la captura los gusanos estaban en busca de comida al nadar sigilosamente en el fondo marino.

Sin embargo, después surgió la hipótesis de que, dado que eran machos reproductores, no buscaban alimento sino detectar un estímulo químico por parte de las hembras para aparearse, ya que tras capturarlos expulsaron esperma en grandes cantidades y se detectaron restos de una hembra con óvulos maduros en las muestras de sedimento.

“Toda esta morfología y conducta reproductiva es inferida porque la asumimos de especies de gusanos con formas y estrategias de apareamiento parecidas, pero continúa siendo una incógnita”, por ello el investigador reconoció que, si bien celebra el resultado de la colaboración, percibe el descubrimiento como una muestra del desconocimiento que existe de la biodiversidad y su comportamiento en las profundidades marinas. Este equipo multidisciplinario continuará uniendo esfuerzos cuando surjan nuevos organismos de esta naturaleza.

nelly.toche@eleconomista.mx

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Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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