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¿Morir por trabajo?: El (gran) vínculo entre el estrés laboral y la salud cardiovascular
Al menos 46% de los trabajadores reconoce que el estrés prolongado ha afectado su salud y en especial la cardiovascular.
Morir en la raya por cumplir con el trabajo ha dejado de ser una frase de motivación en las organizaciones, para convertirse en una terrible realidad, y es que el estrés laboral prolongado está comprometiendo la salud cardiovascular de los trabajadores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 9% de la población en el mundo trabaja muchas horas al día, lo que ha dado pie a que corran el riesgo de sufrir discapacidades o fallecer por motivos ocupacionales.
Agrega que la tercera parte de los decesos relacionados con el trabajo se debe a las jornadas laborales prolongadas, que son el factor de riesgo que más contribuye a aumentar la carga de enfermedades ocupacionales.
Trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en 17% el riesgo de fallecer a causa de una cardiopatía isquémica, con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana, refiere la OMS.
Los trabajadores perciben afectaciones
Rodolfo Rodríguez Nieves, médico ocupacional, refiere que el estrés laboral crónico puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Esto se debe, explica, a que el estrés aumenta la presión arterial, el ritmo cardíaco y la producción de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina.
Estos efectos a largo plazo pueden provocar daño en las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial, la angina de pecho y el infarto de miocardio.
Y los trabajadores lo confirman. En un estudio realizado por OCC, los empleados afirman que el estrés prolongado en el trabajo ha afectado negativamente su salud (46%).
Según la encuesta, al menos 40% de los colaboradores menciona que experimenta o ha pasado por episodios con diferentes tipos de malestares físicos y mentales debido al estrés laboral, atribuyendo esta situación a la acumulación de fatiga, la cual podría haber impactado su salud cardiovascular de cierto modo.
Entre los síntomas más recurrentes que mencionaron los participantes en la encuesta de OCC están los dolores de cabeza (38%) derivados de altos niveles de estrés o fatiga ocasionada por las actividades laborales.
Mientras que 29% señaló que la fatiga extrema es otro síntoma común. Las intensas cargas de trabajo y el compromiso excesivo por parte del trabajador pueden llevar a una productividad incesante, más allá de sus límites físicos y mentales, lo que eventualmente desencadena problemas de salud graves, refiere el análisis.
Las palpitaciones y la presión en el pecho son síntomas preocupantes para 25% de los encuestados, ya que indican un nivel avanzado de afectación cardiovascular. Estos síntomas, dice OCC, requieren atención médica inmediata, pues podrían ser signos de condiciones como hipertensión o arritmias relacionadas con el estrés.
Finalmente, el 8% comenta que los mareos y la dificultad para respirar también pueden estar asociados al estrés laboral, especialmente cuando las tensiones diarias no se gestionan adecuadamente. Estos síntomas pueden derivar en complicaciones más serias si no se toman medidas preventivas, se lee en el estudio.
El estrés prolongado requiere intervención organizacional
Para Samuel Corza Mercado, consultor en recursos humanos, es necesario que las organizaciones tomen medidas para prevenir y reducir el estrés laboral prolongado, ya que deriva en falta de control sobre las tareas.
Las largas jornadas de trabajo crean un ciclo de estrés que es difícil romper sin intervención adecuada, afirma el especialista.
La agravación de problemas cardiovasculares derivado del estrés laboral, además de tener las consecuencias graves como la menor productividad, aumento de ausentismo y alta rotación, también incrementa los costos médicos en los que podría incurrir la empresa.
Recomienda que las organizaciones promuevan un equilibrio entre el trabajo y la vida personal al fomentar horarios flexibles.
La comunicación, dice, es fundamental pues los colaboradores sabrán que tienen canales de comunicación abiertos y efectivos.
Agrega que implementar programas de bienestar y apoyo psicológico puede ser una manera de prevenir o detectar a colaboradores que estén agotados.
Finalmente, dice que acciones sencillas como reconocer y compensar el trabajo bien hecho es una manera de motivarlos, así como crear programas de capacitación y desarrollo profesional que les permita seguir aprendiendo.