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Capital Humano

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Estado humanista: Hacia una economía del trabajo sostenible y equitativa

“Para avanzar hacia un futuro más equitativo y sostenible, es esencial que el Estado adopte un enfoque humanista que busque el bienestar de la sociedad en su conjunto, los trabajadores incluidos, en lugar de servir a una política de estado particular cómo se pretende vender hoy en día”.

La relación entre el trabajador y el Estado es un tema crucial en la sociedad contemporánea; en un mundo en constante cambio, donde la economía y la tecnología evolucionan a un ritmo vertiginoso, es esencial que el Estado desempeñe un papel activo en la protección y promoción de los derechos laborales y en la creación de una economía social sostenible.

En este sentido se impone la necesidad de entender que el "Estado humanista" actúa en beneficio de la sociedad, los trabajadores ahí incluidos, en lugar de servir a una política de estado particular cómo se pretende vender hoy en día.

La importancia de la repartición equitativa de los beneficios, la flexibilidad laboral para aquellos que no pueden acceder a ella fácilmente, el papel vital de las medianas y pequeñas empresas (pymes) en la construcción de un Estado social, la relevancia de la fuerza laboral obrera y la importancia de los sindicatos como agentes de cohesión social se imponen dentro de este diálogo, como aspectos de ese humanismo que resultan imperativos en la discusión del capital humano y del trabajador frente al estado.

» El Estado como una organización en favor de la sociedad

El concepto de un "Estado humanista" implica que el Estado debe actuar como una entidad que busca el bienestar de la sociedad en su conjunto, esto significa que las políticas gubernamentales y las leyes laborales deben diseñarse y aplicarse con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y garantizar un entorno de trabajo justo y seguro para todos.

En este sentido, es fundamental que el Estado se enfoque en promover la igualdad de oportunidades, la justicia social y la inclusión. Esto implica la implementación de políticas que reduzcan las desigualdades económicas y sociales, brindando apoyo a los grupos más vulnerables de la sociedad y asegurando que todos tengan acceso a servicios esenciales como la educación, la salud y la vivienda.

Este rol del estado en favor de la sociedad, la generación de empleo y el trabajador como tal, tiene un impacto en la brecha de pobreza, que es el factor más relevante de desigualdad en nuestra sociedad, como ya lo hemos comentado en este espacio.

» La repartición equitativa de los beneficios

Uno de los desafíos más importantes en la relación entre el trabajador y el Estado es la distribución equitativa de los beneficios económicos. En nuestra sociedad, como se dijo, existe una creciente brecha de pobreza, lo que amenaza la estabilidad social y la cohesión.

El Estado debe desempeñar un papel activo en la regulación de la economía para garantizar que los beneficios se distribuyan de manera justa. Esto puede lograrse a través de políticas fiscales y de fomento progresivas que promuevan y ayuden a la libre empresa, al crecimiento industrial y empresarial que operen dentro de un entorno genuinamente solidario y en cumplimiento de las normas laborales. La solución no es una serie de medidas regresivas que gravan de manera más significativa a aquéllos con ingresos más altos y proporcionan ayudas y subsidios a los menos afortunados.

» La flexibilidad laboral para todos

Si bien la flexibilidad laboral puede ser una ventaja en ciertos sectores y para ciertas personas, no todos los trabajadores pueden acceder a ella con facilidad. Las personas con trabajos industriales, operarios, así como los empleos precarios, empleados en sectores informales o con bajos niveles de calificación a menudo carecen de la capacidad de negociar condiciones laborales flexibles.

El Estado debe reconocer esta realidad y trabajar para garantizar que todos los trabajadores tengan acceso a condiciones laborales justas y seguras. Esto implica la implementación de leyes laborales que protejan los derechos de los trabajadores, independientemente de su situación laboral. Además, se deben fomentar políticas que promuevan la formación y el desarrollo de habilidades para mejorar la empleabilidad de los trabajadores en sectores menos flexibles; los horarios escalonados, las semanas de cuatro días o 36 horas, bancos de horas son algunos de los esquemas flexibles que se han aplicado con éxito en otros países.

El punto esencial es que cada vez más es importante la flexibilidad laboral y que por lo mismo debe democratizarse.

» El papel de las pymes en la construcción de un Estado humanista

Las pequeñas y medianas empresas desempeñan un papel fundamental en la economía de muchas naciones, en el caso de América Latina representan más de la mitad del Producto Interno Bruto y son una fuente importante de empleo y de desarrollo económico local. Sin embargo, estas empresas a menudo enfrentan desafíos significativos, como la falta de acceso a financiamiento y recursos limitados y, con ello, la dificultad de ofrecerle al trabajador flexibilización o beneficios más allá de la ley, cuando los hay.

El Estado debe apoyar activamente a las pymes proporcionando incentivos fiscales, acceso a crédito asequible y capacitación empresarial. Esto no sólo contribuirá al crecimiento económico, sino que también generará empleo y fortalecerá la cohesión social al empoderar a los emprendedores locales.

» La relevancia de lo sindical en la construcción del tejido social

Los sindicatos desempeñan un papel crucial en la protección de los derechos de los trabajadores y la promoción de un entorno laboral justo. Representan una forma efectiva de negociación colectiva y defensa de los intereses de los empleados, particularmente cuando trabajan conjuntamente con la empresa protegiendo y preservando las fuentes de trabajo.

El Estado debe fomentar y proteger la existencia de sindicatos fuertes y autónomos. Esto implica legislar para garantizar que los trabajadores tengan el derecho de sindicalizarse y participar en actividades sindicales sin represión ni discriminación. Los sindicatos también pueden desempeñar un papel importante en la formación y capacitación de los trabajadores, lo que contribuye a aumentar su empleabilidad y movilidad laboral.

Mucho se puede decir sobre este tema, pero el centro de la discusión se basa en que la relación entre el trabajador y el Estado es una cuestión de importancia crítica en la sociedad actual.

Para avanzar hacia un futuro más equitativo y sostenible, es esencial que el Estado adopte un enfoque humanista que busque el bienestar de la sociedad en su conjunto. Esto implica programas para la distribución adecuada de los beneficios económicos, la promoción de la flexibilidad laboral para todos, el apoyo a las pymes, la protección de los derechos de los trabajadores y, lejos de repartir subsidios, entregar opciones sostenibles de empleo o de recursos sobre los cuales se pueda predicar un futuro productivo.

Un "Estado humanista" no sólo promoverá un entorno de trabajo más justo y seguro, sino que también contribuirá al desarrollo económico y a la cohesión social. La sociedad y el Estado deben trabajar juntos para construir un futuro en el que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de prosperar y alcanzar su máximo potencial.

Habrá que ver qué tan cerca está el “nuevo humanismo mexicano” de estos principios fundamentales.

Tiene una carrera de más de 30 años en áreas de Recursos Humanos en las industrias de consumo masivo, aviación y de servicios financieros. Hoy es Director de Capital Humano de Alpura. Es abogado con estudios de ciencia política y desarrollo humano en Cornell University, University of Notre Dame, University of Asia and the Pacific, Pontificia Universidad Javieriana y el ITESM. Es consultor, autor y profesor universitario.

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