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Capital Humano

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¿Tiene sentido mantener las oficinas?

En el marco de la pandemia quedó demostrado que la actividad remota puede ser efectiva en ciertas situaciones, sin embargo, es apremiante encontrar un equilibrio que funcione para cada empresa y sus empleados.

La pandemia de Covid-19 cambió el mundo del trabajo de formas que nadie podría haber previsto hace apenas unos años. A medida que las empresas se adaptan a las nuevas modalidades para trabajar, sus líderes se han preguntado si todavía es importante que los empleados pasen tiempo en la oficina.

Según un reciente artículo de Gallup titulado How Important Is Time in the Office?, desarrollado por Jim Harter (2023), la respuesta es clara: sí y el tiempo en la oficina sigue siendo relevante. Aunque la pandemia ha demostrado que el trabajo remoto puede ser altamente efectivo en ciertas circunstancias, también ha dejado en claro que un amplio sector de los colaboradores todavía requiere un espacio físico al que puedan acudir.

De hecho, de acuerdo con una encuesta realizada por Gallup, “el 32% de los empleados híbridos indica que las reuniones virtuales son menos efectivas que las reuniones en persona, en comparación con el 17 % que dice que las reuniones virtuales son más efectivas. Más de la mitad (51%) dice que no hubo diferencia”.

La encuesta efectuada con un panel de 17,700 participantes, también permitió identificar que los empleados que colaboran desde casa a tiempo completo podrían resultar menos comprometidos y productivos que los que trabajan en un entorno mixto o en la oficina todo el tiempo. Según Gallup, esto se debe en parte a la falta de interacción social y a la carencia de estructura que a menudo se asocia con la actividad laboral desde casa.

Sin embargo, esto no significa que las empresas deban volver a los viejos hábitos de trabajar en la oficina sin más ni más. En el marco de la pandemia quedó demostrado que la actividad remota puede ser efectiva en ciertas situaciones, y las empresas han descubierto que pueden reducir los costos al permitir que los empleados trabajen en dicha modalidad.

Ahora, es apremiante encontrar un equilibrio que funcione para cada empresa y sus empleados. Gallup señala que esto podría significar ofrecer horarios flexibles que le permitan a los empleados trabajar desde casa parte del tiempo, o incluso ofrecer opciones de trabajo a distancia a tiempo completo para aquéllos que lo deseen. También puede implicar asegurarse de que la oficina esté diseñada para fomentar la interacción social y la colaboración, para que las personas puedan aprovechar al máximo su tiempo en dicho entorno.

Es un hecho que lo anterior se relaciona con cambios en las ofertas de trabajo y las propuestas de valor al empleado. Se vuelve relevante incluir en ellas los temas de flexibilidad, colaboración remota, prácticas y políticas para el cuidado del bienestar. Un aspecto esencial será no obviar la presencia de un propósito claro para la colaboración a distancia, o bien, de la obligatoriedad presencial.

Videoconferencias y fatiga digital

Tras adoptar el trabajo remoto, primero como medida preventiva para reducir la propagación del Covid-19 y ahora como práctica cotidiana, ha surgido un nuevo problema: la fatiga digital causada por el excesivo tiempo que los trabajadores destinan a las videoconferencias.

La pandemia ha hecho que las videoconferencias sean una herramienta vital para el trabajo en equipo y la colaboración, pero también ha llevado a muchos empleados a pasar horas frente a la pantalla, lo que ha aumentado la fatiga digital. El término se refiere a la sensación de cansancio, agotamiento o estrés que experimentan las personas cuando utilizan dispositivos electrónicos durante largos períodos de tiempo.

La falta de contacto físico, la necesidad de estar frente a la cámara en todo momento, la falta de cambios de ambiente y el estrés de la interacción en línea son algunos de los factores que contribuyen a esta nueva forma de agotamiento.

Para combatirla, se recomienda que las personas tomen descansos regulares durante su jornada laboral, en la que puedan desconectarse de los dispositivos electrónicos. Además, es importante que las empresas fomenten la adopción de prácticas de trabajo saludables, como el establecimiento de horarios flexibles o la realización de reuniones en persona, siempre que sea posible.

Es necesario que en las empresas comprendamos que, aunque las videoconferencias son una herramienta útil, también pueden ser agotadoras y estresantes. Debemos buscar formas de encontrar un equilibrio saludable entre la interacción en línea y el trabajo presencial. Asimismo, es fundamental que los empleados tengan acceso a recursos y herramientas para combatir la fatiga digital y mantenerse saludables tanto física como mentalmente.

En próximas entregas comentaremos sobre la importancia de cuidar a quienes deben trabajar en modalidad 100% presencial, dadas las especificaciones de sus roles y responsabilidades en la organización. Es un grupo que merece toda nuestra consideración.

El mundo híbrido ha cambiado la forma en que trabajamos y las videoconferencias han demostrado ser una herramienta invaluable en esta era. Sin embargo, seamos conscientes de los riesgos asociados con la fatiga digital y trabajemos juntos para encontrar el balance saludable en la forma en cómo utilizamos la tecnología.

*El autor es Director General de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (@Amedirh)

Con más de 35 años de trayectoria, es experto senior en prácticas empresariales de cultura, liderazgo, diseño organizacional, talento, engagement y gestión del cambio. Articulista y conferencista.

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