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Trabajos peligrosos: Los 10 empleos con más accidentes laborales
Las actividades comerciales y las de almacenaje son de las que más nivel de incidentes registran al año. A decir de especialistas en salud laboral, aunque se ha avanzado en materia de prevención en las empresas, muchos trabajadores no siguen los protocolos establecidos.
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Trabajadores en actividades elementales o de apoyo (24,178 casos)
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Empleados de venta, despachadores y dependientes en comercio (16,669 casos)
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Trabajadores en control de almacén y bodega (14,638 casos)
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Barrenderos y trabajadores de limpieza, con excepción de hoteles y restaurantes (12,729 casos)
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Demostradores y promotores (12,456 casos)
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Cocineros (11,720 casos)
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Choferes vendedores (9,793 casos)
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Cargadores (8,773 casos)
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Conductores de camiones, camionetas y automóviles de carga (8,670 casos)
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Trabajadores de apoyo en la industria no clasificados (7,835 casos)
“No es de extrañarse que los perfiles comerciales tengan mucha incidencia, porque en una planta, los ambientes son ‘controlados’, la gente de seguridad hace evaluaciones de riesgos, pero los perfiles comerciales suelen estar en la calle donde no se puede controlar nada”, opina Javier Díaz, CEO de Medipraxi.
Para Eloisa Añorve, el hecho de que algunos trabajos que no son considerados de alto riesgo tengan un número importante de accidentes se relaciona con el “desorden” que puede presentarse en los entornos laborales al no tratarse de actividades percibidas como peligrosas.
Por sector económico, la industria de la transformación se ubica como la más riesgosa, con 95,728 accidentes de trabajo. La segunda posición es para el comercio, con 88,278 incidentes, seguido de los servicios para empresas, personas y hogares, que abarcaron 70,278 accidentes laborales, según los registros del IMSS.
A decir de Javier Diaz, hay un cierto avance en la promoción de , pero uno de los desafíos para la prevención de los riesgos de trabajo es que los empleados eviten actos inseguros y sigan las medidas establecidas.
“Un comentario que escucho muy recurrente es que se tiene capacitación en seguridad para los trabajadores, pero después de unas horas, se cansan de tener algún tipo de protección y es ahí donde ocurren accidentes”, apunta el especialista.
Aunque el volumen de casos no refleja la gravedad de los accidentes y no siempre se traduce en una pérdida importante de días laborales, dice Eloisa Añorve, la ausencia de un colaborador por estos riesgos afecta a las empresas. “En un negocio pequeño, si de dos trabajadores, uno se ausenta dos días por un accidente, el que se queda sólo no se da abasto”.
Trampas mentales en seguridad laboral
BTS consulting ha identificado que una de las barreras para alcanzar en los espacios de trabajo son las “trampas mentales”, son creencias o pensamientos de los empleados que determinan sus comportamientos en situaciones de seguridad.
“El reto siempre es trabajar la mentalidad en la gente para generar cambios en el comportamiento del día a día que ayuden a combatir este tipo de trampas”, expone Marco Sánchez Nahum, director de BTS México.
Algunas de estas trampas mentales derivan en accidentes graves, señala el especialista. Entre los pensamientos más comunes detectados por la firma, se encuentran:
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Complacencia. Se evidencia en pensamientos y frases como “llevamos mucho tiempo trabajando en esto y hemos avanzado mucho por lo que es difícil avanzar más”, “ya lo hacemos muy bien”, “voy a seguir haciendo las cosas como hasta ahora porque funcionó”.
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Evasión. Se refiere al recurso con que una persona busca no afrontar una dificultad, compromiso o peligro descargando la responsabilidad en las áreas especialistas. Algunos pensamientos que la caracterizan son: “La responsabilidad es cosa de otros (del área de seguridad, operaciones, etc.)” o “me preocupo por mi seguridad, no puedo hacer más por la seguridad de la compañía”.
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Cortoplacismo. Un mal acelerado por la tecnología muchas veces, se identifica en frases como “mi responsabilidad y la de mi equipo es cumplir los objetos de negocio propuestos por la compañía y la seguridad ocupa un segundo lugar” o “paso por alto algunos comportamientos inseguros cuando veo que la seguridad es un obstáculo para conseguir los resultados de negocio esperados”.
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Escepticismo. Se entiende como desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo. Y se ve en comentarios del estilo como “algunos accidentes son imposibles de prevenir”, “nadie puede esperar que no ocurra ningún accidente en el día a día” o bien cuando en las comunicaciones y acciones se transmite consciente o inconscientemente que es normal que ocurra algún incidente/accidente.
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Victimismo. Identificado en pensamientos como “da igual lo que haga, las cosas van a seguir igual y nada va a mejorar”, “mi trabajo y área de negocio no impactan a la seguridad” o “no tengo ni capacidad ni influencia para cambiar las cosas”.
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Crítica. También relacionado con la resistencia al cambio y una actitud contraria a la mejora y aprendizaje continuo. Se manifiesta en frases como “hay tantas cosas que cambiar que no sé ni por dónde empezar” o “cómo voy a dar yo el ejemplo si mi jefe y los que están por encima de él no lo hacen”.
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Control. Es la trampa mental relacionada con lo normativo y la responsabilidad puesta en el área fiscalizadora más que en la colaboración y atención consciente de todos los recursos. Se expresa en pensamientos como “sólo hago algo relacionado con la mejora de la seguridad si me lo piden” o “sólo demuestro comportamientos visibles si me están observando”.
“Las trampas mentales son contextuales, no nos definen como individuos, pero están determinadas por momentos que vivimos en lo profesional o incluso en lo personal, algo importante es que se contagian y cuando los líderes lanzan algún mensaje y este líder ha caído en una trampa mental, lo está compartiendo con su gente”, afirma Marco Sánchez.