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Paralímpicos: lucha entre lesiones de guerra y salud pública

El origen de los Juegos fue para los veteranos de la Segunda Guerra Mundial, pero con los años, también ha abierto puertas a atletas de regiones con desnutrición, pobreza y otros factores que propician discapacidades.

Tokyo 2020 Paralympic Games - SwimmingREUTERS, X02784

La nadadora mexicana Patricia Valle cerró su trayectoria en los Juegos Paralímpicos con un sexto lugar en Tokio 2020. Tiene 52 años y participó en siete ediciones (desde Atlanta 1996), en las que ganó cuatro oros, una plata y seis bronces.

Su legado es uno de los más enaltecedores en la historia de México, más aún al ver que su historia como paratleta empezó a sus 25 años tras las secuelas que le dejó la poliomelitis, una enfermedad que tiene como causa el consumo de alimentos y bebidas contaminadas.

Otros atletas mexicanos que se han visto afectados por este padecimiento son Saúl Mendoza, ganador de seis medallas (dos oros) entre Seúl 1988 y Atenas 2004 en atletismo, así como Jesús Castillo, medallista en levantamiento de peso en Río 2016. Estos últimos vivieron con la polio desde su infancia temprana, sufriendo severas repercusiones en sus extremidades y músculos.

“Como bien existe la obesidad en México, también existe la malnutrición. Hay muchas zonas marginadas que no tienen acceso a la alimentación básica y eso te afecta desde la etapa prenatal, desde el embarazo si la mujer no tiene acceso a los nutrientes necesarios, eso está demostrado y puede traer consecuencias como partos prematuros, productos con bajo peso o malformaciones congénitas”, explica a El Economista el nutriólogo Otoniel Kury, colaborador del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) desde hace 13 años.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud en México, el último caso de polio se dio en 1990 en Jalisco, luego de intensas jornadas de vacunación con más de ocho millones de dosis anuales. Sin embargo, persisten casos de personas nacidas antes de ese año, como los paratletas Saúl Mendoza y Jesús Castillo.

La pobreza es un contexto en México del que los paratletas no están exentos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el país aumentó su porcentaje de población en pobreza de 41.9 a 43.9, mientras que los de pobreza extrema pasaron de 7 a 8.5%, lo que propicia un ambiente en el que, “en lo que menos piensa la persona, es en hacer deporte”, resalta el académico en Organización Deportiva de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Juan Ramón Piña.

“En México pareciera una constante ser de bajos recursos y buscar abrirse camino en la vida a través del deporte, muy pocos adinerados han llegado a figurar en la élite deportiva mundial. La mayoría de nuestros atletas, convencionales o de capacidades diferentes, se mantienen en el deporte porque, bien que mal, ha habido recursos para los de muy alto nivel y eso se vuelve un modo de vida”, agrega.

En cambio, en países desarrollados de Europa o en Estados Unidos los atletas son paralímpicos a causa de accidentes o conflictos de guerra, o en Medio Oriente, también porque perdieron una extremidad a causa de un conflicto bélico. Un ejemplo es la ex integrante de la marina estadounidense, Shawn Morelli, medallista de oro en Tokio en ciclismo.

De acuerdo con el Dr. Francisco Navarro, director del Hospital General de México en 2011, “en países africanos y algunos latinoamericanos las enfermedades que predominan son las infectocontagiosas”, generadas en un ambiente de mala salud pública y pobreza. La Organización Mundial de la Salud (OMS) agrega que las enfermedades diarreicas, cerebrovasculares, la tuberculosis, la malaria y los trastornos neonatales están en el top 10 de padecimientos que cobran más muertes en países de bajos ingresos.

La medallista de bronce en Tokio, Rosa María Guerrero (lanzamiento de disco), perdió la movilidad de la cintura para abajo debido a una enfermedad bacteriana; la multicampeona Amalia Pérez (levantamiento de peso) nació con artrogriposis congénita; el medallista en natación, Arnulfo Castorena, también nació con un mal congénito en el pulmón que le impidió el desarrollo óptimo de sus extremidades, además de desarrollarse en un ambiente de pobreza y violencia familiar.

“Yo veía cómo mi familia se drogaba y yo decía ‘si ellos lo hacen ¿por qué yo no? quiero saber qué se siente quiero olvidarlo todo’, pero gracias a Dios no se me dio eso”, le contó a El Heraldo de México.

Este tipo de condiciones sociales y culturales, aunque no sean la causa del nacimiento con una discapacidad, sí son un factor que impide un correcto tratamiento y desarrollo. Arnulfo Castorena es una excepción porque buscó con su propio impulso destacar a través del deporte.

“Hay que tener en cuenta que uno de los factores clave en la aparición de una discapacidad es, además de los traumas, la enfermedad. Cuando no se curan bien o no hay una rehabilitación correcta, derivan en discapacidad, y en los hogares más pobres estas condiciones no se cumplen. Por eso es tan importante una sanidad pública para todos”, mencionó al respecto el sociólogo español, Carlos Pereda, a El País.

Aunado a esto, se encuentran también los malos hábitos alimenticios en México, explica a este diario el nutriólogo Otoniel Kury: “En las madres mexicanas existe una deficiencia de hierro, que provee de nutrientes al bebé durante el embarazo. Se encuentra en las carnes rojas y vegetales de hoja verde, pero en la dieta del mexicano estamos muy deficientes en ese tipo de nutrientes”.

“El ácido fólico también es importante para la formación del tubo neural en las primeras semanas, ya que en el primer trimestre se forma el cerebro. Así nacen algunos niños con malformaciones, síndromes o enfermedades que los incapacitan en sus actividades. Los atletas paralímpicos han demostrado que salen adelante y eso es de aplaudirse, pero algunos casos, no podemos generalizar, sí tienen que ver mucho con la alimentación, pues (en México) nos afecta tanto la obesidad como el extremo opuesto: la malnutrición”.

El académico de la UANL también señala: “Sí existe una relación entre pobreza y discapacidad, propiciada por falta de educación o de atención sanitaria pública, lo que quizá no se acentúe en países desarrollados y entonces sus deportistas discapacitados presenten esta condición más por lesiones o accidentes de trabajo, que entre ellos pudieran estar las actividades militares; lisiados, por ejemplo”.

-¿Cómo han evolucionado los Juegos Paralímpicos en el sentido de que al principio solo eran veteranos de guerra?

“En cierta forma por eso se crearon los Juegos que dieron pie a los Paralímpicos, para motivar a ex soldados lisiados de la Segunda Guerra Mundial. Después fueron surgiendo eventos que integraron a grupos de diferentes discapacidades, hasta que los organismos se unificaron, asentaron criterios de clasificación de las discapacidades y eligieron los deportes y eventos en los que habría que competir. Por lo demás, igual que en el deporte convencional, se presenta un derroche de talento y de notoria presencia de ciencia y tecnología”, concluye el catedrático universitario.

fredi.figueroa@eleconomista.mx

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