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Radiaciones no ionizantes, sin actualización en más de 30 años

Metalurgia, industria médica, telecomunicaciones y todo lo que requiere de fuentes eléctricas y generadores, transformadores, líneas de transmisión, sector eléctrico, es decir las microondas que se utilizan en muchas industrias juntan millones de trabajadores expuestos a este tipo de radiación y que carecen de alguna protección para este tema.

“La NOM-013-STPS fue diseñada para prevenir riesgos para la salud de los trabajadores, pero la norma actual no refleja las realidades tecnológicas ni los niveles actuales de exposición”, asegura Gabriela Mercado, gerente de consultoría en TES America México.Especial

En un mundo cada vez más conectado, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, el bienestar de los trabajadores expuestos a radiaciones no ionizantes y en general de la población, sigue siendo un tema pendiente. A veces pareciera que lo que no se ve, no existe y esta frase ha sido parte del problema en el retraso de regulaciones sobre el tema, asegura Gabriela Mercado, gerente de consultoría en TES America México, empresa de soluciones de gestión del espectro radioeléctrico y especialista con 20 años de experiencia en temas de medio ambiente y sustentabilidad.

Ella comparte a este medio que están tratando de hacer visible el tema de contaminación electromagnética, que si bien es una contaminación invisible, es real y tiene efectos en la salud humana, y en el cual México tiene un retraso de más de 20 años en temas de regulación y política pública, “prácticamente es un tema que no existe, pero está previsto legalmente, por eso queremos difundir el tema y que la sociedad entienda de qué se trata y por qué es importante”.

Las radiaciones no ionizantes son un tipo de radiación de baja energía que no es capaz de eliminar los electrones de los átomos o moléculas. Las radiaciones no ionizantes pueden ser de origen natural o artificial y se encuentran presentes en muchas actividades laborales. Algunos ejemplos son: Luz visible, luz infrarroja, luz ultravioleta, microondas, ondas de radio, energía de radiofrecuencia de los teléfonos móviles, campos electromagnéticos, entre otros.

La especialista explica que las radiaciones no ionizantes son emisiones que se distinguen por no modificar a nivel estructural o molecular un tejido, pero sí tiene ciertos efectos térmicos de calentamiento de los tejidos que pueden ser adversos a la salud y que están reconocidos desde hace algunas décadas; también tiene efectos en la permeabilidad de las membranas y efectos neurológicos y en el sistema nervioso. “Todo esto es reconocido por la Comisión Internacional para la Protección Contra la Radiación no Ionizante, es una comisión internacional científica que se basa en evidencia de muchos estudios de décadas y se establecen consensos con base en una serie de criterios científicos; con base en ellos se establecen los límites para proteger a la salud humana y el medio ambiente”.

Estos límites son reconocidos en todo el mundo, es una organización reconocida por la OIT, la OMS, las directivas europeas y en la regulación nacional de la gran mayoría de los países en el mundo, incluida América Latina.

¿Cuál es la situación en México?

En México está reconocida de alguna manera en disposiciones muy puntuales, por ejemplo, en telecomunicaciones, la disposición técnica 007 de aplicación nacional y que regula las fuentes emisoras de telecomunicaciones, pero no protege al entorno o la población.

Para eso tenemos la Norma Oficial Mexicana NOM-013-STPS, relativa a las condiciones de seguridad e higiene en los centros de trabajo donde se generan radiaciones electromagnéticas no ionizantes, esto significa: Establecer especificaciones y medidas de protección a trabajadores que están en contacto directo con radiación no ionizante.

Sin embargo hay un problema. Esta norma tiene más de 30 años sin una actualización significativa. “Este rezago normativo deja a millones de personas expuestas a riesgos crecientes, debido a la rápida evolución tecnológica y a los niveles de contaminación electromagnética en las ciudades y las industrias. En este sentido está fuera completamente de los parámetros y las directrices internacionales que se están cumpliendo en todo el mundo, tanto para baja frecuencia (fuentes emisoras eléctricas) y alta frecuencia (fuentes emisoras de telecomunicaciones)”.

Metalurgia, industria médica, telecomunicaciones y todo lo que requiere de fuentes eléctricas y generadores, transformadores, líneas de transmisión, sector eléctrico, es decir las microondas que se utilizan en muchas industrias juntan millones de trabajadores expuestos a este tipo de radiación y que carecen de alguna protección para este tema.

Mercado comparte que a nivel poblacional también existe una exposición diaria, que por supuesto no es la misma que se tenía hace treinta años. “El crecimiento y despliegue de infraestructura fue exponencial y aunque es necesaria para la conectividad de la población, pues incluso hoy se considera un derecho humano, también nos pone en riesgo. Pero con una regulación actualizada, con política pública en el tema y con infraestructura sostenible y responsable podríamos salir adelante. Es un eje transversal y constitucional en bien de todos, de ahí su importancia”.

Hay esperanza de retomar las actualizaciones

Regular las radiaciones no ionizantes ya está previsto en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente en el artículo 5°, la facultad de la Semarnat para regular la contaminación electromagnética ¿Por qué no se ha hecho?

La especialista comparte que se tiene la esperanza de que se va a retomar dentro de la agenda del nuevo gobierno pues es un tema que cada vez va a tener mayor relevancia a medida de que las telecomunicaciones van a aumentar. “Hoy ni las autoridades conocen cuál es la infraestructura y dónde se ubica, no hay un sistema de información ni transparencia al público, no hay un control. Los municipios tampoco saben qué han autorizado, sin planeación ni tomando en cuenta los instrumentos urbanos”.

Enfatizó que la propuesta es que se mida conforme a las directrices internacionales, tanto a nivel poblacional, para que la gente sepa cuál es el índice de la calidad del aire y de la radiación y si se cumple con los parámetros. Que se obligue a los patrones a cumplir reglas en materia de seguridad e higiene, así como de salud en los centros de trabajo. “Con lo que tenemos hoy (la norma vigente), los inspectores saltan cualquier aviso, no evalúan, porque no se está manejando correctamente el sistema de medición, pues está limitada a parámetros y ciertas fuentes emisoras”.

Las obligaciones de los patrones son claras: deben implementar medidas preventivas, evaluar y controlar los riesgos asociados a la exposición a radiaciones no ionizantes, informar a los trabajadores sobre estos riesgos y asegurar que no se superen los niveles máximos de exposición establecidos.

La NOM no solo debe modernizarse; debe adoptar un enfoque preventivo más riguroso, que contemple las nuevas fuentes de radiación no ionizante y los recientes desarrollos científicos que han redefinido los límites de exposición. Con la tecnología en constante evolución y el crecimiento del uso de dispositivos operando entre 0 y 300 GHz, la protección de los trabajadores debe ser prioritaria.

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nelly.toche@eleconomista.mx

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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