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Salud mental en el deporte: las facturas de la presión y el trabajo exhaustivo
El agotamiento, las alteraciones en la alimentación o los trastornos mentales, como la ansiedad o depresión que llegan a experimentar los atletas, son una lección para el mundo del trabajo: la exigencia sin parar puede ocasionar problemas en la salud.
Entrenamientos exhaustivos, poco tiempo libre para distraerse, gran presión social, tal vez es la receta perfecta para un cuadro de ansiedad o depresión. Los deportistas viven esa película una y otra vez, ¿cómo se entrenan mentalmente para no colapsar?
Intentar un ejercicio, caer y volver a levantarse. Entrenar duro para ganar un pase a competencias internacionales y culminar la preparación en unos Juegos Olímpicos, la máxima contienda deportiva, la más preciada. ¿De qué está hecha la mentalidad de los deportistas para mantenerse en competencia?
Darse por vencidos no está en su vocabulario, al contrario, en muchas ocasiones han demostrado que la mente lleva al cuerpo a límites inimaginables. La mente es poderosa, pero ¿cuál es el entrenamiento que reciben para no ver mermada su salud mental?
Los deportistas no están exentos de sufrir afectaciones a la salud mental, no obstante, son tratados como si fueran de acero y, pese a todo, debieran continuar. Pero hay algunos que han alzado la voz, y la han convertido en una bandera de autocuidado que tiene un alcance extraordinario.
La gimnasta estadounidense Simone Biles hizo historia, pero no sólo por ser la deportista más laureada de todos los tiempos, sino por su valentía al decir abiertamente que “no estar bien, está bien”, y pese a lograr llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, decidir no participar.
La decisión de la gimnasta se debió a que “tenía que concentrarse en su salud mental”. No era la primera en tomar esta decisión, antes lo habían hecho Michael Phelps y Naomi Osaka.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) refiere que las exigencias físicas impuestas a los atletas, junto con lesiones físicas graves, la competencia por la selección y las preocupaciones sobre las transiciones profesionales se han relacionado con riesgos para la salud mental como la depresión y la ansiedad.
“A pesar de estas presiones, muchos atletas dudan en buscar apoyo de salud mental debido al estigma, agendas ocupadas, experiencias pasadas negativas al buscar tratamiento y una cultura de hipermasculinidad”, advierte.
La OIT señala que es notable que las federaciones deportivas en muchos países carecen de políticas específicas sobre las necesidades de salud mental de los atletas, se lee en el estudio Los deportistas profesionales y los principios y derechos fundamentales en el trabajo, realizado por el organismo internacional.
Alexander Gama, psicólogo deportivo, indica que entre las afectaciones en la salud mental que puede tener un deportista están los trastornos de sueño, alimenticios, ansiedad, estrés y agotamiento o burnout.
Expectativas personales vs sociales
Rafael Espinosa, psicoterapeuta especializado en el deporte, explica que a diferencia de los objetivos que traza la sociedad, como ganar; las expectativas de los atletas son más personales, mejorar su marca personal, el récord que impuso en su última competencia o llegar a una mejor posición.
Cuando los atletas confunden las metas profesionales con los objetivos sociales y mediáticos, se manifiestan los problemas. “Por eso es importante también manejar esa carga social para que no interfiera con la propuesta personal”.
“Es uno de los primeros pasos del entrenamiento psicológico, establecer objetivos viables, reales y alcanzables acorde al contexto del deportista y a sus facilidades o características”, advierte.
En ese sentido, agrego el especialista, el ojo público puede generar frustración porque no se ganó el primer lugar, pero internamente, el cuerpo técnico del deportista sí consigue justamente alcanzar la marca propuesta. “Por eso es importante también manejar esa carga social para que no interfiera con la propuesta personal”, comenta.
Rafael Espinosa destaca la importancia trabajar para que el deportista no se apropie de esa carga social. “Tratamos de cuidar con entrenamiento cognitivo, recordatorios, clases, los objetivos por los cuales se presentan en la competencia”.
Por otra parte, Alexander Gama comparte que el entrenamiento de los atletas no sólo debe limitarse en lo físico, también debe abarcar el enfoque y la atención para desarrollar estrategias de gestión de la emoción. “Porque ante una situación de competencia se genera cierto estrés al inicio, durante y al final. Entonces tenemos que aumentar los pensamientos positivos en los deportistas”.
Estas estrategias de gestión de las emociones son importantes porque el “factor público llega a ser determinante para el deportista”. En ese tenor, la psicología deportiva es clave para elevar la autoconfianza del atleta y su enfoque.
De acuerdo con una investigación publicada en la Revista británica de medicina deportiva (BJSM), hasta un 35% de los atletas de alto desempeño experimenta trastornos mentales tales como agotamiento, ansiedad, depresión, abuso en el consumo de alcohol y alteraciones alimenticias.
