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La Segunda División y su era más romántica

Cuando se extinguió la Segunda División, se llevó consigo recuerdos de gloria de algunos clubes, roces de trascendencia de muchos personajes que no alcanzaron a brillar en el máximo circuito y jugadas que encuentran sus límites en la memoria de sus localidades.

Cuando se extinguió la Segunda División del futbol mexicano, se llevó consigo recuerdos de gloria de algunos clubes, roces de trascendencia de muchos personajes que no alcanzaron a brillar en el máximo circuito y grandes jugadas que encuentran sus límites en la memoria de sus localidades.

La Segunda tiene clubes de primera , se leía en un diario deportivo de Guadalajara y cómo no pensarlo así, si su club ahora extinto llevaba impreso en el nombre su valor: Club Deportivo Oro.

Y pese a que para los dirigentes de la Federación Mexicana de Futbol, el cambio de la Segunda División a Primera A y más tarde Liga de Ascenso hace 17 años sólo fue una transformación para aminorar la distancia de calidad entre la primera categoría y el ascenso.

Para clubes como el Deportivo Oro, Atletas Campesinos de Querétaro o Jabatos de Nuevo León, por mencionar algunos, la desaparición de la Liga también esfumaba parte de su historia o los obligaba a vivir una metamorfosis con otro club.

Esa es la historia de los Atletas Campesinos. El club ahora sobrevive en la Tercera División y atesora los recuerdos cuando formaba parte de la Segunda y contaba entre sus filas a leyendas como La Tota Carbajal o Leonardo Cuéllar.

A nivel nacional ahora el nombre de Atletas Campesinos está más relacionado con un grupo de ska que con el equipo de futbol que milita en la última división profesional del futbol mexicano.

En cambio, Jabatos no pereció por completo en sus deseos de pertenecer a la Primera División. Una conversión obligada los hace llamar ahora Tigres UANL, pero la Segunda guarda entre sus años de existencia el único ascenso en su historia con aquel nombre: Jabatos de Nuevo León, campeón 1965-1966.

Sólo algunos regiomontanos recuerdan que la final se jugó en un partido extra tras dos duelos que finalizaron empate, Tampico no fue un rival fácil. La salvación llegó gracias a los grandes dotes del arquero Cabrito Rodríguez que sólo tenía la experiencia del futbol amateur y al que se le auguraba un gran futuro, que nunca llegó.

La Segunda División está extinta pero la esencia quedó impresa en una frase de Rodolfo González, periodista del rotativo El Norte (1960): En el futbol de Segunda División hay menos nombres, menos figuras que en Primera. Pero a ratos tiene más verdad. Y la verdad en el futbol siempre es emoción.

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