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Capital Humano

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Salarios en la industria de la moda mejoran, pero queda mucha tela de dónde cortar

En las últimas dos décadas en las empresas comerciales de la industria de la moda se ha reducido de 69% a 28% el universo de personas que percibe un ingreso insuficiente.

Foto: Shutterstock

La industria de la moda, específicamente el sector comercial, muestra avances en las condiciones salariales de los trabajadores, pero “aún hay tela de dónde cortar”, indica la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP). Aunque en las últimas dos décadas se redujo la población trabajadora con un ingreso insuficiente, aún quedan más de 300,000 personas en esta condición.

De acuerdo con el reporte La precariedad puede pasar de moda, el tercero de una serie de investigaciones de las condiciones laborales en la industria del vestido y del calzado, se observa un cambio en la tendencia de precarización salarial en el sector. Entre 2003 y 2024 disminuyó de 69% a 28% el universo de personas con un salario de pobreza; es decir, que no alcanza para cubrir dos canastas básicas.

“Es una tendencia positiva, pero no es que ya todo esté bien. Hubo un crecimiento clarísimo de producción, de productividad y de ingresos en estas grandes empresas, y en cambio las remuneraciones habían bajado, una parte de esto tenía que ver con el outsourcing y eso ya no lo pueden hacer. Sí había tela de dónde cortar”, afirmó Rogelio Gómez Hermosillo, presidente ejecutivo de ACFP, durante la presentación de los resultados.

El sector comercial de la industria de la moda -en el que se centró el estudio- emplea al 7% de los trabajadores formales, y es el tercer subsector de las actividades en comercio con mayor número de personas empleadas.

Si bien en su conjunto hay un avance en la mejora salarial, los esfuerzos no fueron iguales por subsectores.  Las cadenas departamentales y de supermercados han conseguido la mayor reducción en su fuerza laboral con un salario de pobreza; en cambio, las tiendas de ropa y calzado tuvieron una disminución más moderada en las últimas dos décadas.

“En solo 3 años, un grupo importante de trabajadoras y trabajadores de estos grandes consorcios comerciales (tiendas departamentales y supermercados) no solo salió de salarios de pobreza, sino que la gran mayoría se desplazó a estratos salariales que corresponden con un salario digno”, indica la organización en su reporte.

La mejora de ingresos en las empresas comerciales de la industria de la moda es una oportunidad “para avanzar en la agenda a favor del trabajo digno en su conjunto”, señala ACFP.

“Un tema que nos debe llevar a mayores discusiones es cómo entender mejor las causas de las mejoras y de los rezagos, dónde están los problemas que explican esto”, apuntó Graciela Bensusán, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco.

A decir la especialista, parte de las mejores obedecen a cambios en la narrativa del sector empresarial, donde hay mayor consciencia del vínculo entre mejores condiciones laborales y salarios con la productividad y la rotación de personal, pero también se relacionan con un “contexto institucional mucho más exigente, con una mayor protección a los derechos de los trabajadores”.

La industria de la moda, según la investigación de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, gasta tres veces más en publicidad que en cuotas para la seguridad social, 11 veces más en comparación con la inversión en prestaciones sociales y 36 veces más que el reparto de utilidades (PTU).

La experiencia práctica: ¿Primero más salario o productividad?

Desde el sector empresarial, la mejora de salarios se encuentra en un círculo vicioso con el incremento de la productividad, como la incógnita de ‘el huevo o la gallina’, las empresas no suben las remuneraciones porque no hay un aumento en el desempeño, y los trabajadores no son más productivos porque no reciben un mejor pago, dijo Javier Arteaga, presidente de Supermercados Merco.

En la cadena de supermercados, compartió Javier Arteaga, decidieron convertirse en el “mejor supermercado para trabajar en México”, y eso incluyó una oferta salarial superior a la del resto de competidores, un ambiente organizacional sano y seguridad en el empleo.

“Hace 10 años cambiamos nuestra forma de pensar como empresarios y nuestros propósitos, nos convertimos en una empresa centrada en las personas; es decir, los colaboradores, los clientes, los proveedores y la comunidad, y no en los resultados. Esto no significa que no nos interese generar utilidades, sino que la generación de utilidades es parte del buen trabajo que se hace con las personas, en los colaboradores es el buen trabajo que se hace en la remuneración, capacitación y motivación”, expuso.

Como parte de este cambio, supermercados Merco realizó una inversión inicial para mejorar el sueldo de los empleados, “para ganar la motivación”, subrayó Javier Arteaga. La cadena hoy cuenta con una política con la cual el excedente de las metas de utilidad es usado para incrementar los salarios. Esta decisión les ha permitido tener una mayor productividad y una rotación más baja y una mejora en el servicio al cliente.

Periodista especializado en políticas laborales, indicadores de empleo, futuro del trabajo, desarrollo de carrera, recursos humanos y salud laboral. Actualmente es editor de Capital Humano.

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