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Capital Humano

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Consideraciones laborales para la próxima presidenta de México

Aunque los temas laborales no han sido centrales en las propuestas de las candidatas presidenciales, hay varios proyectos de reforma que tienen un grado importante de avance en la discusión dentro del Congreso y que podrían retomarse en el siguiente sexenio.

Aunque los temas laborales no han sido centrales en las propuestas de las candidatas presidenciales, hay varios proyectos de reforma que tienen un grado importante de avance en la discusión dentro del Congreso y que podrían retomarse en el siguiente sexenio.

En pocos días, nuestro país tendrá a la primera mujer titular del Ejecutivo Federal. Si bien se trata de un dato que desde luego quedará registrado en la historia, lo cierto es que la agenda que le espera a quien ocupe la Presidencia de la República no será para nada sencilla y, tendrá que lidiar, entre muchísimos otros pendientes, con temas laborales. Algunos que ya se encuentran en marcha desde hace tiempo y, a su vez, otros que se han quedado en el tintero y exigen una discusión pronta.

Es relevante mencionar que ninguna de las dos candidatas con posibilidades de gobernar nuestro país ha sido particularmente vocal en lo que respecta a la agenda laboral.

Claudia Sheinbaum ha limitado lo anterior a comunicar que continuará con la política de aumentos significativos al salario mínimo. En realidad, dicha decisión no es propia pues va mucho más allá de quien ostente la presidencia. Se trata de una obligación que ha sido impuesta a México por parte de nuestros socios comerciales en el marco del T-MEC y que, pase lo que pase, seguirá siendo parte de la política laboral de nuestro país.

Por su parte, Xóchitl Gálvez ha dado indicios que, en un eventual gobierno suyo, podría existir un mayor consenso y apertura frente a las voces del sector empresarial. No obstante, tampoco ha particularizado en los rasgos de su eventual política laboral.

Con independencia de lo anterior, está claro que dentro de las muchas iniciativas que quedaron pendientes durante esta legislatura, considero que hay tres proyectos que en su momento parecían tener posibilidades reales de transitar con éxito hacia el marco legislativo y que, por ende, no debería sorprendernos que pudieran retomarse. Me refiero puntualmente a:

  1. Permisos de paternidad
  2. Reducción de la jornada
  3. Regulación del trabajo en plataformas digitales

Esta última con mucho menos posibilidades que las otras dos anteriores, pero que cobra relevancia dada la dinámica de trabajo mundial, sumado al hecho que la propia candidata de oposición ha sido impulsora de dicha iniciativa.

A su vez, en lo tocante a permisos de paternidad, no cabe la menor duda que nuestro país va significativamente atrás en el reconocimiento de dichos derechos. Sin embargo, igualmente urgente sería diseñar las condiciones que permitan la ampliación de los días de paternidad, pero a través de la participación directa del Instituto Mexicano del Seguro Social. No sería sostenible un modelo en donde las empresas se hicieran totalmente cargo de la situación, tal y como se propuso en la iniciativa en su momento. 

Y, finalmente, el multicitado tema de la reducción de la jornada. En esta columna he sido enfático en señalar que quien suscribe considera que se trata de una discusión a la cual debemos estar abiertos, por muchísimas razones. No obstante, de nueva cuenta, la situación requiere de la gradualidad necesaria para transitar a un modelo en donde efectivamente existan dos días de descanso. Pasar de 48 a 40 horas de trabajo a la semana, de manera abrupta, no es ni remotamente posible.

Cualquier cambio en la presidencia de un país representa la posibilidad de nuevos bríos y de nuevas formas en la comunicación con los diversos actores políticos. La política laboral de un país no es cosa menor y, naturalmente, habrá que estar muy pendientes de la relación del nuevo gobierno federal con los factores de la producción.

Ojalá, en la primera presidencia femenina de nuestro país encontremos empatía por ambos factores y dejemos de lado la extrema polarización tan característica de nuestros tiempos, en donde terminemos por entender que ni las relaciones laborales, ni mucho menos el país, debe ser una discusión de “buenos” contra “malos”.

Ojalá, también, el nuevo gobierno impulse iniciativas que generen más y mejores empleos, en donde la gente que trabaja más y mejor, gane más. No solamente por un tema de incrementos al salario mínimo, sino porque se incentive la negociación colectiva, la meritocracia y la compensación variable alineada a objetivos de productividad que resulten medibles y cuantificables.

Ojalá, nuestra nueva presidenta entienda que emprender en México no es una tarea fácil y que, por ende, las y los emprendedores necesitan mejores incentivos y apoyos para correr riesgos y generar empleos de calidad. En el mejor de los sentidos, el Estado tendría que ser un socio del empresariado mexicano, en todos sus tamaños. No solamente socio de las cinco o 10 personas más ricas del país, sino de muchísimas micro, pequeñas y medianas empresas que, en muchas ocasiones, no ven lo duro, sino lo tupido de hacer negocios en México. Solamente a través de este binomio de colaboración conseguiremos generar empleos de calidad y, entonces, elevar el nivel de vida de las personas trabajadoras mexicanas. Los empleos no los genera el Estado, los generan las y los empresarios. Ojalá, de verdad, nuestra próxima líder entienda eso.

Y, finalmente, ojalá que las personas contribuyentes empecemos por ver reflejados los impuestos que pagamos día con día. Nuestro país tiene una de las cargas fiscales más altas del mundo, pero, lo que es más grave, es que esos impuestos no se reflejan en mejores servicios, en medicinas, en apoyos al emprendimiento, en mejores calles para transitar, y ya ni se diga, en seguridad. Ojalá que la primera presidenta en la historia de nuestro país tenga la sana ambición de pasar a la historia como un factor de unidad y que, a partir de ahí, venga todo lo demás. Los temas laborales incluidos.

Salgan a votar. ¡Nuestro país lo necesita!

Socio Director y fundador de Ferran Martínez Abogados, especializado en consultoría laboral, reestructuras laborales, cumplimiento normativo, litigio, terminaciones de alto riesgo, negociaciones colectivas y elaboración de planes de incentivos para ejecutivos de alto nivel. Es coordinador de la Comisión de Derecho Laboral del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México y presidente de la Comisión Nacional de Compliance. Profesor invitado en diversas universidades y capacitador de la reforma laboral para los Poderes Judiciales del Estados de México, Campeche, Morelos, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y Baja California, entre otros.

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