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Capital Humano

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Sindicatos minoritarios enfrentan largo camino para ganarle terreno al charrismo

La victoria de Ricardo Aldana para encabezar el sindicato petrolero no es una derrota para la reforma laboral, pero demuestra el gran desafío de las agrupaciones minoritarias y las disidencias para lograr una mayor representación, coinciden especialistas.

Foto: CuartoscuroFoto: Cuartoscuro

El triunfo de Ricardo Aldana para dirigir el sindicato petrolero ha decepcionado a quienes esperaban que la reforma laboral, por sí sola, expulsara a líderes corruptos. Pero, contrario a lo que señalan las afirmaciones agoreras, “esto apenas es el principio de un largo proceso hacia la democracia sindical”. Eso sí, se necesitará de una fuerte disidencia respaldada por otra serie de cambios legales, opinan especialistas.

Quienes dicen que las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo (LFT) de 2019 no sirvieron para nada porque ganó Aldana, “están juzgando a priori. La reforma laboral aún no termina de cuajar porque es muy profunda”, considera Enrique Larios, presidente del Colegio de Profesores de Derecho del Trabajo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Para mí la única salida es la del sindicato minoritario”, opina la diputada federal Susana Prieto Terrazas (Morena). “No hay otra forma de vencerlos que impulsando el sindicalismo minoritario, que sea libre, independiente y democrático”. Hay que fortalecer a las pequeñas organizaciones “para encarar a uno de la magnitud, por ejemplo, del sindicato de Pemex”.

En el caso de Pemex, existen dos organizaciones minoritarias y de no más de ocho años de creación, el Sindicato Petroleros de México (Petromex) y el Sindicato Nacional de las Empresas Productivas del Estado, Petróleos Mexicanos, Subsidiarias y Filiales (SNEPE-PM-SF).

El lunes, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STRM), creado en 1935, eligió a quien ocupará la secretaría general de su Comité Ejecutivo General. El priista Ricardo Aldana, involucrado en el Pemexgate y tesorero del anterior líder, Carlos Romero Deschamps, obtuvo la amplia mayoría. Con casi 45,000 votos, dejó muy lejos a la senadora Cecilia Sánchez, quien quedó en segundo lugar con 4,116 votos.

La gran relevancia de los comicios radica en diferentes puntos. Se trata del sindicato de una de las empresas más importantes del Estado para la economía del país, pero también en cuanto a soberanía energética.

Es uno de los más grandes, con más de 89,000 personas afiliadas, pero que nunca había elegido de manera directa a su dirigencia, los delegados seccionales, casi siempre afines a al comité nacional, eran quienes votaban. La reforma laboral les obligó a que el voto sea libre, directo y secreto.

La corrupción ha sido un sello de las administraciones sindicales, también del control de los gobiernos priistas. El actual comité directivo lo encabezaba Carlos Romero Deschamps, pero al ser investigado por lavado de dinero por la Fiscalía General de la República (FGR), decidió renunciar después de casi 30 años de tener el poder. Ricardo Aldana es el actual tesorero, cargo en el que también lleva años.

Y en este sindicato se estrenó el método de votación digital. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) creó el Sistema Remoto de Votación Laboral (Sirvolab), el cual puso a disposición del STPRM, para que las personas, previo registro, emitieran su voto desde un celular o computadora el mismo día.

Denuncias de intimidación

“La reforma a la LFT nos va conduciendo a la digitalización de los derechos laborales”, apunta el doctor en Derecho Enrique Larios. El sistema electrónico de votación, “sin precedentes”, es una gran herramienta, considera la diputada Susana Prieto, “los resultados son otra cosa porque los sindicatos blancos y los líderes charros llevan un paso adelante”.

La legisladora recibió denuncias de trabajadores a quienes “les pidieron que fueran a votar por ese candidato (Aldana) y tenían que mandar una captura de pantalla para demostrar el sentido de su voto. Era lógico que iba a ganar porque es el operador financiero” de Romero Deschamps.

“Recibí quejas de trabajadores directamente denunciando esto. Muchos medios entrevistaron a trabajadores, pero ellos estaban no instruidos, sino domesticados” para no señalar públicamente la intimidación, puntualiza la legisladora.

Según la STPS “las elecciones se caracterizaron por un alto porcentaje de participación. Un total de 63,700 trabajadores emitieron su voto, que corresponde al 88% de los trabajadores registrados en la plataforma Sirvolab, y un 73% del total de trabajadores sindicalizados”.

En este proceso, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) “recibió 191 inconformidades: 77 antes de la jornada electoral y 114 durante el desarrollo de la misma”, de acuerdo con el comunicado de la secretaría.

“En los siguientes días, el STPRM deberá solicitar al CFCRL la toma de nota de cambio de directiva”. El organismo analizará la solicitud y resolverá ese centenar de inconformidades. El fallo, calificando la elección, lo dará a conocer en un plazo no mayor a 10 días a partir de recibir la petición.

La piedra en el zapato

El escenario para cambiar de dirigencia estaba puesto, al menos en cuanto a lo que la ley respecta, dice Enrique Larios. “En los próximos días el CFCRL tendrá que resolver las impugnaciones y será otra prueba para la reforma laboral”.

Pero la amplia votación a favor de Aldana, según los resultados emitidos por el Comité Ejecutivo General, no es responsabilidad del gobierno federal. “Otras administraciones subestimaban a los trabajadores, creían que no podían pensar y eran manipulados por el jefe del Ejecutivo en turno, federal y estatales. Pero eso ha desaparecido”, destaca.

Sin embargo, considera, falta un largo camino por recorrer para que los trabajadores y las trabajadoras se alejen de una cultura en la que la corrupción de los líderes no es tan grave si su contrato colectivo de trabajo (CCT) les ofrece grandes beneficios. “Son procesos democráticos que los vemos incluso a nivel país”.

El personal de Pemex “tiene prestaciones inalcanzables para otros trabajadores y tuvieron miedo de perder todos esos privilegios”, dice Susana Prieto.

En 2019, la legisladora encabezó uno de los movimientos de huelga más grandes del país en las maquiladoras de Matamoros, Tamaulipas. De ahí surgió el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y de Servicios (SNITIS), el cual asesora legalmente.

“Los trabajadores de los grandes sindicatos del gobierno federal y de sus organismos descentralizados están realmente presionados, intimidados de perder sus prestaciones si emiten un voto de manera contraria a los charros”, apunta.

El próximo 2 de marzo la Comisión del Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados llevará a cabo un foro sobre las iniciativas que la legisladora ha propuesto en materia de sindicatos minoritarios. “En la ley dice que pueden existir, pero si no tienen derechos, no tiene caso”. Una de sus propuestas es para que los sindicatos con menos afiliados también puedan negociar el CCT.

Esas pequeñas organizaciones, “serán la piedra en el zapato de las grandes corporaciones, organizando a los trabajadores a nivel piso, informándoles y explicándoles a qué tienen derecho. Nos queda un camino muy largo de recorrer, pero con la información tendrán el poder para liberarse”.

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