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Economía

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Claves para entender el desplome de los mercados

Una de las principales características del crac bursátil es el efecto de pánico que genera en los inversionistas quienes buscan vender al mismo tiempo acciones, creando así una espiral infernal .

El crac bursátil, cuyo espectro planeó los últimos días tras la degradación de la nota de Estados Unidos por la agencia Standard and Poor's, es una baja súbita y precipitada de las acciones que afecta a una bolsa o a varias de ellas.

Una de sus principales características es el efecto de pánico que hace que todos los inversionistas quieran vender al mismo tiempo, creando así una espiral infernal.

No hay una definición económica precisa de crac, pero en la práctica, esta expresión se aplica a una caída de más del 20% de las cotizaciones en unos días.

La decisión de la agencia de calificación Standard and Poor's de reducir la nota de Estados Unidos de la prestigiosa "AAA" a "AA+" con una perspectiva negativa ha sido la mecha que ha propagado el fuego en los mercados.

 

Aunque los mercados asiáticos han caído en los últimos dos días, el temido crac parecía evitarse en los mercados bursátiles europeos pese a las fuertes pérdidas.

La amenaza parecía más importante después de que la mayoría de las Bolsas europeas registraran fuertes bajas la semana pasada: 13% en Fráncfort, cerca del 11% en París y cerca del 10% en Londres. El Dow Jones perdió el 5,75%, en su peor semana desde el último crac bursátil de 2008.

Este último episodio, que vio perder del 30% al 50% a los principales índices entre enero y octubre, era consecuencia de la crisis de las "subprimes" (créditos hipotecarios de alto riesgo) en Estados Unidos, cuyos efectos todavía se hacen sentir en 2011 con la crisis de las deudas soberanas.

Los parqués financieros mundiales registraron dos cracs que marcaron el siglo XX, en 1929 y 1987, con consecuencias muy diferentes.

La actividad se recuperó rápidamente después del crac de octubre de 1987, mientras que la Gran Depresión de 1929 se tradujo en varios años de recesión económica, desempleo y miseria que desembocaron en la II Guerra Mundial.

El desplome de los mercados bursátiles en octubre de 1929 tuvo lugar tras la explosión de una burbuja especulativa que llevó a millones de estadounidenses a comprar acciones a través de fondos de inversión, los "trust funds" que se hundieron unos tras otros.

El lunes 28 de octubre de 1929, el índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York se desplomaba un 13%, con una nueva caída de 12% al día siguiente ("el martes negro"). A fines de noviembre, había perdido la mitad de su valor y siguió cayendo en los meses siguientes.

Habrá que esperar al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, para que la economía empiece a crecer de nuevo de manera sostenida, hasta las turbulencias de los años 1970 y el nuevo crac de 1987.

Ese año, el 19 de octubre, otra vez un lunes, el índice Dow Jones de Wall Street se hundió 23% en una sola sesión, la mayor registrada en esta bolsa en toda su historia. La mayoría de los mercados mundiales siguió sus pasos.

Pero este crac, agravado por problemas de tratamiento informático de los pedidos, no se volvió a producir. Los índices rebotaron rápidamente y dos años más tarde el Dow Jones recuperaba sus niveles anteriores al derrumbe.

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Más recientemente, las bolsas mundiales atravesaron momentos difíciles en 1997 durante la crisis asiática, en 1998 durante el hundimiento del fondo especulativo LTCM tras los pasos de la crisis rusa, en 2000 durante la explosión de la burbuja Internet y en 2001 tras los ataques terroristas en Estados Unidos, pero sin que estas caídas se prolongaran en el tiempo.

RDS

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