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Arte e Ideas

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“Vivir sin leer sería vivir sin vivir”: Almudena

Un día después de recibir el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, la escritora española departió con jóvenes sobre el placer de leer. Leer es fundamental. Si me pagaran por leer, igual no escribiría , dijo la autora de Las edades de Lulú.

Cuando era niña, Almudena Grandes nunca salió vestida de angelito en una pastorela. ¿Por qué? Era gorda, morena y peluda. Cuando salía, lo hacía de árbol o del rey Baltazar. Y el mundo no es igual para los niños que salen de angelitos . Por eso, porque su mundo no era igual que el de los niños angelitos, tampoco es de extrañarse que el primer libro que le regaló su abuelo fuera una versión infantil de La Odisea, de Homero. De estas, y muchas cosas más, se enteraron un puñado de jóvenes y otros cuantos adultos que asistieron a una sesión de El Placer de la Lectura, programa que pone a los autores a hablar de sus lecturas y que en esta ocasión tenía como protagonista a la ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz.

El salón donde tuvo lugar la actividad tenía algo de sospechoso: estaba lleno a desbordar. En su mayoría se trataba de jóvenes preparatorianos y algún puñado de adultos. El lleno era tal, que Beatriz de Moura, directora de Tusquets Editores casa editorial de Almudena terminó sentada a medio pasillo en una silla mandada traer ex profeso. Luego, la sesión tuvo que arrancar sólo con la presencia de Malena Mijares: Grandes venía con retraso. Para hacer tiempo, Mijares habló de la obra de la escritora española, describiéndola como poseedora de un aliento narrativo inusual en nuestra época. Tiene una arquitectura catedralicia .

En esas estaba cuando llegó, por fin, Almudena. Habló de su primera lectura del clásico de Homero y compartió con los asistentes su principal hallazgo: Descubrí que la literatura era algo más que los libros que veía. Descubrí que es un lugar para vivir y donde pasan cosas . Después, para que la gente no fuera a pensar que era un fenómeno que sólo leía los grandes clásicos, confesó que el libro que la convenció de ser escritora fue Mujercitas, de Louisa May Alcott, donde aprendió una enseñanza fundamental para todo aquel que quiera ser escritor: sólo escribe de lo que conoces .

Como el encuentro era para hablar de la lectura, era menester preguntar qué lugar ocupa ésta en su vida. Leer es fundamental. Si me pagaran por leer, igual no escribiría. Pero nadie paga por leer. Pero dejar de escribir para mí es sólo como cambiar de oficio. Yo sería feliz en una librería, en una papelería, en un huerto. Todo eso me encantaría. Pero vivir sin leer, sería vivir sin vivir , dijo.

En la ronda de preguntas, Almudena Grandes se confesó como una lectora dispersa. ¿Qué lee ahora? Los Hermanos Karamazov . Abonó a ese lugar común que afirma que leer es vivir vidas de más y explicó que la literatura tiene que ver con la emoción y que sólo así se puede convencer a los jóvenes de leer.

Con la sala abarrotada de preparatorianos, una mujer preguntó: Muchos de los jóvenes vienen a estas actividades obligados, ¿cómo hacer para despertar en ellos la sensibilidad por la lectura? . La pregunta predecible se ganó una respuesta igual de predecible: Yo no tengo una fórmula mágica. Creo que es necesario intentar que los jóvenes muerdan un anzuelo del que no se puedan soltar . Pero de esto último no se enteraron los muchachos. Como colofón, un espontáneo le preguntó a sus compañeros, ya cuando iban de salida: ¿Y ahora como le vamos a comprobar al profe que sí estuvimos? Y es que tal vez para algunos fue algo extraordinario conocer a Almudena Grandes, pero no para todos.

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