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Sindicatos rechazan reforma laboral de Morena; advierten "control disfrazado"
En el segundo día de audiencias para la reforma laboral en la Cámara de Diputados, varias de las centrales sindicales más grandes del país advirtieron que la reforma podría traer una “oleada de amparos”.
Varias veces lo mencionaron: la democracia y libertad sindical que pretende establecer Morena, ya existe. En cambio, su iniciativa de reforma laboral podría estar disfrazando un control de las organizaciones gremiales, afirmaron representantes sindicales.
Todos se refirieron al proyecto legislativo de dicho partido, el de mayoría. La discusión giró en torno a esa propuesta de reforma y nadie mencionó la de otros partidos, como la del PRI, que en otros tiempos tenía entre sus afiliados a las grandes centrales de obreros.
Segundo día de audiencias públicas sobre la ley reglamentaria de la reforma laboral en la Cámara de Diputados. A la cita faltaron varios líderes y, en su lugar, mandaron a un representante. Algunos llevaron porra y otros más bien salieron aporreados.
Uno a uno fueron exponiendo sus quejas de la propuesta de Morena presentada en enero pasado. Los temas fueron derecho de asociación y negociación colectiva; voto secreto, democracia y transparencia sindical, y contratación colectiva.
Los ausentes
No llegó Carlos Aceves del Olmo, secretario general del comité nacional de la Confederación Nacional de Trabajadores (CTM). Faltó Joel Ayala, líder de la Federación Sindical de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), pero mandó a Ismael Cruz López.
Tampoco estuvo Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM).
Rafael Olivos Hernández suplió a Arturo Olivares Cerda, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Seguro Social (STSS), quien se salvó de una gritoniza.
Cuando Olivos Hernández hablaba sobre la importancia de los sindicatos para favorecer las condiciones de los trabajadores, Rafael Soto Cruz, enfermero despedido del IMSS, irrumpió con una pancarta que decía “espurio”.
Otros dos hombres lo acompañaron en su protesta y acallaron el discurso llamándolo “traidor”. El trío de manifestantes aseguró que su contrato fue rescindido por denunciar la corrupción en el Instituto y que el sindicato avaló esa injusticia.
Los entrometidos
Ángel Celorio Guevara, representante de la CTM, y Rodolfo González Guzmán, secretario general de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), advirtieron el peligro de “las listas negras” que fomenta esta iniciativa de reforma laboral.
Por ejemplo, para comprobar la titularidad, los representantes sindicales deberán presentar una lista de trabajadores que los reconocen como sus líderes. Los trabajadores que aparezcan ahí corren el riesgo de ser despedidos, explicaron.
Salvador Alcázar, de la Federación de Trabajadores de Jalisco, uno de los ponentes más críticos a la iniciativa, señaló que la constancia de representatividad, tal como la concibe Morena, es en realidad "un control disfrazado de los sindicatos".
No es que rechace la idea de demostrar la representatividad, se apresuró a aclarar. Pero no debe ser la autoridad quien "meta la mano" en los estatutos, sino los propios sindicatos. Para él, la reforma morenista ataca la vida sindical.
Es más, es una intromisión a la vida interna, remató Alejandro Velázquez, presidente del Sindicato de Empleados y Trabajadores, Agentes de Venta en Almacén, Tiendas de Autoservicio, Artesanías, Oficinas del Comercio Particular, Similares y Conexos.
Velázquez llamó a los legisladores a tomar en cuenta los convenios internacionales en materia laboral para formular la nueva legislación. Todos los sindicatos deberíamos estar exigiendo que lo hicieran, arengó.
Porque, a final de cuentas, los diputados ya han decidido qué hacer con la reforma laboral, sostuvo. “Aquí sólo hablamos de si el voto es libre y secreto, está bien”, pero eso ya existe, insistió.
Como está formulada la iniciativa es inconstitucional, advirtieron. Tarde o temprano alguien se inconformará y así comenzará una oleada de amparos, señalaron Alejandro Velázquez e Ismael Cruz de la FSTSE.
Usando un viejo tono de discurso sindical, modulando la voz como si le hablara a sus agremiados para convencerlos de la fraternidad, Ismael Cruz concluyó: “Sí a la rendición de cuentas, pero es responsabilidad únicamente de agremiados. Sí al voto secreto, sí a la paridad de género, sí libre contratación colectiva”.