Es por ello que desde la psicología deportiva se trabaja el tema del autoconcepto, autoconfianza, quién es y hasta dónde se extiende su alcance, explica Alexander Gama.
En tanto, Rafael Espinosa comenta que la mayoría de los deportistas llevan un entrenamiento de alta exigencia desde pequeños, entonces están acostumbrados. “Cognitivamente tienen encendido casi todo el tiempo el sistema de alertas, que nos ayuda a dar nuestro mayor esfuerzo como seres humanos, que prepara el cuerpo justo para reaccionar ante amenazas y así se vive el deporte de alto rendimiento”.
En ese sentido, agrega que los atletas aprenden a manejar esa alta demanda, ese constante sistema de alertas. Pero es el mismo contexto deportivo de alto rendimiento lo que facilita que se presenten las crisis de salud mental.
El alto desempeño no está peleado con el descanso
El caso de Simone Biles, dice el psicoterapeuta, es emblemático porque muestra a los demás atletas que el alto rendimiento y estar siempre alerta no es la única forma de vivir.
“Ella pone la invitación a otros deportistas de valorarse, de conocerse a sí mismos para encontrar el equilibrio. Básicamente, ¿qué tan importante es conseguir este logro, ¿qué tanto estoy sacrificando de mi vida para conseguirlo?”, comenta Rafael Espinosa.
Simone Biles, Michael Phelps y Naomi Osaka decidieron inclinar la balanza hacia sí mismos y el autocuidado. “De aquí en adelante ya no estará tan fuerte el estigma de tomarse en cuenta a sí mismo o ponerse en primer lugar, y no a su carrera deportiva”, comenta.
Para Rafael Espinosa, es importante que también los deportistas tengan una vida personal, para mantener el equilibrio. “Constantemente se maneja el término de alto rendimiento humano, pero a mí me gusta más decir que hay que inculcar la mentalidad de esfuerzos inteligentes, que se refiere a saber cuándo hacer mi esfuerzo deportivo y exigirme al máximo y cuándo saber acceder a un tiempo de descanso, a un tiempo para reponer la energía”.
En el aspecto de bienestar mental, una de las lecciones de los deportes para el mundo del trabajo es la importancia de cuidar la vida personal, para mantener el equilibrio con las actividades profesionales.
La transición laboral de los deportistas
Alexander Gama explica que el deporte se convierte en el trabajo de los deportistas, muchos de ellos que vienen de historias complejas donde no se tiene nada y esta actividad les da todo.
Sin embargo, las carreras deportivas terminan muy pronto. "Lo que no hiciste antes de los 30 años, pues ya no lo hiciste porque se acabó la carrera".
Y esto, indica el especialista, también es un tema que genera frustración y estrés. Porque los deportistas dedican su vida y se jubilan pronto, pero tampoco se piensa en una actividad secundaria que permita vivir en esa etapa de su vida.
Por lo tanto, una parte importante dentro de esta preparación mental de los deportistas es la llamada carrera dual; es decir, tener una actividad extra al deporte, explica Rafael Espinosa.
“A veces son los estudios, a veces un oficio, trabajo, pero es importante que tengan un plan B, porque el deporte tiene un límite de tiempo. Por ejemplo, en la gimnasia, el promedio es de 17 años para estar en tus primeras o segundas olimpiadas”, comenta.
Un plan B se convierte una manera de manejar el estrés de no saber qué pasará cuando la carrera deportiva se acabe y de qué se vivirá cuando se dedicó todo el tiempo al deporte. Tener un proyecto de vida alterno es imperante para no desarrollar la ansiedad por el futuro.
Los deportistas paralímpicos, la lucha en el deporte y la vida
Para Rafael Espinosa los deportistas paralímpicos merecen un reconocimiento aparte, pues no sólo reman contracorriente por alcanzar un objetivo deportivo, sino que son personas que constantemente luchan con las complicaciones de vivir en un mundo que no está adaptado para ellos. “Ellos viven adaptándose a un contexto que no les favorece, y esa resiliencia es una característica bien importante para el deporte”, considera.
En México, curiosamente, hay más éxito en el medallero de los deportistas paralímpicos, su historia de vida les crea un tipo de mentalidad interesante, ellos tienen que hacer un doble esfuerzo, cuenta.
Para el psicoterapeuta, el manejo mental y la frustración que tenga el deportista tiene que ver en gran medida de su historia de vida.
“Por eso hay otro término que se llama entrenamiento invisible y ahí se cuida al deportista a ser consciente de todo lo que consume fuera del deporte, tanto en alimentación, como en series de televisión, como en lecturas, con quién convive, las pláticas que tiene. Todo eso también involucra mucho en cómo va a manejar la presión y la alta exigencia de la persona deportista”, comenta.